Quizá debería retirar ese televisor del cuarto de su hijo
Lo que ocurre es que, con la instantánea fija que nos proporciona una encuesta o una medida tomada en un solo momento, no podemos decir mucho de la causalidad de la relación. Esto es, no sabemos si el rendimiento escolar ha caído porque el chico ve más televisión o si, siendo un escolar de rendimiento bajo (y viviendo en una familia con padres complacientes) ha conseguido que sus padres le pongan una TV en su habitación para que esté feliz y contento, o, simplemente, ve más televisión independientemente del cuarto en que esté el aparato. Igualmente, puede ocurrir que los buenos estudiantes se distraigan menos con la televisión pues encuentren más satisfacción en el estudio y en las tareas escolares.
Acaba de publicarse un estudio en el que el problema de la dirección de la causalidad se mitiga mucho, pues se mide el rendimiento escolar a largo plazo teniendo en cuenta la cantidad de televisión que se ve cuando se es un niño, y se tienen en cuenta varios factores que pueden influir. Los autores concluyen (mi traducción):
"Los resultados ... indican que un mayor tiempo gastado viendo televisión durante la niñez y la adolescencia se asocia con un menor nivel educativo en la primera edad adulta [lo miden a los 26 años]. Estos efectos son independientes de la inteligencia, el status socioeconómico familiar y los problemas de conducta durante la niñez."
El perjuicio no es muy grande, pero sí apreciable (y estadísticamente significativo). Los autores recuerdan la cantidad de estudios que muestran una asociación negativa entre la cantidad de televisión que ven los niños y su rendimiento escolar, y, con bastante sensatez, argumentan que "sea o no sea un visionado excesivo de televisión causa directa de un rendimiento escolar pobre, los hallazgos [de esos estudios] indican que es improbable que la mayor parte del visionado de televisión tenga efectos educativos beneficiosos". Quizá hay programas o maneras de ver la televisión que sí los tienen, pero lo que parece claro es que una dieta genérica de abundante televisión no va a ayudar demasiado.
Traigo a colación no sólo este estudio longitudinal con esos sensatos comentarios, sino los estudios acerca de la relación entre la TV en el cuarto del niño y su rendimiento escolar porque estos últimos muestran que los padres tienen una herramienta de fácil uso para minimizar el consumo excesivo y no selectivo (ni controlado) de televisión que pueden hacer sus hijos: impedirles que tengan una televisión en su cuarto. Es así de sencillo. No requiere cualificaciones especiales, tan sólo resistirse a un mínimo de "presión social" y a la (posible) murga del crío (quiero, quiero, quiero; otros niños la tienen, etc.). Hasta ahora, no parece que los padres estén por este mínimo de ejercicio de responsabilidad pues el porcentaje de niños con TV en su cuarto no ha dejado de crecer en los últimos tiempos (no tengo las estadísticas a mano, pero es así, créanme).
De modo que ya lo saben, luego no vayan buscando responsables en los demás, habiendo eludido una carga tan fácil de llevar. Salvatierra de Barros, mi comentarista más fiel, podrá ilustrarles mejor al respecto.
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(1) Hay que tener en cuenta que la relación entre TV en el cuarto del hijo y asignaturas suspensas no se da en primaria.
1 Comments:
Hola Wonka
Muy interesante tu entrada, creo que estamos en presencia de un enemigo muy poderoso, por la capacidad que tiene de encubrir sus efectos. Te escribo desde Argentina, y nuestro sistema educativo está atravesando una decadencia severa, y creo que uno de los enemigos a controlar es precisamente el aparato de TV.
Espero que puedas llegar a mucha gente con tu mensaje, y te invito a visitar uno de mis blogs, referido al tema http://televisionyescuela.blogspot.com
Un abrazo
Alberto
Pd: si lo consideras oportuno, podríamos intercambiar links
By Alberto, at 8/07/2008 4:00 a. m.
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