El día 7 de junio se celebró el día del donante de órganos en España, centrado este año en el estímulo de dicha donación entre la población extranjera residente en España. Aunque
los responsables públicos de esta cuestión resaltaron "la integración ... de la población inmigrante en el sistema español de donación", la Organización Nacional de Transplantes, al fijar como línea prioritaria la difusión de la necesidad de donar entre los extranjeros, está, implícitamente, sugiriendo que su esfuerzo podría (¿debería?) ser mayor.
Algún periodista así lo ha percibido, digamos, entre líneas.
En realidad, el 8,1% de las donaciones del año 2005 procedieron de extranjeros (125 de un total de unas 1.543), no tan lejos del peso de los extranjeros en la población total (8,5% a 1-1-2005). ¿Entonces?
En realidad, la comparación hay que establecerla no con los residentes vivos en un año, como implícitamente parece sugerir la nota de prensa de Sanidad, sino con los que efectivamente son "responsables" de la inmensa mayoría de las donaciones, esto es, los fallecidos en un año.
Las cifras más recientes de defunciones en España son de 2004, pero nos valen para hacernos una idea.
En 2004, los extranjeros representaron ... el 2,5% de todos los fallecidos en España. Claro, podrá decirse que esa cifra no vale porque en la población española hay muchas personas mayores, bastantes más que entre los extranjeros. Habría que contar sólo aquellos fallecidos en edades de poder dejar uno de sus órganos para un receptor. La verdad es que no tengo mucha idea de qué edades habría que contar. Lo que sí sabemos es que en 2005, la media de edad de los donantes españoles fue de 52,5 años, frente a 45 de los extranjeros, lo cual sugiere que el abanico de edades ha de ser amplio (con
datos de 2003, un tercio de los donantes tiene más de 60 años). Tomemos, sin ánimo de exactitud, un límite superior en los 65 años. De los fallecidos con 65 años o menos, si no he hecho mal las cuentas, un 6,7% son extranjeros. Es decir, todavía sigue siendo superior su "participación" en las donaciones a su "participación" en los fallecidos susceptibles de ser donantes.
¿Por qué habrá, entonces, que estimular todavía más a los inmigrantes para que donen órganos? Yo creo que la clave está, sobre todo, en que, a los responsables públicos, no les salen las cuentas según la nacionalidad del donante extranjero. En la nota de prensa indican:
La mayor parte de ellos eran procedentes de Europa occidental (41%), Latinoamérica (29,5%) y Europa del Este (16,4%), seguidos por los donantes procedentes de Asia (4,1%) y África (4,1%). En el 4,9% de los casos, no consta su lugar de procedencia.
Y más adelante, bajo el epígrafe de "línea prioritaria de trabajo":
Según los datos del padrón del año 2005, la población extranjera en nuestro país representa el 8,5% del total (3.730.610 personas). El grupo mayoritario proviene de los países de Latinoamérica (38,6%) seguido de la Unión Europea (20,8%), África (17,8%) y Europa del Este (16,7%).
De nuevo, implícitamente, se está sugiriendo que europeos del este, africanos y latinoamericanos no están aportando todo lo que podrían, pues su peso poblacional es mayor que su peso como donantes. En realidad, esa comparación (que el periodista avisado de antes ha hecho) es del todo incorrecta. Hay que comparar la nacionalidad de los donantes con la de los fallecidos. De nuevo con datos de 2004, aunque no se puede hacer una equivalencia estricta, tendríamos que, entre los fallecidos extranjeros: un mínimo del 62% procedía de la Unión Europea de los 15, un 12% procedía del resto de Europa (la mayoría de "Europa del Este"), un 14% de países americanos, un 10% de países africanos, y un 2% de países asiáticos. Aun descontando que han de estar sobrerrepresentados los "europeos occidentales" por su mayor edad (y, por tanto, mayor mortalidad), llama la atención que:
--el porcentaje de donantes de Latinoamérica (29,5%) sea muy superior al de fallecidos, grosso modo, de esa área (14%);
--el porcentaje de donantes de Europa del Este (16,4%) sea también superior al de fallecidos, grosos modo, de esa área (12%); y que
--el porcentaje de donantes de Asia (4,1%) también supere al de fallecidos asiáticos (2%).
El único continente "infrarrepresentado" entre los donantes extranjeros sería África, pero la diferencia no es tan grande: del 4 al 10%. Bueno, además de la Unión Europea (del 41 al 62%), aunque esto seguramente se explique por cuestiones de edad. [O quizás no y haya que exigir a nuestros colegas de la Europa desarrollada que aporten lo que les toca, hombre.]
O sea que, en el fondo, el problema (si es que es un problema, pero esto es otro cantar) es casi inexistente: los extranjeros donan como el que más, los "inmigrantes" probablemente donan con un exceso de generosidad, y simplemente se observa una menor presencia de la "debida" de los extranjeros de África.
Eso sí, que la inexistencia de problemas impida a nuestras autoridades lanzar sus bonitas, y periódicas, campañas de "concienciación" ciudadana. También de los extranjeros; aquí no se libra nadie.