¿Tanta violencia contra los profesores? (II)
No hay un 73% de profesores gravemente estresados
A continuación comenta el estudio una pregunta de la que se extraen conclusiones apresuradísimas. La pregunta, aparentemente, es ésta: “¿En qué grado te preocupan o son fuentes de preocupación y de tensión las siguientes situaciones que se pueden dar en su trabajo?” Se enumeran las situaciones (indefensión frente a la violencia en las aulas, faltas de respeto de los alumnos, etc.) y se pide al profesor que responda: mucho, bastante, algo, muy poco o nada. Pero que responda "mucho, bastante o poco", ¿a qué? ¿A la medida en que a él / ella personalmente le preocupan esas situaciones o a la medida en que son fuente de preocupación? Para mí es una pregunta muy ambigua, y no sólo porque, en realidad, son dos preguntas en una. “En qué grado te preocupan” puede querer decir que cuando se dan esas situaciones le preocupan mucho, bastante, etc. o que esas situaciones se dan con tanta (o tan poca frecuencia) que le preocupan mucho, bastante, etc. Lo mismo vale para la expresión “en qué grado son fuente de preocupación”, que puede significar “de todas las preocupaciones que tengo / tenemos, la mayor / menor parte se la llevan esas situaciones” o “esas situaciones son tan frecuentes que son fuente continua de preocupación”. ¿A cuál de esas cuatro opciones están respondiendo los profesores?
Con tanta ambigüedad, a mí me parece precipitado extraer una conclusión como la siguiente del dato de que un 73% de los profesores responde mucho o bastante a esa pregunta formulada sobre “la indefensión frente a la violencia en las aulas”: “3 de cada 4 profesores ... están gravemente estresados por la indefensión procedente de la violencia en las aulas”. ¿Gravemente estresados? ¿Dónde dicen los profesores que lo estén? No lo dicen. También parece exagerado y poco fundamentado en los datos decir que “un 54% señalan estar muy afectados por las presiones y coacciones procedentes de los padres de alumnos”. No es eso lo que les han preguntado.
No sabemos mucho de la frecuencia de la violencia, y en ésta caben cosas muy distintas
En el estudio se entienden como comportamientos violentos desde las agresiones verbales hasta las físicas, pasando por amenazas, robos, ninguneos, destrozos de material... Es dudoso que el ninguneo o el rechazo social de unos niños a otros quepa calificarlo como acto de violencia, pero, en cualquier caso, lo que no parece del todo correcto es tratar todos los tipos de violencia como si fueran algo “sumable”. Se dice, por ejemplo, un “90% de los centros afectados por actos de violencia”. Y no es incierto, pero sugiere un ambiente generalizado de violencia que no se corresponde con la pregunta de la que se extrae esa afirmación. En ella, parece, se plantea al profesor si ha presenciado alguno de los distintos tipos de violencia en su centro. No está claro el periodo de tiempo por el que se pregunta (último mes, último año, todo el tiempo que lleva en el centro), por lo cual no podemos saber nada de si los comportamientos violentos son más o menos frecuentes. En cualquier caso, me temo que ese 90% lo explica, sobre todo, el 90% que ha presenciado “agresiones verbales”. Lo que me extraña es que haya un 10% que no ha presenciado nunca una “agresión verbal”. Por cierto, ¿qué se entiende, y qué entienden los que contestan, por “agresión verbal”? ¿Un insulto, un mote, un piropo, una palabra malsonante?
Sumar las peras de la violencia física con las manzanas de la violencia verbal es especialmente problemático en la siguiente pregunta, de redacción algo tortuosa: “En tu experiencia laboral, ¿te ocurre ser víctima de violencia física o verbal por parte de los que te rodean...?” A lo que se responde con una indicación de frecuencia: no, muy rara vez, algunas veces, etc. Es la pregunta a partir de la cual se obtienen afirmaciones como ésta: “más de la mitad de los profesores (54%) manifiestan sufrir violencia física o verbal en su trabajo”. Afirmación que, por cierto, se han encargado de repetir hasta la saciedad los periódicos del día. Las opciones de respuesta de la pregunta no son del todo coherentes: “no”, “sí, muy rara vez”, “sí, algunas veces”, “sí, varias veces al mes”, “sí, varias veces a la semana”, “sí, casi a diario”. Las dos primeras opciones, ¿a qué lapso de tiempo se refieren? ¿Al último año? ¿Al último semestre? ¿A toda la vida laboral del encuestado? Lo único que está claro es que esas opciones implican haber sido “víctima de violencia” con una frecuencia inferior a “varias veces al mes”, pero no sabemos mucho más.
Sumar todos los “síes” (desde “sí, muy rara vez” a “sí, casi a diario”) para afirmar que un 54% manifiesta sufrir violencia en su trabajo, como si fuera algo cotidiano, me parece, por lo anterior, muy poco adecuado. Interpretar “sí, algunas veces” como estar expuestos frecuentemente a la violencia (página 48) es bastante aventurado.
No entro en las proyecciones al universo de la población de profesores de enseñanza pública de Madrid, y de toda España, que se basan en esta pregunta. Simplemente, me parece que, dado lo problemático de esta pregunta, esas proyecciones hay que hacerlas con suma cautela, y no con la alegría con que se hace en el estudio. Por ejemplo, así: “Más de 140.000 profesores en España padecen violencia física o verbal de manera frecuente”. ¿De manera frecuente?
Los protagonistas de la violencia
En el cuestionario se preguntó a los profesores “víctimas de violencia verbal o física” por quién la había causado. No está claro cómo se preguntó, pero es muy improbable que se preguntara por el protagonista de todos los actos de violencia sufridos por el profesor. Lo normal es que hayan preguntado, de manera general, por quién ha ejercido esos actos de violencia, sin entrar en cuantificaciones. Por ello, es impropio interpretar los resultados de esa pregunta de la siguiente manera: “la mayoría (75%) de los actos violentos contra profesores son realizados por alumnos”, “uno de cada 3 actos violentos (36%) ... proceden de padres de alumnos”. Da la impresión de que, en realidad, esos porcentajes significan: un 75% de los profesores “víctimas de violencia...” dice haber sido objeto de violencia por parte de alumnos, un 36% por parte de padres.
[Continúa en la siguiente anotación]
3 Comments:
Es increíble. Vivo en Uruguay, estaba tratando de ordenar mis ideas para escribir un artículo sobre el tema. Soy docente de Secundaria (12-15 años)Mi asignatura es "Idioma Español", o sea, Lengua.Más alla de comentarios, me impresionó lo cercano de la problemática, a pesar de las distancias no solo geográficas. En otro momento enviaré un comentario específico sobre el tema.Saludos a todos.
L.L.T.S. - Desde Montevideo, Uruguay
By Anónimo, at 6/03/2006 10:48 p. m.
Vamos a ver, de nuevo sin tildes porque no me lo permite este teclado.
Un mote, un insulto, un comentario soez y degradante, todo eso SON AGRESIONES VERBALES;
se pueden meter todas en el mismo saco porque si yo le digo a usted:
"EL CARAPEDO" como mote, o se lo digo como insulto, que diferencia hay??
El resultado es una agresion verbal con intencion clara de ocasionar un dano psicologico.
Las agresiones y amenazas son continuas. Que diferencia hay entre una amenaza de violencia fisica como por ejemplo "te voy a partir la cara en la calle" y un insulto??
Los insultos son tan violentos como un robo. Puede que mas porque las secuelas psicologicas del insulto y descalificacion son indelebles en muchos casos.
Tampoco se puede despreciar el efecto del ninguneo. Un alumno al que estas llamando la atencion y te vuelve deliberadamente la cara, te esta faltando al respeto. Es otra agresion contra una autoridad que por otra parte a los profesores les ha sido investida por el estado como funcionarios que son.
Por tanto, senor mio, si se pueden sumar. Son todos actos de violencia con consecuencias a medio y largo plazo nada despreciables.
No creo que haya ambiguedad ninguna en la pregunta sobre si le preocupan las situaciones de violencia en las aulas. Le preocupa porque las viven. Si no las vivieran, no les preocuparian. En este mundo de poca solidaridad a nadie le preocupa en demasia el sufrimiento del vecino.
Las encuestas son muchas, los estudios recientes sobre el asunto tambien son abundantes y admitalo, admitamoslo, todas coinciden.
Coinciden todos, incluso muchos padres. Coincidimos los profesores, los propios alumnos agresores que reconocen serlo (agresores digo), incluso muchos inspectores reconocen que la situacion se le ha ido de las manos.
NO quedan profesores satisfechos.
Admitalo, y dejese de monsergas y panos calientes, de excusas y retorcimientos de una realidad que es mas que evidente.
No niegue la evidencia por Dios que parece que esta haciendo usted lo que Bush con la excusa de la guerra de Irak.
Hasta el propio Jose Saramago hablaba de este tema tan preocupante en una entrevista reciente.
El TEMA YA SE LA HA IDO DE LAS MANOS A LA ADMINISTRACION.
NO nos culpe a nosotros. No culpe a las victimas.
By Anónimo, at 6/13/2006 6:02 p. m.
Hacer un comentario sobre un tema del que no se tiene la sensación de vivirlo en carne propia, puede ser superficial. La sensación de un problema alejado de nuestras actividades diarias parece ser algo más sencillo a lo que nosotros tenemos que vivir en nuestras actividades personales. La labor docente encierra situaciones especiales, sobre todo ahora, que estamos rodeados de violencia y luchamos mas por el bienestar economico que por los valores familiares. La globalización nos lleva a vivir con parametros diferentes en todos los ámbitos. Los jóvenes luchan por sobresalir y las drogas, las pandillas, el barrio es un buen refugio para ellos. Un insulto, una amenaza, un tuteo ya no es cosa de palabras y el docente lidea con esto a diario. ¿cuando una de estas amenazas irá en serio? es estresante verdad. Educar a quien no quiere ser educado, buscar la amistad de quien insulta y ofende, de quien raya tu carro y te deja mensajes en el pizarrón. No sabes quién fue, eso, es estresante.
By Anónimo, at 11/14/2006 5:47 a. m.
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