Hace algún tiempo, algún periodista señaló que el número de divorcios estaba cayendo en España debido a la crisis económica. Estos días, quizá con motivo de la celebración de San Valentín, algún otro vuelve con la misma idea (
aquí,
aquí y
aquí, por ejemplo).
El razonamiento es de este estilo, tal como se recoge en una de esas noticias:
Divorciarse sale caro, pero en tiempos de crisis hay quienes ni se lo pueden permitir. El desempleo y las cuotas desorbitadas de las hipotecas están llevando a muchos matrimonios desavenidos a replantearse la situación, e incluso a aguantar porque el dinero no les alcanza para hacer vida por separado. Si ya era difícil mantener un hogar, dos resulta muy complicado.
Tiene su aquél, pero a mí no me convence mucho. Veamos.
Por lo pronto, hay que comprobar si está bajando el número de divorcios, y, si es así, si no hay otra explicación más sencilla.
En el siguiente gráfico se ven las demandas de divorcio ingresadas en los juzgados desde el primer semestre de 2004 al primer semestre de 2008.
En él se comprueba el gran incremento que se produjo en el segundo semestre de 2005, justo cuando entró en vigor la reforma del Código Civil que facilitaba muchísimo los trámites de divorcio (eliminando el requisito de la separación previa) y retiraba alguna barrera más a la decisión de divorciarse (como la necesidad de aducir una causa). Aumentó mucho el número de divorcios y, lógicamente, cayó mucho el de separaciones. El aumento de los primeros se mantuvo en 2006, probablemente dando salida a parte del stock de separaciones que se habían ido acumulando con los años. En 2007, una vez pasados los efectos inmediatos de la nueva regulación, empezó a caer el número de divorcios. Y en el primer semestre de 2008 han vuelto a caer (en comparación con el primer semestre de 2007).
Que cayeran en 2007, cuando todavía casi ni se sentía la crisis (aunque algunos la preveían), va en contra del argumento expuesto más arriba, pues apunta a otras razones de la caída: el fin de los efectos inmediatos del cambio legal, creo. Que sigan cayendo en 2008 podría dar razón a los periodistas (y algunos abogados que contribuyen con su opinión a los artículos), pero pienso que no.
En el gráfico siguiente se ve la variación entre los mismos trimestres de años sucesivos del del número de divorcios ingresados en los juzgados.
Como la Semana Santa cayó en 2008 en marzo y en 2007 en abril, he intentado corregir la variación de este notable cambio en el número de días hábiles para tramitar asuntos judiciales. Muestro, así, la variación original, y una corregida para los dos primeros trimestres de 2007 y 2008, que tiene en cuenta, aproximadamente, el número de días hábiles. Como se ve el ritmo de caída entre 2006 y 2007 fue muy parecido en cada trimestre. Al comenzar 2008 pareció acelerarse (lo que abundaría en la hipótesis de la crisis), pero al avanzar 2008, el ritmo de caida se ralentizó, llegando a un mínimo en el tercer trimestre. Como la crisis no ha hecho más que acentuarse en 2008, la evolución de la caída en el número de divorcios sería la contraria de la esperable según la hipótesis que discutimos.
Asimismo, he pensado que podía empezar a contrastarse esta hipótesis con otro tipo de datos: con la variación del número de divorcios por provincias, que cabría correlacionar con distintos indicadores de actividad económica medidos también a escala provincial.
Los resultados de este ejercicio están en los gráficos siguientes.
En el primero vemos la relación entre la variación en el número de ocupados por provincia y la variación en el número de divorcios por provincia (datos de los tres primeros trimestres de 2007 y 2008).
Salta a la vista que no hay ninguna asociación entre ambas variables. La recta de regresión es casi plana. Si fuera cierto el argumento de la crisis, la recta tendría que bajar: cuanto más aumenta la ocupación más divorcios (o cuanto más cae la ocupación, menos divorcios).
En el segundo vemos la relación entre la variación en la compraventa de viviendas por provincia (datos anuales de 2007 y 2008) y la variación en el número de divorcios por provincia (datos de los tres primeros trimestres de 2007 y 2008).
En este caso, la inclinación de la recta de regresión es la "correcta" según la hipótesis de la crisis (cuanto más cae la venta de viviendas, más cae el número de divorcios), pero la asociación es debilísima (R2 de 0,05) y no es significativa.
Por último, veamos la asociación entre la variación en el número de divorcios (mismos datos que antes) y un indicador que también está bastante asociado a la evolución de la actividad económica, el importe de los efectos comerciales impagados (en datos anuales).
Ésta es la única asociación significativa y de cierta fuerza (R2 = 0,21), pero la recta se inclina justo al contrario que lo predicho por la hipótesis de la crisis. En el gráfico se ve cómo cuanto más aumenta el importe de los impagados (es decir, cuanto peor la situación económica), más aumenta el número de divorcios.
En definitiva, yo tiendo a pensar que la hipótesis que relaciona la crisis con una reducción del número de divorcios no es muy sólida, a la vista de los datos. En realidad, la relación entre la situación económica y la probabilidad de divorciarse debe de ser bastante más compleja que lo apuntado por esa hipótesis. Quizá otro día hable de esa complejidad.
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