Pobres niños ricos
Primero y fundamental, no entiendo muy bien qué hace la Unicef alertando del (supuesto) problema de la pobreza infantil en el antiguamente llamado Primer Mundo. Uno pensaría que puestos a establecer prioridades, y teniendo en cuenta los millones de niños que en países del Tercer Mundo llevan vidas verdaderamente arrastradas y tienen una esperanza de vida ridículamente baja, la preocupación por los niños en el Primer Mundo ocuparía un lugar tan bajo en la lista que ni siquiera se le dedicarían recursos. Pues no. En realidad, Unicef no hace más que repetir la pauta de otras organizaciones de la ONU, como, por ejemplo, la OMS (empeñada en luchar contra “killers” como el tabaco o la obesidad, en lugar de centrar todos sus esfuerzos en la malnutrición, las malas condiciones higiénicas y sanitarias de lugares como el África negra).
Segundo, se me puede haber escapado, pero en todo el texto no se dice qué se entiende por niños. En las informaciones de prensa se hablaba de menores de edad. Si es así, estaríamos hablando de niños hasta los 17 años. Pobres pequeños.
Tercero, la definición de la pobreza es una de las más discutidas en las ciencias sociales y la que ellos utilizan resulta perfectamente prescindible, sobre todo para comparar países. Ellos optan por una medida bastante al uso: son pobres los “niños” cuyos ingresos se sitúan por debajo del 50% de la media de ingresos del país. Obviamente, se trata, por tanto, de una medida de desigualdad, que significará cosas muy distintas según el país del que se trate.
Los autores vienen a reconocer las dificultades de su medida, pero creen que no invalidan el uso de la definición. Yo creo que sí. ¿Tiene algún sentido decir que la tasa de pobreza infantil es menor en la República Checa que en Alemania? ¿Y decir que Polonia la tiene menor que Japón? ¿Y que en México es apenas superior a la de Estados Unidos? Eso en términos comparativos. En términos diacrónicos, ¿tiene algún sentido decir que la tasa de pobreza no ha variado en Irlanda en los últimos diez años, con el enorme crecimiento de la renta per cápita que se ha dado en dicho país? Los mismos autores no tienen más remedio que reconocer (pero vean cómo lo hacen) que en Irlanda “la pobreza infantil se ha reducido de alguna manera” (p. 7; mi cursiva).
Tan sólo un dato más sobre lo problemático de la comparación. Medida en dólares con el criterio de Paridades de Poder de Compra (PPC), el PIB per cápita de EEUU (entre los países verdaderamente ricos, el más desigual) en el año 2003 era de 37.561 dólares, mientras que el de Finlandia (uno de los ejemplos preferidos de los igualitaristas LINK) era de 27.522, es decir, un 73% del americano (cálculos propios con datos de la OCDE, disponibles en Source OECD). Lo cual quiere decir que el niño finés con ingresos por debajo del 50% de la renta per cápita finlandesa es como si viviera por debajo del 36,6% de la renta per cápita americana. (Un análisis que compara al sueco medio con el "pobre" americano medio, aquí.)
Cuarto, su definición de pobreza, que es una medida de desigualdad, es totalmente estática. No tiene en cuenta la movilidad que pueda darse entre los distintos tramos de ingreso. No es lo mismo que en el tramo inferior de ingresos estén año tras año las mismas personas que el que se produzca una rotación. En realidad, la movilidad de un tramo de ingresos a otro, tanto ascendente como descendente, tal y como se mide en las encuestas que sirven de base para estudios como el de Unicef, puede ser bastante amplia. Como muestra, un botón. En España, según el Panel de Hogares (en la página web del INE), de los adultos que estaban en el primer decil por ingresos medios en el año 2001 (es decir, los más “pobres”) sólo un 35% ocupaba el mismo decil en 1994, y casi un 15% procedía de deciles superiores al quinto. De hecho, los porcentajes de quienes habían permanecido en el mismo decil tan sólo eran mínimamente notables para el primero (35%) y el décimo (53%), pues para los intermedios, los porcentajes de permanencia apenas rebasaban el 20% y, en varios casos, ni siquiera el 12%.
Quinto, el sesgo político del informe parece claro. Estando preocupados por entender en qué condiciones se reduce la pobreza infantil, comparan dos de los casos de éxito en los años noventa, EEUU y Noruega. Lean ustedes la comparación (pp. 17-20) y comprobarán que a los autores les resulta imposible reflejar la evolución favorable en el país norteamericano sin ponerle unos cuantos peros. Eso sí, la reducción en Noruega se produjo “durante un clima económico desfavorable [no ofrecen ni un solo dato al respecto] y en un país donde la tasa ... era ya una de las más bajas del mundo”. En realidad, el texto acaba centrándose en lo bueno que es el gasto público para reducir los niveles de pobreza de los niños. Curioso.
Por último, me gustaría mencionar la confusión y, a mi juicio, la falta de rigor en la presentación de los datos, así como lo difícil de entender de algunos argumentos (quizá por una traducción apresurada). Los países que aparecen en los distintos cuadros o gráficos no son siempre los mismos. España, por ejemplo, desaparece de casi todos, salvo de los dos primeros. Los años de referencia de los datos tienden a estar cercanos, pero en ocasiones se separan tanto de lo normal que es dudoso que hubiera que haber incluido los datos de algún país. El último dato de los distintos países suele ser de 1999 ó 2000 (pero no aclaran qué fecha corresponde a cada país), pero en el caso de España es de 1995. Teniendo en cuenta que el dato primero, con el que se compara es de 1991 ó 1992, el periodo considerado para España sería de 3 ó 4 años, frente a unos 7 ó 9 para bastantes otros países.
Al analizar las causas de la pobreza, tras mucha retórica sobre la multicausalidad del fenómeno, al final se explayan en la importancia del gasto público. De hecho, el único gráfico (p. 23) en el que se relacionan las posibles variables explicativas con el nivel de pobreza incluye como variable independiente el nivel de gasto público en determinadas prestaciones sociales (no todas). Por supuesto, nada de informarnos de la fuerza de la correlación ni de la significación estadística de aquélla.
Como muestra de argumentación ininteligible, vean ésta: “...eso no quiere decir que una línea de la pobreza relativa solo [sic] mide la desigualdad. Si los ingresos por encima de la media aumentan, pero aquellos [sic] por debajo de esta [sic] no experimentan este hecho, aumentará la desigualdad; pero la media–y por lo tanto la tasa de pobreza relativa–no cambiaría”. La gallina, claro.
La verdad, no sé si críticas como la que, algo apresuradamente, acabo de escribir sirve para algo. El consenso en el mundo académico, el establishment burocrático internacional y las clases políticas nacionales sobre la definición de problemas como el de la pobreza es amplísimo. Y encima cuenta con toda la financiación del mundo para expandirse aún más. A veces pienso que es más fácil, y rinde más, limitarse a la fina ironía o a la broma, como hace magistralmente Agados. Y a otra cosa.
6 Comments:
Como que no sirve de nada lo que escribes!
Cuando pretenda argumentar contra quienes pertenecen al "establishment" sacaré tu artículo y les haré un par de cuentas.
By Luis I. Gómez, at 3/03/2005 10:13 a. m.
Hombre, es normal que los niños tengan menos ingresos, puesto que no les está permitido trabajar.
De ello deduzco que en Escandinavia explotan laboralmente a los niños, de ahí que tengan ingresos.
iii Hay que denunciarlo !!!
En fin, puestos a razonar sin entender... i cuanta demagogia !
By Fernando a.k.a. De Ferre, at 3/03/2005 5:34 p. m.
Muy bueno. Muchas gracias.
By José García Palacios, at 3/05/2005 4:23 a. m.
sea lo que sea ahy que luchar contra la pobreza, y sobre **** los niños de la calle son lo mas importante por que ahy es donde esta el futuro del pais! soy de venezuela Y CHAVEZ EN VEZ DE HABLAR TANTA PENDEJADA DEBERIA DE HACER ALGO POR ELLOS, EN VEZ DE PREOCUPARSE POR EL!
By Anónimo, at 1/24/2006 12:32 a. m.
¿Qué los niños tienen ingresos inferiores al no se cuantos por ciento de la media?
Yo tenía entendido que, al menos en los países del Primer Mundo, los niños los mantenían sus padres. O sea, que no tienen ingresos.
By Anónimo, at 1/27/2006 11:33 p. m.
Creo que te equivocas, resulta que la pobreza relativa si se puede medir con respecto al % del PIB. Mientras la evolución de esta variable en el tiempo es más discutible, pierdes de vista que el ajuste por poder adquisitivo ya tiene en cuenta las diferencias en los niveles de precios y tipo de cambio entre países. De hecho, el cálculo de la pobreza relativa permite incluir en la pobreza la percepción de pobre respecto a la media. Por otro lado, si UNICEF no aprende de qué pasa en los países desarrollados tampoco es bueno y tiene ventajas para realizar informes globales.
By Joan Oriol, at 8/20/2006 2:25 a. m.
Publicar un comentario
<< Home