Compañeros liberales, en este caso. A pesar de cómo se empeñan en titular los periódicos españoles, tal y como ha resaltado
Barcepundit y ha comentado con más detalle
Malaprensa, en los juicios de los españolitos acerca de la liberalización económica internacional y de la globalización, no pesan más los elementos negativos. Teniendo en cuenta, por otra parte, que, probablemente, por
nuestra naturaleza nos cuesta mucho ir más allá de una economía de andar por casa (o por tribu) y el bombardeo anticapitalista a que está sometida la opinión pública
desde la escuela hasta la mayoría de los medios de comunicación, yo diría, incluso, que puestos a hacer un balance de esos juicios, yo diría que es favorable a la globalización.
Obviamente, la
encuesta del CIS a la que nos referimos, está llena de ambigüedades y contradicciones (como lo está la otra que acabo de comentar, sobre educación), pero, al menos para mí, destacan algunas respuestas como sorprendentemente pro-globalización. Las resalto, en esta ocasión, sin ánimo de ecuanimidad.
Por el lado negativo, lo más claro es que los españoles parecen muy reticentes ante los productos que vienen de fuera de la Unión Europea, cuya llegada habría que limitar (p. 8); de hecho, si se les pregunta por los productos de otros países de la Unión, el juicio mayoritario es que también hay que proteger a los productos españoles de la competencia de los competidores europeos (p. 14
aquí). Lo interesante es que luego estos mismos españolitos proteccionistas adquieren los productos que necesitan independientemente de donde vengan y, cuando son muy baratos (como ha ocurrido recientemente con las importaciones del textil chino) se olvidan bastante del país de procedencia y se lanzan a ellos desaforadamente.
También del lado negativo (visto desde la perspectiva liberal, recuerdo) está la mayoría relativa (47%) de encuestados favorable a una intervención del estado en la vida económica, eso sí, respetando la iniciativa privada (si es que cabe aceptar esta contradicción). Ello viene a suponer un juicio central de apoyo al statu quo actual, flanqueado por minorías liberales (cerca de un 25%) y planificadoras (15%).
Por el lado claramente positivo, podría destacarse:
--son tantos los que están a favor de que una empresa puede instalarse donde mejor le convenga como los que están en contra (p. 8);
--mejor todavía, forman una clara mayoría (casi 60%) los que creen que un inversor ha de poder invertir en cualquier país (p. 8);
--mayorías claras creen que el proceso de internacionalización de la economía es bueno para España, la UE, EEUU e, incluso, los países en vías de desarrollo (p. 10);
--mayorías claras o relativamente claras creen que ese proceso va a ser positivo para los consumidores (es decir, supongo, los mismos encuestados), los ciudadanos en general y el encuestado y su familia (p. 11);
--mayorías claras creen que la apertura de los mercados representa una oportunidad para las empresas españolas y que favorece que haya mejores productos aquí procedentes del extranjero (p. 12).
Sobre el tema de la globalización, yo creo que también pesa más lo positivo. Por lo pronto, no son tantos (dos tercios, aproximadamente) los que han oído hablar de la globalización, a pesar de la omnipresencia de la palabrita. Ello es algo lógico, pues no todo el mundo está, afortunadamente, al tanto de la jerga de académicos, políticos, sociólogos y demás jergosos.
Entre los que han oído hablar del término, los posibles efectos positivos (p. 13b) y negativos (p. 13c) son los "sospechosos habituales", nada nuevo. Pero, cuando se le pide al encuestado asociar "globalización" con una palabra, la mitad dice "progreso", claramente más que el 35% que dice "desigualdad". En general, las asociaciones positivas superan a las negativas (p. 13d). Asimismo, una mayoría relativa cree que la globalización nos lleva a un mundo mejor (38% frente a un 26% que dice que "a peor"). Mayorías amplias ven efectos positivos de la globalización en nuestro crecimiento económico, el intercambio cultural entre países, la solidaridad entre países, el progreso científico, etc., etc. (p. 13f). Y sólo hay una, magra, mayoría de efectos negativos en el tema de las "desigualdades".
En definitiva, aún no está todo perdido, hay segmentos de cierto tamaño susceptibles de ser persuadidos de las ventajas de la libertad económica. Si sólo pudiéramos alzar un poquito la voz para que nos escucharan...
Lo dejo aquí, que tengo que beneficiarme de las ventajas de la globalización y adquirir para el apartamento de mis padres en la costa un bonito
colchón inflable tamaño cama de matrimonio fabricado por el
líder mundial en estas cosas. Pasado mañana me voy de vacaciones y mi sueño reparador depende de ello. Hasta mañana.