¿Tanta violencia contra los profesores? (y III)
Las modalidades de la violencia en el centro
Más adelante se pregunta por la violencia que tiene lugar en el centro actual del profesor. Lo cual me hace pensar en que la primera pregunta sobre ello la han contestado muchos profesores refiriéndose a un periodo mucho más amplio que un año—restando valor al “hallazgo” del 54%. En este caso es un 24% el que refiere haber sufrido actos de violencia en su centro. Puede haber sido en el último mes, en el último año o en los últimos diez años, pues la antigüedad de los profesores en los centros varía mucho. De nuevo nos falta la perspectiva temporal. De todos modos, los datos empiezan a ser algo más ajustados.
Lo que no está claro en el informe es cómo se ha preguntado a estos profesores por el tipo de violencia sufrida ni cuántos han sufrido cada tipo de violencia. La confusión viene de dos informaciones que, o son contradictorias, o una de ellas está mal interpretada. Yo me inclino por lo segundo.
En el informe se dice que se ha preguntado a los profesores si han presenciado actos de violencia contra otros profesores (entiendo que no se incluye aquí sobre ellos mismos). Un 57% dice que sí. A continuación se incluye el dato del 24% de víctimas en los centros. Y a continuación un gráfico en el que se dice “tipos de actos violentos referidos por los profesores”. Entiendo que los datos se refieren a la violencia en el centro actual, aunque no se especifica. De todos modos, ¿de quién estamos hablando? ¿de los profesores que han visto la violencia en los otros o de los que la han sufrido? Lo más probable es que se refiera a los testigos de violencia, y no a sus víctimas, porque, varias páginas más adelante se habla de “violencias referidas por los profesores víctimas de agresiones” y los porcentajes no coinciden. Si es así, entonces no tienen sentido afirmaciones como: “uno de cada 6 son intimidados en su trabajo”, “uno de cada 10 sufre agresiones físicas o robos” o “uno de cada 10 recibe amenazas físicas”. Es como si, preguntada una muestra de mujeres adultas españolas si conoce algún caso se violencia contra una mujer por su pareja y respondiendo que sí un 80%, se dijera que un 80% de las mujeres son víctimas de violencia de pareja. Qué burrada. Además, no estaríamos hablando de uno de cada seis o uno de cada diez profesores, sino de uno de cada seis/diez de los profesores que dicen haber visto actos de violencia contra otros profesores (un 57% de la muestra). Esto tampoco se aclara en el informe.
Tampoco está claro cómo se preguntó por la violencia presenciada o sufrida, pero no parece que se haya preguntado por la frecuencia de cada tipo de violencia. Por eso, no es adecuado afirmar que “un 60% refieren agresiones verbales habituales” o utilizar el presente habitual en expresiones como: “uno de cada 6 son intimidados en su trabajo” o “uno de cada diez sufre agresiones físicas y robos” (en realidad: agresiones o robos).
Con sus datos no podemos saber cuántos profesores son o han sido agredidos físicamente
Por cierto, es muy llamativo que se mezclen (no sé si en el cuestionario o en el informe) las agresiones con los robos. ¿Es lo mismo? ¿Por qué se mezclan? ¿Para que no se vea que las agresiones son pocas? En realidad, si todos los que refieren “agresiones o robos...” hubieran sido agredidos físicamente, el porcentaje sería pequeño. Vean. Un 24% refiere haber sido víctima de violencia en su centro. De ellos, parece (pero sólo parece, porque no está del todo claro), un 22,3% habría sido objeto de agresiones o robos. Luego, del total de profesores, un 5,3% refiere haber sido objeto de ese tipo de violencia—no se sabe cuándo.
En realidad, el porcentaje de agredidos físicamente debe de ser mucho menor. De los profesores-víctima, un 19,7% refiere “amenazas físicas” (entiendo que quiere decir “amenazas de agresión física”), porcentaje que se quedaría en un 4,8% del total de la muestra. No creo que sea descabellado pensar que sólo una proporción pequeña de esas amenazas se lleva efectivamente a cabo, de manera que el 5,3% de “agredidos físicamente” sería una gruesa sobreestimación.
En cualquier caso, el principal mensaje promovido por el informe y por la prensa del día, en el que se mezclaba la violencia verbal y la física, es completamente equívoco, pues da la impresión de que sólo una mínima parte de esa violencia es física. Algo imaginable, por otra parte.
¿De verdad podemos estudiar, con garantías, las consecuencias psicológicas de la violencia con una encuesta como ésta?
En el tema de las consecuencias psicológicas no puedo entrar a fondo. Sin embargo, está bastante claro que el informe no aclara qué se entiende por “riesgo de abandono profesional” o “estrés postraumático” ni cómo lo miden. En todo caso, a mí me parece una osadía medir esto último mediante un cuestionario autoadministrado, y no mediante una consulta médica. Y me llama la atención que un porcentaje altísimo (26,8%) de los profesores que dicen no haber sido víctimas de violencia (aparentemente no en el centro sino en su experiencia profesional) tengan síntomas de estrés postraumático grave. O que un 25,4% de los mismos tenga síntomas graves de depresión. Me pregunto, además, qué entienden los autores del informe por “grave”. En ningún sitio especifican qué quiere decir esto—por lo que me temo que ese juicio es bastante subjetivo.
En resumen:
1. El estudio no es tan innovador.
2. La encuesta puede presentar problemas de autoselección de la muestra (y dificultades en la aplicación del cuestionario).
3. No puede haber tantos profesores estresados ni afectados por las presiones y coacciones de los padres como señala el informe.
4. La cifra de un 54% de profesores que ha sufrido violencia en su trabajo parece exagerada, o, al menos, oculta “violencias” de intensidad y gravedad muy distinta, y no nos dice nada de la frecuencia de los actos violentos.
5. A la cifra del 24% de profesores agredidos le pasa casi lo mismo, y en ningún sitio del informe podemos saber cuántos son los profesores agredidos físicamente (¿quizá porque son, lógicamente, muy pocos?).
6. Por último, parece muy arriesgado hacer juicios clínico-psicológicos a partir de un cuestionario autoadministrado sin supervisión, especialmente a la vista de resultados tan sorprendentes como que un 26% de profesores que nunca han sufrido violencia escolar tengan síntomas de estrés postraumático.
4 Comments:
Estoy totalmente de acuerdo con el punto nº 6, sin embargo me permito corregir una anterior información acerca de que las consecuencias psicológicas de la violencia y el estrés postraumático debe ser valorado a través de una "consulta médica" cuando debería especificarse que es a los psicólogos y a los médicos psiquiatras a quien corresponde dicha valoración dada su formación. Si no, pecamos de lo mismo que criticamos: de los diagnósticos a la ligera.
By Anónimo, at 5/16/2006 11:12 a. m.
http://www.magisnet.com/articulo.asp?idarticulos=2050
Magisnet critica también el informe.
By unnombrealazar, at 5/19/2006 5:54 p. m.
Realmente me hubiera gustado hacer este comentario a su debido tiempo. De todas formas, por si alguién vuelve por aquí, lanzo mi pequeña crítica. Se aleja de las objeciones de carácter científico propias de este blog, pero a mi juicio las sirve de complemento.
Voy a ello. El encargado de realizar el trabajo aquí criticado, Iñaki Piñuel, ha adquirido en los últimos años cierta fama, al menos entre los profesionales de los medios de comunicación, por introducir en nuestro país el concepto mobbing. Ha aparecido con profusión en periodicos, magazines de radio y telediarios y siempre, o casi siempre, gastando sensacionalismo sin freno.
Si ustedes hacen en Google la búsqueda Piñuel+mobbing tendrán a su disposición 20.500 enlaces. Esto no tendría por qué ser nada malo, al contrario, si al clicar al azar no nos topásemos con estas perlas: Entrevista ( http://www.el-refugioesjo.net/pinuel.htm ): "Paramuchos trabajar es entrar en un campo de concentración","El mobbing es un tipo de asesinato psicológico, es un crímen perfecto porque no deja huella","Uno de cada seis trabajadores padece 'mobbing'".
En fín, no me enrrollo mucho más. Me he animado a escribir este comentario porque a veces al leer las anotaciones de Wonkapistas me acuerdo de la persona que está detrás de lo publicado. Y esta vez la conozco. A Iñaki Piñuel lo traté en un par de ocasiones en la Universidad de Alcalá, donde imparte clases de ¡Organización y Recursos Humanos! Y digo que me pareció una persona agradable, para que no se piense en una venganza de compañero cabreado. Sucede que ha montado su chiringito sociológico sobre algunos temas "con posibilidades". Y al chiringito acuden a comprarle quienes conocen de qué pie cojea.
Y así salen los estudios. Chapuza, timo o las dos cosas. Eso sí, ampliamente difundidos a través de los medios de comunicación.
Un saludo
By Anónimo, at 6/01/2006 12:42 a. m.
Por Marta Garcia.
Disculpas por no poner tildes.
Si bien el informe criticado adolece de claridad, no es menos cierto que tampoco las criticas que se le hacen son muy constructivas.
En primer lugar, el porcentaje del 26 y pico por ciento que declara no haber sido victima de agresiones o malos tratos, no es un porcentaje alto. Mas bien todo lo contrario.
Si le damos la vuelta, significa que mas del 70 por ciento del profesorado ha sido victima de agresiones fisicas o verbales.
Y creo que este es realmente el dato con el que deberiamos quedarnos. Y por otra parte es el dato que aparece de manera sistematica en diversos informes y estudios. Nada nuevo, en eso estoy de acuerdo.
Negar este dato es tergiversar y negar la realidad.
Entrar en disquisiciones sobre si esa violencia es fisica o verbal es como decir: "Bueno, admito que hay muchas mujeres maltratadas, pero solo a un pequeno porcentaje se las pega hasta la muerte o se les intimida con arma de fuego"
Me parece ridiculo. Evidentemente, del total de agresiones, una minima parte llega a ser fisica. Solo faltaria que a los profesores se les pegase palizas a diario!!
Pero lo que es evidente es que para desarrollar stress postraumatico no es necesario que te peguen. Insultos, motes y descalificaciones ejercen con frecuencia un efecto mucho mas devastador sobre la psique de una persona que una bofetada.
Por otra parte, una bofetada es algo mas facil de detectar y denunciar. Un insulto, un desplante, un desprecio, un mote o un corte de mangas, o el acoso sistematico con burlas y risas, eso, pasa mucho mas desapercibido. SOn ataques mas peligrosos porque son mas insidiosos y no son tan faciles de probar.
Yo solo propongo una cosa, INSTALEN CAMARAS DE VIDEO en las aulas, y veran que ocurre realmente.
Los estudios no mienten. Los han hecho muchos sectores, muchos medios independientes y coinciden.
Los sindicatos, en contra de lo que he leido en este foro, no nos defienden tan sistematicamente como creen ustedes. En muchas ocasiones se han vendido a la administracion y mas parecen defenderla a ella que a nosotros.
Yo he conocido a inspectores que nos defienden mas que algunos delegados sindicales. Con eso les digo todo.
Lo que sale en los medios de comunicacion es solo la punta del iceberg.
Cierto participante decia que a los sindicatos solo le interesa que los profesores ganen mas y vivan mejor. Y acaso no es eso lo que pretende usted todos los dias respecto a su trabajo??
Es mi pregunta.
O acaso usted lo que pretende es ganar menos y vivir peor??
Logicamente, es un derecho legitimo no solo de los profesores sino de todo el mundo, mejorar sus condiciones de vida y de trabajo.
Siempre he notado cierta envidia malsana respecto a las condiciones laborales de los funcionarios. Si tanto le atraen esas condiciones, no tiene mas que preparar unas deliciosas y faciles de aprobar, oposiciones de profesor de secundaria.
Ahora bien, no le garantizo el exito porque se exige un altisimo nivel de preparacion y mucha serenidad como para afrontar dias de examenes y temarios infinitos.
Pruebe, y vera que grato resulta pasar por todo eso!!!
Somos o son, los que se dedican a esto, funcionarios del grupo A que cobran menos que cualquier otro funcionario del mismo grupo y que soportamos unas condiciones de stress psicologico muy superiores a las de cualquier otro sector. Y no se paga con nada.
Solo ahora la administracion esta empezando a plantearse declarar el stress, las depresiones y la ansiedad como enfermedades profesionales del profesorado.
Supongo que si la propia administracion reconoce el problema, es que realmente el problema existe, no le parece??
Creo que el gasto medico que ello supone, dejando de lado el inmenso sufrimiento psiquico del profesorado, pasara factura a esta sociedad que ha perdido los valores y el sentido de la realidad.
By Anónimo, at 6/14/2006 11:38 a. m.
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