WonkaPistas

29.12.05

Las complejas actitudes de los españoles ante la inmigración

Hoy se han publicado los resultados del barómetro del CIS correspondiente al mes de noviembre, que ha estado centrado en el tema de la inmigración. En términos generales, las opiniones mayoritarias suponen, por una parte, dudas ante la posibilidad de que haya "demasiados" inmigrantes en España y acerca de los efectos de la inmigración (I), pero, por otra parte, reflejan una inclinación a tratar a los extranjeros casi como si fueran españoles (II). Además, las actitudes de rechazo por cuestiones étnicas o religiosas parecen mínimas (III). Por último, la mayoría parece esperar una cierta integración cultural de los inmigrantes, aunque mantengan sus rasgos culturales propios (IV).

I. Ha alcanzado un máximo histórico el porcentaje de los que dicen que el número de personas procedentes de otros países es "demasiado" (59,6%), como puede verse en el cuadro siguiente.

Probablemente, ese juicio tiene que ver con que perciben que hay más extranjeros en España de los que realmente hay. La media de las estimaciones de los que aventuran una respuesta sobre el porcentaje de extranjeros en España se sitúa en 20,4%, más del doble de los datos más fiables.

Que muchos crean que son "demasiados" no quiere decir que la mayoría parezca dispuesta a "cerrar fronteras". En realidad, se consolida una opinión abrumadoramente mayoritaria favorable a permitir la entrada a los inmigrantes que tengan un contrato de trabajo (lo cual cabría entender como: que vengan a trabajar o que estén aquí "legalmente"). Un 85% piensa así, opinión que se encuentra flanqueada por juicios muy minoritarios, el del 7% que cree que no habría que ponerles ningún obstáculo legal y el del 6% que cree que habría que prohibirles por completo la entrada.


Además, como ya hemos visto en otra ocasión, sigue al alza el porcentaje de quienes sitúan a la inmigración como uno de los tres problemas principales que tiene España. En noviembre lo mencionó un 40% (de nuevo, un máximo histórico).



Todo ello por lo que se refiere a las dudas y las alertas. En lo que toca a la cuasi-igualdad de trato, me llaman la atención juicios (y porcentajes) como los siguientes:

--el consenso en admitir a los que tienen contrato de trabajo no implica que haya que expulsar a los que se quedan en paro durante mucho tiempo: sólo un 26% estaría de acuerdo con eso, frente a un 54% en desacuerdo;

--una amplia mayoría (79%) cree que los que han venido a vivir en España han de tener los mismos derechos que los demás (supongo que quiere decir que los españoles); sólo un 10% estaría en desacuerdo;

--incluso, aunque son muchísimos (79%) los que expulsarían a un extranjero que ha cometido un delito grave, no son tantos (50%) los que lo expulsarían por haber cometido un delito, sin especificar su gravedad;

--amplias mayorías están de acuerdo con dar facilidades a los inmigrantes para traerse a su familia (73%), acceder a la educación pública (93%), tener asistencia sanitaria gratuita (81%), obtener un puesto de trabajo en igualdad de condiciones con los españoles (86%), practicar su religión (81%; me encanta la redacción del item: "practicar su religión si así lo desean", mi cursiva), o establecer asociaciones para defender sus derechos (68%);

--mayorías algo menos amplias, pero mayorías al fin y al cabo, son partidarias de otorgarles derechos políticos.

III. El rechazo hacia los inmigrantes parece muy reducido:

--a los encuestados les importaría bastante poco (2,18 en una escala del 0 al 10) tener como jefe a un extranjero de raza distinta a la de la mayoría de los españoles; tampoco les importaría mucho que alguien así se casara con un familiar cercano (3,07);

--a muy pocos (10%) les importaría mucho o bastante que sus hijos compartieran colegio con hijos de inmigrantes; son mayores las reticencias frente a los gitanos (25%);

--sólo a un 14% le molestaría mucho o bastante tener a inmigrantes como vecinos; molestaría mucho más tener como vecinos a gitanos (40%), ex-reclusos (40%), alcohólicos (42%), personas con problemas psíquicos (28%), gente de extrema derecha (27%) o de extrema izquierda (17%);

De todos modos, puestos a elegir dónde vivir, no son tantos los que prefieren la mezcla: casi un tercio (31%) prefiere vivir en zonas con muy pocas personas étnicamente distintas de la mayoría de los españoles, a un cuarto (26%) no le importaría convivir con algunas de esas personas, mientras que sólo un 5% estaría dispuesto a vivir en un lugar mayoritariamente poblado por personas de esas características; a otro tercio (33%) le daría igual.

IV. Por lo que toca a la cuestión de la mezcla de culturas:

--una mayoría (59%) cree que es mejor para un país que casi todos compartan las mismas costumbres y tradiciones; lo cual no parece incluir las tradiciones religiosas, pues sólo un 29% está en desacuerdo con la idea de que "para un país es mejor que en él convivan gentes de distintas religiones" (40% de acuerdo);

--puestos a elegir, una amplísima mayoría (72%) elige una opción de integración cum diversidad ("Aunque se queden a vivir en España y aprendan nuestra lengua y nuestras costumbres, es bueno que los inmigrantes mantengan también su lengua y sus costumbres") y una minoría (22%) la de integración pura y dura ("Si los inmigrantes quieren permanecer en España, deben olvidar sus costumbres, aprender el idioma y aceptar las costumbres españolas").

En fin, que el panorama de las actitudes de los españoles ante la inmigración es relativamente complejo.

No dejen, en cualquier caso, de consultar la encuesta en su totalidad, especialmente los cruces por variables tales como el sexo, la edad o la ideología.

27.12.05

Sutileza

Que no se diga que nuestras autoridades sanitarias no son sutiles en sus campañas por nuestra salud. Vean cómo, a pesar de lo dañinos que son los fumadores para sí mismos y para los demás, se les presenta en la propaganda como gente amable y nada mal encarada.


Aborto e inmigración, más datos

Ayer se hicieron públicas las estadísticas de Interrupción Voluntaria del Embarazo del año 2004 en España, que reflejan un aumento importante, del 6,5%, superior al de 2003, pero inferior a los del lustro anterior. En cualquier caso, la cifra sigue una línea recta ascendente desde 1998, como se ve en el gráfico.



En alguna anotación anterior he expuesto mi hipótesis de que gran parte del incremento desde 1997 se debe al aumento de la inmigración, pues la tasa de abortos en las extranjeras es superior a la de las españolas. Hasta hoy no he encontrado datos oficiales que me permitieran calcularla. Corresponden a mujeres residentes en la Comunidad de Madrid y la verdad es que fueron publicados hace meses, en el Boletín Epidemiológico de la Comunidad de Madrid de marzo de 2005. La verdad es que los datos son muy elocuentes: de las IVEs de residentes en la Comunidad de Madrid, un 52% correspondieron a mujeres extranjeras (y del 2,4% no se conoce el país de origen), mientras que las extranjeras sólo representaban el 17,4% de las mujeres en edad fértil (15-44 años) a 1 de enero de 2004. Ello implica que, para ese año, la probabilidad de que una mujer extranjera residente en la CAM llevara a cabo una IVE multiplicaba por 5 la de una mujer española ([52/17,4] / [45,6/82,6]). No extraña, entonces, que el aumento de la inmigración haya coincidido con un mayor ritmo en el aumento del número de abortos en España.

26.12.05

Matrimonio, cohabitación y divorcio

Gracias a José Carlos Rodríguez descubro un interesante nuevo blog, el de David Friedman, y en él una anotación sobre las razones de la mayor duración de los matrimonios no precedidos de cohabitación entre los futuros cónyuges frente a los sí antecedidos por esa forma de convivencia. Posiblemente lo primero que leí sobre ese tema aparecía en un libro básico para entender las cohabitaciones (las uniones de hecho, vamos): Marriage-lite, de Patricia Morgan (texto completo en pdf aquí, cortesía de Civitas).

David Friedman, en contra de la hipótesis de la autoselección (los que se casan habiendo cohabitado son demográfica, psicológica y sociológicamente distintos del resto de los que se casan), o complementándola, nos propone otras explicaciones, basadas, dice, en su propia experiencia de divorciado:

1. Humans, like some species of birds, pair mate--not exclusively, but as an important element in our reproductive strategy. Part of what makes that workable is a link between sexual activity and our emotions, hardwired by evolution. Sleeping with someone, especially on a regular basis, creates emotional bonds. Breaking them can be hard. Those bonds, once created, may result in your marrying someone who, absent those bonds, you would have recognized as insufficiently well suited to you for a permanent relation.

2. Humans have a tendency to heavily discount future benefits in their decisions. This makes evolutionary sense, since we evolved in a very risky environment. Giving up benefits today in order to get larger benefits ten years from now is a bad bet--unless the benefits are a lot larger--if you are quite likely to starve to death in a famine or get eaten by a predator before the benefits arrive. We deal with the conflict between hardwired inclination and rational calculation by a variety of devices, such as Christmas clubs to precommit us to save and awarding status to wealth as well as to consumption.

For many people, cohabitation is much pleasanter than search. Not only does it result in a lot more sex, it also provides a range of emotional and practical support. If you are cohabiting with someone sufficiently well suited to you to make cohabitation workable but not to justify marriage, abandoning cohabitation in favor of continued search means giving up a current benefit in exchange for a distant and uncertain future benefit. So you may continue to cohabit, which means you are not searching--or at least searching much less. Lack of search means you don't find a better partner, so you eventually marry the one you have.

Es decir, comenzar cohabitando tiene ventajas inmediatas que no tiene el cortejo o el noviazgo, ventajas (sexuales, emocionales) de las que resulta difícil de prescindir. Ahora, dejarse llevar por esas ventajas puede implicar conformarse con una pareja menos adecuada de la que sería menester. Y por otra parte, preferimos los beneficios presentes a los futuros, sobre todo si los futuros no son de una magnitud mucho mayor, luego nos cuesta prescindir de los beneficios inmediatos de la cohabitación en aras de unos hipotéticos beneficios mayores que habría que buscar cuidadosamente. La idea, por tanto, es que el proceso de búsqueda es peor en el caso de las cohabitaciones, y, claro, de los matrimonios precedidos por éstas. Como no se dedica el tiempo suficiente a buscar la pareja adecuada, las cohabitaciones fracasan, por término medio, antes que los matrimonios, y también fracasan antes los matrimonios precedidos por cohabitación que los más tradicionales. No me parece mala hipótesis. Y eso que, dice Friedman, sólo está basada en dos casos, los de sus dos matrimonios...

24.12.05

Feliz Navidad y próspero Año Nuevo les desea Wonka, el sociólogo del barrio, y su familia


21.12.05

Mercados matrimoniales y educación de la mujer (gráficos curiosos XXII)

Cuanto más educación formal alcanzan las mujeres, menos hijos tienen. Las universitarias tienen menos hijos que las que sólo cuentan con estudios secundarios básicos, por ejemplo. Lo que es menos sabido es que es todavía más importante la facilidad o la dificultad que tengan esas universitarias para encontrar marido (o compañero) de un nivel similar, de modo que cuanto más les cuesta encontrar el marido (compañero) "adecuado", menos hijos tienen. ¿No lo creen? Vean.

Andaba yo leyendo un interesante artículo sobre las madres solteras (N. Barber, "Evolutionary explanations for societal differences in single parenthood"), lleno de hipótesis sugerentes, cuando se me ocurrió una no recogida en el texto (seguro que es más que conocida en la literatura sobre estos temas). Se trata de una variante de una asociación bastante conocida, la que relaciona el nivel de estudios de la mujer con su fecundidad (cuanto mayor el primero, menor la segunda). La idea es que, cuanto mayores son las aspiraciones educativas y profesionales de las mujeres, más tiempo dedican a su educación formal y a encauzar su carrera profesional y menos tiempo dedican a la formación de una familia o más tarde la inician. Y, por tanto, menos hijos tienen.

Pero, claro, no sólo ocurre eso, sino que, cuanto mayor su nivel de estudios, mayores serán sus exigencias en términos del marido (compañero) con el que formar una familia. En general, las mujeres han preferido tradicionalmente varones con un status socioeconómico superior al suyo (como indicio de que será un "good provider" para sus hijos). ¿Qué ocurre cuando cada vez son más las mujeres que pueden acceder a estudios superiores? Que tenderán a buscar pareja reproductiva, sobre todo, entre varones con estudios superiores. Pero, ¿y si, en el medio habitual en el que se encuentra esa pareja, no hay suficientes varones de esas características? Pues que dejarán de formar una pareja reproductiva al uso (con compromiso indefinido) o tardarán bastante más en formarla. Ambos fenómenos llevarán a una reducción de la fecundidad de esas mujeres.

¿Qué pesa más, el que las mujeres tengan estudios superiores o el que les sea difícil encontrar pareja con los mismos estudios? Yo diría que lo segundo (1).

El gráfico siguiente relaciona el porcentaje de mujeres con estudios superiores (tercer grado) en edades típicamente reproductivas (30-44 años) con el número de hijos por mujer (el Índice Sintético de Fecundidad). Los puntos son las provincias españolas. Las tomo como unidad de análisis porque supongo que la mayor parte de las parejas se forman entre personas de la misma provincia (y porque son los datos disponibles).Se ve claramente cómo, a medida que aumenta la proporción de universitarias, disminuye el número medio de hijos por mujer, aunque la variación no es muy grande y tampoco la fuerza de la asociación (R2=0,18).


En el gráfico siguiente se observa la relación del número de hijos por mujer, esta vez, con el cociente entre el número de mujeres y el número de varones de 30 a 44 años con estudios superiores en cada provincia. Cuanto mayor es esa ratio, más mujeres hay "en exceso" o, visto de otro modo, mayor es el "déficit" de varones adecuados para contraer matrimonio. La relación se comporta tal y como estaba previsto: cuanto más escasos los varones, menos hijos.



Pero lo más interesante es que la asociación es mucho más fuerte. Por ejemplo, en Cádiz las universitarias son un 10% más que los universitarios y el ISF es de 1,38 hijos, mientras que en Lugo, con un "exceso" de universitarias del 54%, el ISF es mucho más bajo, de 0,81 hijos. De manera que, si antes teníamos un R2 de 0,18, ahora lo tenemos del triple, 0,59. Lo cual sugiere que es más importante esta escasez de hombres "adecuados" que la proporción de universitarias por sí misma.

Todo esto no sería más que un divertimento, si no tuviera importantes consecuencias sociales, especialmente para un país como España. Lo que sugieren estos datos es que la presión a la baja en la natalidad española es muy fuerte y que no hay visos de que vaya a remitir. Ayer mismo se publicaban unos datos sobre el sistema universitario español, en los que resaltaba que las mujeres se estimaban en el 59% de los titulados de primer y segundo ciclo en el curso 2004-05 (lógicamente, los varones eran el 41%), prolongando una tendencia hacia la "feminización" de la enseñanza superior que viene de atrás. Si esa tendencia se mantiene, y no hay datos que hagan, por ahora, pensar que no vaya a ser así (y sí los hay en contrario: el fracaso escolar de los varones es superior al de las mujeres, por ejemplo), cada vez les será más difícil a las mujeres encontrar una pareja reproductiva "adecuada". Entonces, o bajan sus expectativas, o se reproducen menos, como parece que está pasando.

Paradojas de la igualdad, o mejor dicho, de la creciente desigualdad entre varones y mujeres en lo que toca a la enseñanza universitaria, pero una desigualdad de distinto signo a la tradicional.


_________________
(1) Los datos siguientes hay que tomarlos como una primera aproximación, como siempre en esta casa. En particular, tendría que comprobar si las correlaciones siguen siendo igual de distintas una vez normalizados los datos. Eso lo dejo para otro día y otra ocasión. Y, obviamente, siempre hay que recordar que una correlación no implica causación.

18.12.05

Lo que uno ha tenido que aguantar en sus estudios

Buscando un libro en mi biblioteca, me he topado con el que es uno de los peores libros que he leído en mi vida: Crisis del franquismo y crisis del imperialismo. Aproximaciones a la coyuntura política española, de José Acosta Sánchez. Lo tuve que leer obligadamente, si no recuerdo mal, en la asignatura de "Introducción a la economía" (creánme, en Ciencias Políticas estudiábamos unas cosas muy raras allá por 1982). Todo el libro es una aplicación sencillota de los esquemas más rancios del marxismo más simplón de un (supongo) comunista de pro. Uno, que por entonces cometía el error de votar socialdemócrata, a pesar de eso, tiene el libro lleno de interrogaciones y admiraciones de incredulidad y asombro; en mi inocencia, todavía me asombraba de cosas como ésta, la conclusión, plenamente clarividente (escrita, parece, en 1976):
He ahí la razón final de nuestra tesis; según la cual, la implantación de la democracia pasa en España por la liquidación del poder de la burguesía monopolista y de la imperialista, pero no existen condiciones objetivas que nos conduzcan por esa vía a la democracia burguesa, sino a un umbral revolucionario, que podrá --ésa es la otra gran cuestión-- ser o no franqueado por las fuerzas populares progresistas. Esto último dependerá de la madurez política e ideológica de las mismas y de la correlación de fuerzas a nivel ibérico, europeo y mundial.

Lo del "nivel ibérico" es de una ingenuidad que casi enternece. Todo el libro está escrito en estos términos. Menos mal que también me tocó leer en esa asignatura la Introducción a la Economía de Fuentes Quintana y otros (creo). No era la mejor vacuna contra el simplón marxismo rampante, pero menos daba una piedra. Lo más delicioso de ese marxismo de tres al cuarto era tener que leer el librito de Marta Harnecker, Los conceptos elementales del materialismo histórico, un catecismo del marxismo como Dios manda (la Ser dixit).

Lo peor de la Historia es que el pasado no acaba de pasar. El otro día dio Marta Harnecker, que ya peinará canas, dio una conferencia en la Complutense sobre el socialismo en Venezuela, presentada, claro, por Carlos Berzosa, rector de dicha universidad y miembro del tribunal que condenó hace un par de meses al gobierno español, entre otros, como culpable de la deuda externa del Tercer Mundo (en un juicio en el que los mismos eran acusación, tribunal y jurado, y no había defensa, claro) (gracias a Josu por la pista). No sé qué me sentó peor, la sensación de dejà vu o el reconocimiento de que hay algunos errores que no dejamos atrás, sino que repetimos y repetimos y repetimos. Asimismo, preparando esta anotación, he encontrado también una deliciosa mención del libro de José Acosta Sánchez, que yo creía relegado a los anaqueles más polvorientos. Vean el nivel de un crítico de libros en elmundo.es, seguramente condiscípulo (o coetáneo) mío, en un texto de hace un año:

Y como dice José Acosta en su libro 'Crisis del franquismo y crisis del imperialismo': "El franquismo no es una dictadura que finaliza con el dictador, sino una estructura de poder específica que integra a la nueva monarquía".

Fueron años muy sombríos. Y encima, por votar socialdrmócrata, algunos de mis compañeros, casi todos ellos de extrema izquierda (LCR, MC y así) me llamaban fascista, medio en broma, medio en serio. Lo que hubo que aguantar.

Ya pueden ponerse a ahorrar para su pensión

La cosa está muy malita en el sistema público de pensiones español. Abundan los estudios que hablan de una crisis en la tercera década del siglo XXI. El último es "A Projection of Spanish Pension System under Demographic Uncertainty", de J. A. Meseguer, J. R. García López y N. Ahm, y lo ha publicado Fedea. Les traduzco parte del resumen. Échese a temblar, sobre todo, si es usted un baby-boomer como yo (mis negritas):

La situación demográfica con respecto al sistema de pensiones en España muestra un cambio dramático durante la primera mitad del siglo XXI. Será relativamente favorable en las dos primeras décadas, gracias a las crecientes participación [laboral] y tasa de empleo, así como a que las relativamente pequeñas generaciones de la Guerra Civil engrosarán las filas de la vejez y la dependencia, mientras que las generaciones del baby boom están en edad de trabajar. Comenzando hacia 2030, sin embargo, la situación cambia totalmente pues los baby-boomers empiezan a jubilarse y la población en edad de trabajar se compone, sobre todo, de las generaciones del baby bust [caída de la natalidad]. La situación financiera del sistema español depensiones parece verse afectada significativamente por dicha situación demográfica. En las primeras décadas [del siglo XXI] disfrutará de un pequeño superávit. Lo más importante es que el déficit en las décadas siguientes será amplio y creciente.
Supongo que el estudio está bien hecho, aunque reconozco que me superan estos econometras. Pero si me tengo que fiar de alguien, he de hacerlo de la gente de Fedea, que trabajan muy bien.

Ya saben, como dijo Solbes hace unos años, vayan pensando en un fondo de pensiones privado. Yo ya llevo poniendo dinero en uno un par de años.

15.12.05

Internet en clase y la (falta de) mejora del aprendizaje

Education Next, la revista de educación de la Hoover Institution, publica en su último número el artículo "World wide wonder? Measuring the (non-)impact of internet subsidies to public schools", de Austan Goolsbee y Jonathan Guryan. Estudian los efectos sobre el rendimiento escolar del programa E-rate en EEUU, impulsado en 1997 por el vicepresidente Gore, y que aspiraba a mejorar dicho rendimiento extendiendo el uso de Internet en el aula. Durante varios años el gobierno federal ha subvencionado la adquisición de servicios y equipamiento destinado a proporcionar acceso a telecomunicaciones y a Internet en el aula, financiando más a las escuelas que estuvieran más retrasadas en la implantación de estas tecnologías. Los investigadores estudian el estado de California, pues cuenta con datos desde el curso 1996-97 y llegan a la conclusión de que, si bien el programa ha conseguido que crezca más el acceso a Internet en las escuelas que iban más retrasadas, no puede afirmarse que hayan tenido ningún efecto positivo sobre lo que aprenden los estudiantes.

No es que me extrañe, y en otra anotación referí que, incluso, el uso de ordenadores puede estar asociado a un peor rendimiento escolar. En cualquier caso, harían bien en tomar nota nuestros gobernantes, de uno u otro signo, a quienes se les llena la boca con medidas en el sentido que aquí comentamos.

De todos modos, el objeto de esta anotación también es otro: el recordar el eterno retorno en que consisten, muchas veces, las reformas educativas. Comienza así el artículo:

Like the television revolution, which brought electronic boxes into schools in the 1960s and was supposed to turn classroom teaching on its head, computers were rolled into schools in the 1990s and connected to the worldwide web with the expectation that education would never be the same. TVs never really caught on as chalkboard replacements. Although they are still around, they seem to be used primarily as “educational film” filler by substitute teachers. The wired computer invasion has been very different. We never saw classrooms filled with rows of children sitting in front of televisions. And there was no national Marshall Plan to close the “television gap.” The Internet, in fact, was something of an answer to the “vast wasteland” of TV; and it came with such promise for education that a new national anxiety, the “digital divide,” was born and with it a rush of educators and philanthropists wanting to make sure that the poor would not be shut out of the worldwide promised land.

Tiene toda la razón. Pero las expectativas en los años sesenta y setenta eran elevadísimas. Vean, si no, cómo se imaginaban algunos que podían ser las clases del futuro:



Es una imagen escaneada del libro La educación en el mundo moderno, de John Vaizey (Madrid, Guadarrama, 1967, p. 204), una de esas joyas del pasado que pueden adquirirse por un precio ridículo en la cuesta de Moyano de Madrid.

Así reza el pie de foto:

¿Será ésta la escuela del mañana? El profesor se sienta tras una consola de control a distancia que regula la combinación de las más modernas máquinas de enseñar, entre las que se incluyen una pantalla de proyección de cine, un proyector de imágenes fijas, focos dirigibles, cintas magnetofónicas, un circuito cerrado de televisión y otras instalaciones de radiofonía.

Al final, no lo ha sido. ¿Lo será el aula informatizada y conectada a Internet? Se admiten apuestas.

14.12.05

La encuesta del INE sobre personas sin hogar

El INE acaba de publicar los resultados de una interesante encuesta a personas que no tienen hogar y utilizan los alojamientos públicos como cobijo. No esperen a que se lo cuenten mañana los periódicos. Si quieren hacer de periodista, aquí está la nota de prensa. Si quieren ir más allá, aquí está la página para que elaboren las tablas que les interesen.

Mi impresión tras una lectura rápida de unas cuantas tablas es que están sobrerrepresentados grupos como:
-los varones
-los jóvenes
-los extranjeros (con mucho: lo es un 48%)
-los consumidores excesivos de alcohol y los consumidores de drogas (a pesar del curioso titular de la nota de prensa del INE, que dice que un 30% son abstemios y no consumen drogas; ¿y el 70% restante?)
-la gente con enfermedades crónicas
-los parados (obviamente)
-los separados, divorciados, parejas de hecho, y, entre alguno más,
-los que han tenido problemas con la justicia (un 35% ha sido denunciado alguna vez; un 42% ha sido detenido alguna vez en dependencias policiales).

Una gota de sensatez en la campaña antitabaco

A cada uno lo suyo. Estas declaraciones ($) de Elena Salgado, Ministra de Sanidad, son sensatas, aunque la ley antitabaco y todas las campañas que la acompañan lo son muy poco. Vean:

Ni las comunidades autónomas, ni el Ministerio tienen presupuesto para eso [financiar los tratamientos farmacológicos para dejar de fumar]. El Ministerio tiene otras prioridades presupuestarias. Con muy pocos meses de dejar de fumar se pagan los tratamientos. Si alguien deja de fumar, dispone de un dinero que antes no tenía. Pero lo importante para nosotros es que la eficacia de esos tratamientos es muy inferior al 100%.
Esas declaraciones tienen dos verdades importantes (algo raro en esta campaña). Primera, si de verdad alguien cree que necesita parches de nicotina, chicles o bupropión para dejar de fumar, puede pagárselo perfectamente, porque no es un desembolso muy grande (yo he visto estudios que hablan de 150 euros por tratamiento, pero otros hablan de 300); además, puede financiarlo con el dinero que deja de gastarse en tabaco. Cuando yo dejé de fumar (cold turkey, como dicen los anglos, aunque no tiene ningún mérito), allá por 1995/96, la broma me estaba en unas 8.000 pesetas (48 euros) al mes. Hoy, con el ritmo que llevaba, si fumase Fortuna, me estaría gastando unos 100 euros al mes. Y si fumase Marlboro, que era el que más me gustaba, me estaría gastando unos 124 euros. O sea que, en el supuesto de que el tratamiento funcionase, un fumador empedernido como yo, lo amortizaba en dos o tres meses.

El problema es, segunda verdad, que la eficacia de esos tratamientos es baja, como ya he señalado en otra ocasión en este blog.

Que la ministra haya dicho esas dos verdades no quita para que la campaña esté fundada en muchas medias verdades o en exageraciones. Como muestra, un botón pequeñito, en la nota de prensa de la campaña que se presentó ayer:
En nuestro país el 70% de la población es fumadora pasiva involuntaria.
Es decir, que todos los no fumadores somos "fumadores pasivos" y además "involuntariamente". Pues no. No sé muy bien qué quieren decir con "fumadores pasivos", quizá que inhalamos una parte del humo secundario del tabaco. En ese caso, a todos los efectos, mucha gente, simplemente, no "fuma pasivamente", o no en una medida mínima. Desde luego, no está nada claro que lo seamos de modo involuntario: nada me obliga a vivir con un fumador, ni a trabajar con un fumador, ni a compartir mi ocio con un fumador. Si lo hago, es porque creo que el supuesto riesgo no es tan grande como para trabajar en otro sitio (o intentar convencer a mis compañeros de no fumar), ir a otro bar, casarme o vivir en pareja con otra persona. Es lo que tiene la vida, que implica, siempre, asumir algún riesgo.

13.12.05

Link roto, ¿al día siguiente de "colgar" el documento?

En mi anotación de ayer, me refería a un informe del Ministerio de Administraciones Públicas sobre lo que ganan los funcionarios del Estado por categorías. En él, a pesar de las afirmaciones que contenía, se podía comprobar que la diferencia entre el salario de varones y mujeres se debe, casi con total seguridad, a que, por término medio, los primeros ocupan categorías superiores. No busquen el informe porque hoy ya no está, al menos en el link que citaba yo ayer, según me ha hecho saber Josu, que estaba preparando una anotación sobre este tema. Imagino que ello se deberá a algún rediseño de la página o a que lo están colocando en un directorio distinto, pero podían haber dicho que lo han cambiado de sitio, o que están revisando la página, o qué sé yo. Me inclino por que la estén revisando, pues otros links tampoco funcionan. De todos modos, en el caso del documento al que me refiero, ha desaparecido, incluso, su mención en la página del Plan Concilia.

Menos mal que nos queda Google, dispuesto a que quede alguna memoria de las cosas que pasan por Internet. Aquí tienen la versión en html del informe (que estaba en pdf), por si el citado documento no vuelve a aparecer. Imagino que sí lo hará, pero mientras, más vale html en mano que pdf volando.

Ya saben: si lo encuentran, háganmelo saber, por favor. No hay cosa que odie más al navegar por Internet que los links rotos.

12.12.05

"Discriminación" salarial de las mujeres, esta vez en el sector público

El Ministerio de Administraciones Públicas acaba de publicar un interesante informe sobre la retribución de los funcionarios de la administración general del Estado, como sustento argumentativo de su estelar "Plan Concilia". El problema es que, como bastantes de nuestros queridos periodistas, se empeña en ver discriminación de las mujeres donde no la hay. Veamos lo que dice el Ministerio.

• La retribución media global de los funcionarios de la AGE es de 23.059 euros al año. Las mujeres, 20.818 euros al año. Los hombres, 25.506.

El informe no hace sangre en esta diferencia (aunque algún periódico la lleva a titular, claro), pues es fácilmente explicable: las funcionarias tienen una categoría media inferior a la de los funcionarios y, por tanto, cobran menos. Tal y como afirma el informe:

• Otro dato significativo que abunda en esta idea es el predominio de hombres en los niveles superiores de la Administración, mientras que las mujeres son mucho más numerosas en la parte baja de la escala. El 62% de los funcionarios del grupo A son hombres, lo mismo que el 55% y el 57% de los grupos B y C. Por el contrario, en el grupo D son mayoría las mujeres, con un 73% del total.

Para mí, con este reconocimiento bastaba, pero al Ministerio parece interesarle resaltar que, incluso en la administración pública, hay discriminación. Estos son los datos por grupos profesionales.


Y ésta es la interpretación que hace el informe:

• El estudio no encuentra explicación para esas diferencias salariales, y en ningún caso la causa se encuentra en la menor antigüedad en trienios de la mujer.

En realidad, sí la encuentra, como se ve a continuación.

• Las diferencias en los grupos B y D son marginales y podrían no responder a causas subyacentes más allá de una diferencia coyuntural, que puede cambiar de signo tras algunos procesos de movilidad.

O sea, las diferencias en B y D no cuentan, son marginales. Bien, pasemos a las más gruesas.

• Las diferencias en el grupo C, las más abultadas, se explican en parte porque es en ese grupo donde se engloban la mayoría de funcionarios de prisiones, con retribuciones más altas y hombres principalmente.

O sea, sí hay una explicación, sencilla además, para las diferencias en el grupo C. Vaya. Pero su bestia negra es el grupo A, el de nivel superior.

• El estudio no encuentra explicación para la diferencia de salario en la escala más alta, el grupo A, aunque puede persistir algún comportamiento discriminatorio indirecto, que dificultan la ocupación por mujeres de los puestos de trabajo de mayor responsabilidad y salario. Puede ser cierto también que algunas funcionarias optan por puestos de trabajo de menor responsabilidad y salario, por razones personales, lo que no deja de ser una discriminación indirecta.

O sea que, con los circunloquios y el peaje a lo políticamente correcto bien pagado (y la malísima redacción, con errores de concordancia entre sujeto y verbo y uso erróneo del indicativo en lugar del subjuntivo) apunta a una explicación: que, dentro del grupo A, los hombres tienden a concentrarse más en las categorías superiores. Los propios datos del informe no dejan lugar a dudas, y seguramente bastan para explicar una diferencia que, por otra parte, es mínima (del 5%).


Es decir, en los dos niveles superiores (30 y 29), el 73,43% son varones. En el resto de los niveles del grupo A, el porcentaje de varones cae al 59,65% ([12.120-2.777]/[19.444-3.782]x100). ¿No basta esto para explicar una diferencia del 5%? Si no basta, deberían haberlo dicho en el informe, pero no lo hacen.

Asunto distinto es por qué las mujeres no alcanzan en mayor medida los niveles máximos de la administración, cuestión que se aplica casi igual a la gran empresa privada. Identificar sin más las "razones personales" por las que las mujeres no llegan a esos puestos con formas de "discriminación indirecta" no deja de ser de lo más simplón que he leído sobre estos temas en los últimos tiempos.

7.12.05

La prensa y la "discriminación" salarial de las mujeres

Hoy coloco una anotación en Malaprensa. Trata del manido tema de las desigualdades salariales entre hombres y mujeres en España, del que ya me he ocupado en alguna ocasión, y de cómo a los periodistas les cuesta entender los matices del asunto. No se pierdan, por favor, las palabras de la periodista de La Razón, haciendo oposiciones al igualitarismo más ramplón, ni las del periodista del ABC, "escalofriado" ante el nivel de la pobreza en España.

Y eso que esta vez los periodistas, de haberse leído entera la nota de prensa del INE con un mínimo de atención, podían haber hecho una comparación interesante: según declaran los encuestados, en salario mensual, la media de los varones es un 40% superior a la de las mujeres, mientras que en salario por hora, sólo es un 17% superior. Es fácil saber por qué, pero los periodistas no están para estas elucubraciones. A ellos les basta y les sobra con resaltar lo que toca resaltar de la nota de prensa y a otra cosa, mariposa.

Recordando a Peter Bauer

No se pierdan el último número del Cato Journal, dedicado a la memoria del gran economista del desarrollo Peter Bauer (de quien ya he dado noticia aquí alguna vez). Está lleno de artículos de buenos autores, como James M. Buchanan (The market, yes; demos, no), Israel Kirzner (Human attitudes and economic growth) o Nicholas Eberstadt (P. T. Bauer on the population question), sin olvidarnos de Amartya Sen (How does development happen?) ni de una conversación entre Milton Friedman y Thomas Sowell (Reflections on Peter Bauer's contributions to development economics). Via Econlog.

No son malas lecturas para este largo puente, no.

5.12.05

El blog de la felicidad

El otro día me proponía Daniel Rodríguez, como "sociólogo de guardia" (es lo que tiene ser el único por los lares de la Red Liberal, que me tocan todas las guardias), juzgar la bondad de un análisis en el que se comparaba el grado de felicidad medio de distintos países según el peso del estado en sus economías. Le prometí echarle un vistazo al paper, pero no he cumplido la promesa--y no creo que la cumpla en breve. A cambio, gracias al repaso de las entradas atrasadas de EconLog, he descubierto un blog de reciente creación que se ocupa de esos temas con conocimiento de causa. Se trata de Happiness and public policy, y su autor es Will Wilkinson, un analista en el Cato Institute, cuyo interés actual son las implicaciones para las políticas públicas de las investigaciones sobre la felicidad que están llevando a cabo, sobre todo, psicólogos y economistas.

Desde luego, es un campo muy en boga, como podrán ver si leen las anotaciones de dicho blog. También puede verse esta síntesis de las principales averiguaciones de ese tipo de estudios en este texto. Hasta contamos con una impresionante World Database of Happiness (continuous register of scientific research on subjective appreciation of life), en la que se recogen bibliografías, preguntas de cuestionario y colecciones de datos en las que se ha tratado el tema de la felicidad medida a través de encuestas (o experimentos de psicólogos). Por supuesto, algunos de los economistas que trabajan en instituciones españolas también están haciendo investigaciones de este estilo. Uno que yo conozco trabaja en Fedea, pero no es español. Se llama Namkee Ahn, es de origen coreano, y ha escrito artículos como éstos:

"Life Satisfaction among Spanish Workers: Importance of Intangible Job Characteristics"
"Job satisfaction in Europe"
"Well-being consequences of unemployment in Europe".

En fin, con esto no saldo mi deuda con Daniel, pero se hace más llevadera, a falta de una condonación de esas que se estilan hoy día.

2.12.05

Consumo de drogas en adolescentes y gasto en prevención (gráficos curiosos XXI)

El otro día comentaban los medios de comunicación los datos de un reciente informe europeo en el que se resaltaba que los jóvenes españoles son de los que más drogas consumen, especialmente cocaína. Casi por costumbre, dudo de ese tipo de comparaciones, pues suelen estar hechas de manera apresurada o con datos insuficientes. Al revisar esta estadística con un poco de cuidado (datos y metodología, aquí), observé que cumplía de sobra los mínimos de rigor. Lo cual me alarmó, pues la cifra de consumo de cocaína entre los adolescentes españoles que mencionaban no era, ni mucho menos, despreciable.

Las estadísticas españolas al respecto, esto es, la encuesta sobre consumo de drogas en población escolar (aquí los resultados de la de 2004), me preocupó más todavía, pues muestra cómo el aumento mantiene un ritmo constante en los últimos diez años (tal como puede verse en el siguiente gráfico para el consumo de cannabis y el de cocaína). Conste que, normativamente, podría calificarme de "abolicionista", es decir, no soy partidario de prohibir el consumo de este tipo de sustancias a los adultos; allá cada uno con su salud. Pero en el caso de los menores de edad, tengo muchísimas más dudas, pues no tengo claro que puedan actuar, sobre todo a edades tempranas, con la suficiente responsabilidad.



Esta preocupación se mezcló con mi lectura actual, la del libro de Judith Rich Harris del que les hablé hace un par de días. Una de tantas cosas que me han llamado la atención del libro se refiere a las "cosas estúpidas" que hacen los adolescentes, como consumir productos dañinos para su salud. Ella pone el ejemplo del tabaco, pero sus afirmaciones, llenas de perspicacia, creo, valen igual para las drogas. Vean:

Exponerse a la relación con compañeros que fuman es lo que determina que un adolescente tenga la experiencia del tabaco. Lo que determinarán sus genes es si se engancha o no.

...

Decirles a los adolescentes cuáles son los peligros del tabaco ... no tiene el menor sentido. Es una propaganda de adultos; son razones de adultos. Y es precisamente porque los adultos no aprueban que se fume--porque hay algo peligroso y de mala reputación en ello--por lo que los adolescentes quieren hacerlo.

Decirles que fumar es aqueroso tampoco funciona... Si los adultos piensan que algo es asqueroso, eso mismo se convierte en lo más atractivo para un antiadulto.

Ni tampoco funciona que se reclute a una persona de su edad para que les aleccione. A ese joven se le ve como a un vendido, un adulador y un pelota de los adultos .

Es decir, las campañas antitabaco, o antidroga, habituales no sirven. Al contrario, pueden tener un efecto "perverso", el de estimular el consumo entre adolescentes, debido a razones como las que aduce Rich Harris. Algo así, me temo, podría estar pasando en España. Nos gastamos cada vez más dinero de nuestros impuestos en campañas de prevención (fuente: memorias del Plan Nacional Sobre Drogas) (con el añadido de importantes gastos de origen directamente privado, como el de alguna fundación), pero no está claro que esté sirviendo para mucho. Algo así observo yo en el gráfico, aunque, obviamente, no es la única interpretación posible. Lo que yo veo es que el gasto actual en prevención es mucho mayor en términos reales que hace casi veinte años, pero el consumo de drogas como el cannabis o la cocaína entre adolescentes también lo es. En particular, el gasto casi no deja de subir en la última década, lo cual coincide con un notable aumento en el porcentaje de adolescentes que consumen esas drogas. Puede ser mera coincidencia, o puede que Rich Harris tenga razón. No estaría de más que nuestras autoridades pensasen un poco en esta última hipótesis.