El culpable de que vuelva por estas páginas es Josu (de Malaprensa), quien, como saben, tiene desde hace unas semanas una sección llamada "El Purgatorio" en Onda Cero. Lleva un par de semanas o tres liado, ahí y en su blog, con el asunto de la pérdida de poder adquisitivo de los empleados públicos, intentando poner un poco de claridad en un tema muy confuso, porque las cifras ni son fáciles de conseguir ni son fáciles de tratar en conjunto. A él no le convence lo que ha dicho algún sindicato, acerca de que la pérdida de poder adquisitivo desde 2009 o 2010 (no está claro) es del 30%.
Ayer, el representante del sindicato que ha difundido esa especie (CSIF) intervino en el programa, si bien no aclaró en absoluto de dónde obtenían los datos o cómo los calculaban.
No, no crean que voy a intentar aclarar este asunto. Si no lo ha hecho Josu, que lleva unas cuantas semanas recabando información para hacerse una idea, menos lo haré yo, que ni siquiera me he puesto a ello. El motivo de esta anotación es la sensación molesta de irrealidad que me ha quedado después de escuchar al sindicalista. Escuchándole, parecería que los que de verdad han sufrido la crisis han sido los empleados públicos. No digo que sea esa su intención al (mal)explicarse, pero sí es la sensación que a mí me da, y no solo al escuchar al representante del CSIF, sino al escuchar a representantes de otros sindicatos, o incluso a trabajadores del sector privado que han mantenido su empleo y han empezado a perder poder adquisitivo hace un año, si acaso.
En fin, lo que quiero decir es que las consecuencias de la crisis no han sido igualmente duras para los distintos "colectivos" de trabajadores (no entro en lo que ha ocurrido en otros sectores de la sociedad). Para entenderlo, el argumento de la pérdida de poder adquisitivo de quienes siguen teniendo trabajo es, si me apuran, menor. Lo importante es el haber perdido el trabajo. Aquí las cosas sí están bastante claras. El empleo no ha caído por igual en todos los grupos de trabajadores. Veamos.
Los gráficos siguientes muestran lo que ha ocurrido con la ocupación desde el "pico" del empleo en el 3er trimestre de 2007.
En el primero comprobamos como la cifra de asalariados privados ha pasado de cerca de 14 millones a algo menos de 11 millones (10,9 millones, por ser algo más precisos). La cifra de ocupados por cuenta propia también ha caído, desde 3,6 a 3 millones. Y también ha caído, bastante menos que en el caso de los asalariados privados, la de asalariados públicos, pasando de 2,9 a 2,8 millones (la caída, en realidad, es de unos 70.000). ¿De dónde salen la caída de 300.000 empleados públicos de la que habla el representante del CSIF en la radio? Probablemente, de comparar no el pico del empleo total, sino el pico del empleo público que se produjo bien avanzada la crisis, en el tercer trimestre de 2011 (3,2 millones).
Los movimientos se perciben mejor si los planteamos en términos porcentuales, como hago en el segundo gráfico.
En él se ve con bastante claridad la dimensión de la caída relativa en cada uno de los tres grupos. El número de los ocupados por cuenta propia es hoy (2º trimestre de 2013) un 15% inferior al del 3er trimestre de 2007. El de asalariados privados es un 22% menor (se han "destruido" uno de cada cinco empleos...). El desplome de la construcción explica buena parte de todo ello, pero no todo, ni mucho menos.
El número de asalariados públicos es un 2% inferior ("destrucción" de uno de cada cincuenta empleos desde 2007).
Obviamente, no cabe esperar que en una crisis, ni siquiera en una como esta, el empleo público caiga tanto como el privado, pero, puestos a comparar sufrimientos, está clara la comparación.
Por completar la comparación en el sufrimiento, acabo la anotación con un último gráfico, en el que distingo a los asalariados, tanto privados como públicos, según el tipo de contrato (indefinido o temporal, sabiendo que "indefinido" en el caso del sector público quiere decir casi siempre "funcionario inamovible").
Como ya sabíamos, los que de verdad han pagado el pato de la crisis (siempre hablando en términos de trabajadores y según las categorías que consideramos) han sido los contratados temporales. En el sector privado, su número ha caído un 43% (frente a un 11% para los indefinidos; de nuevo, con un importante efecto de la crisis de la construcción), mientras que en el sector público ha acabado haciéndolo un 29% (frente a un crecimiento del 6% para los indefinidos). En el gráfico se ve también bastante bien cuándo han empezado las administraciones públicas a desprenderse de sus temporales (a finales de 2011) y la relativa rapidez con la que lo están haciendo.