WonkaPistas

31.5.07

Ventajas del matrimonio

Las describen bastante bien en este artículo de The Economist, en el que citan algunos de los principales estudios en los que se muestran esas ventajas. Se centra, sobre todo, en la distancia que separa cada vez más a las personas de nivel social o educativo alto y las de nivel bajo: las primeras siguen casándose mucho y se divorcian cada vez menos; todo lo contrario que las segundas.

Del texto, me quedo con el párrafo siguiente, pues refleja muy bien un hecho que yo no acabo de saber describir ni explicar bien. Se refiere a por qué son menos estables, por término medio, las parejas de hecho:

The likeliest explanation is inertia, says Scott Stanley of the Centre for Marital and Family Studies at the University of Denver, Colorado. Couples start living together because it is more fun (and cheaper) than living apart. One partner may see this as a prelude to marriage. The other—usually the man—may see it as something more temporary. Since no explicit commitment is made, it is easier to drift into living together than it is to drift into a marriage. But once a couple is living together, it is harder to split up than if they were merely dating. So “many of these men end up married to women they would not have married if they hadn't been living together,” says Mr Stanley, co-author of a paper called “Sliding versus deciding”.

"Sliding versus deciding" quiere decir algo así como "Dejándose llevar en lugar de tomar una decisión". Aprovecho y les pongo el vínculo a una versión gratuita de ese trabajo, así como a otros, interesantes, que citan en el artículo.

"The Inertia Hypothesis: Sliding vs. Deciding in the Development of Risk for Couples in Marriage", de Scott M. Stanley, Galena H. Kline y Howard J. Markman.

Marriage and caste in America, un libro de Kay S. Hymowitz. El mismo argumento se desarrolla en este artículo suyo del City Journal: "Marriage and caste".

The National Marriage Project, que dirigen Barbara Dafoe Whitehead y David Popenoe, con vínculos a bastantes estudios elaborados en el marco de dicho proyecto.

"How Do Marital Status, Wage Rates, and Work Commitment Interact?", de Avner Ahituv y
Robert I. Lerman.

"Married and Unmarried Parenthood and Economic Well-Being. A Dynamic Analysis of a Recent Cohort", de Robert I. Lerman.

"For richer or for poorer: marriage as an antipoverty strategy", de Adam Thomas e Isabel Sawhill, de pago. Ideas similares en "Work and Marriage: The Way to End Poverty and Welfare", de Ron Haskins e Isabel Sawhill.

Ya tienen (y tengo) lectura para un tiempo. Que les aproveche.

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30.5.07

¿De dónde proceden las marcas más famosas?

El otro día en clase, en una conversación sobre investigación y desarrollo, hice una pequeña prueba para ver si mis alumnos sabían de qué país era la empresa Nokia. Se trata de alumnos de quinto curso, no de primero. De los que estaban en clase, ninguno supo decir que era de Finlandia. Los que se atrevieron a sugerir un origen lo situaron, más bien, en Asia. Acabo de encontrarme con una prueba similar, hecha de manera sistemática, en este caso a una muestra de estudiantes universitarios estadounidenses. Se les preguntó por marcas de multinacionales fabricantes de teléfonos móviles, de otros gadgets electrónicos, de coches y otros productos.

Tampoco ellos saben el país de origen de Nokia, ni el de Adidas, ni, vergüenza, vergüenza, el de Motorola (EEUU). Y eso, supongo, que tuvieron que elegirlo de una lista. Aquí están los porcentajes de respuestas acertadas.


Quizá sean muy jóvenes para saber que Lexus es la marca de coches "de lujo", por así decirlo, de Toyota y, por tanto, su sede está en Japón, y tampoco tienen por qué saber de dónde es Lego: jugaron con sus construcciones, pero eran muy pequeños para preguntarse por el país de origen. Pero es curioso que casi ninguno sea capaz de situar a Nokia o a Adidas, dos marcas, en buena medida, dirigidas a un público muy joven.

En realidad, no pasa nada. No hace falta conocer dónde se fabrican los productos para tomar decisiones de consumo, pero me han llamado la atención porcentajes tan bajos de conocimiento. ¿Cómo creen que serían en España?

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28.5.07

Abstención y resultados en las municipales de 2007

Josu puso ayer un gráfico en Malaprensa sugiriendo que la abstención en las elecciones municipales del día 27 de mayo de 2007 estaba asociada positivamente a la diferencia de voto PP - PSOE en las elecciones municipales de 2003, sugiriendo, a media tarde, que ello significaba que el PP iba a ganar en número de votos en el conjunto de España. No se equivocó.

Visto el gráfico y algunos datos, yo tendía a pensar que, como en otras ocasiones (tal que en las elecciones del 2000), el "éxito" del PP tenía bastante que ver con una abstención mayor en los votantes de izquierda, en particular del PSOE. He estado comprobando los datos para estas elecciones y quizá valga esta idea para los votantes de formaciones de izquierda, pero no está claro que valga para los del PSOE. Y he llegado a otra conclusión, que es más importante la movilización del electorado del PP que la desmovilización del electorado del PSOE. Lo explico con unos gráficos.

En el siguiente, para mi sorpresa, se ve cómo la participación cae menos de 2003 a 2007 a medida que aumenta el voto al PSOE en 2003. No es una asociación muy fuerte, pero, de haberla, es positiva, y no negativa, como correspondería con una desmovilización del votante del PSOE.


En el siguiente gráfico tenemos, de nuevo, la variación de la participación, pero esta vez relacionada con el voto al PP en 2003. En este caso, el resultado sí es esperable: a medida que aumenta el voto al PP en 2003, se reduce menos la participación desde 2003 a 2007. Ello es un indicio de mayor movilización (o menor desmovilización, según se mire) de los votantes del PP. En este caso, la asociación es bastante más intensa que con el voto al PSOE.



Vistos en conjunto, estos gráficos sugerirían que el PP ha conseguido movilizar más a sus votantes que el PSOE, lo cual se habría traducido en la cierta ventaja que ha obtenido en las municipales.

Por lo que sabemos de la campaña, ambos partidos han intentado movilizar a sus electores, no sólo para conseguir las parcelas de poder correspondientes a escala local, sino en una competición a escala nacional por el primer puesto en número de votos. Da la impresión de que la estrategia del PP ha tenido un éxito algo mayor que la del PSOE. El PP ha sido más capaz que el PSOE de plantear estas elecciones como una suerte de elecciones generales.

Si es así, tendríamos que fijarnos, quizás, más en la variación de la participación entre las elecciones generales de 2004 y las municipales de 2007, y en el voto a los dos partidos en 2004. Si usamos estos datos, volvemos a tener un gráfico curioso para el PSOE y esperable para el PP.

En el caso del PSOE, si no tengo mal los datos, no se observa ninguna relación entre el voto en 2004 y la variación en la participación electoral entre 2004 y 2007. Yo creo que esto se debe a que la asociación entre el voto al PSOE en 2003 y en 2004 no es muy elevada. De hecho, el coeficiente R2 tiene un valor relativamente bajo, de 0,56, sobre todo para estar hablando del voto al mismo partido en dos elecciones muy seguidas.



En el caso del PP, se cumple casi al milímetro la relación vista más arriba. Es decir, cuanto más voto al PP en 2004, menos cae la participación electoral entre 2004 y 2007. Lo más probable es que eso se deba a la gran estabilidad del voto al PP entre 2003 y 2004. Efectivamente, la hay, pues el coeficiente R2 que mide la fuerza de la asociación entre ambas variables es muy alto, nada menos que de 0,93.



Todavía no he incluido en mi base de datos los resultados de los dos partidos en 2007, por lo que no puedo comparar lo ocurrido con ambos entre 2003 (ó 2004) y 2007. Quizá los incluya y haga las comparaciones. Mi hipótesis, mientras tanto, es que el PP sigue manteniendo una gran estabilidad en su voto, bastante mayor que el PSOE, aunque puede dicha estabilidad puede haber caído algo.

En cualquier caso, mi impresión es que los gráficos sugieren que el PP es capaz de mantener su electorado mejor que el PSOE en distintas elecciones.

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24.5.07

¿Es España el país con la tasa de divorcio más alta de Europa?

Si me hubieran hecho esta pregunta hace dos o tres años, mi respuesta habría sido, sin pensarlo, un rotundo "no". Pero ahora mismo, no sabría cómo responder.

Viene esto a cuento de los datos que hizo públicos ayer el Instituto de Política Familiar, según el cual, en 2006 se habrían producido (verbo ambiguo, como veremos) 141.817 divorcios (y 14.158 separaciones). Según dicho instituto, esa cifra situaría la tasa bruta de divorcios en 3,2 por cada 1.000 habitantes, la mayor de la UE15.

Lo primero que hay que entender es qué quiere decir que se "producen" tantos o cuantos divorcios. En el siguiente cuadro he recogido datos de divorcios y separaciones en España publicado por distintas fuentes.


España (1981-2006). Número de divorcios y separaciones según distintas fuentes

INE
(hasta 1997, registrados; desde 1998, resueltos)
Eurostat IPF CGPJ
(separaciones)
CGPJ
(Divorcios)

Separac. Divorcios Divorcios Separac. Divorcios Ingresad. Resuelt. Ingresad.
Resuelt.
1981
9.483 9.483





1982
21.463 21.464





1983 19.651 19.306 19.308





1984 22.224 17.656 17.656





1985 25.046 18.291 18.292 25.046 18.291



1986 28.053 19.487 19.484





1987 31.153 21.126 21.125





1988 33.240 22.449 22.449





1989 34.672 23.063 23.063





1990 36.272 23.191 23.191 36.272 23.191



1991 39.758 27.224 27.226





1992 39.918 26.783 26.782





1993 43.491 28.854 28.857





1994 47.546 31.522 31.522





1995 49.371 33.104 33.104 49.374 33.104 49.374 48.558 33.104 32.395
1996 51.317 32.571 32.571

51.317 51.060 32.571 33.170
1997 54.728 34.147 34.147

54.728 56.153 34.147 34.946
1998 56.928 35.834 36.072

56.837 56.928 36.072 35.834
1999 58.137 36.101 36.101

59.547 58.137 36.900 36.101
2000 61.617 37.743 37.740 63.377 38.973 63.430 61.617 38.973 37.743
2001 66.144 39.242 39.278

65.555 66.144 37.586 39.242
2002 73.567 41.621 41.621

73.032 73.567 42.017 41.621
2003 76.520 45.448 45.448

79.423 76.520 47.319 45.448
2004 81.618 50.974 51.171

82.340 81.618 52.591 50.974
2005 64.028 72.848 49.900 55.640 93.615 55.049 64.028 92.060 72.848
2006


14.158 141.317



Fuente: elaboración propia.

Como puede verse en el cuadro, contamos con dos tipos de datos: el número de asuntos "registrados" o "ingresados" ("demandas" de divorcio) y el número de asuntos "resueltos". Entiendo que esto último son sentencias, pero no soy muy ducho en leyes.

Puede comprobarse que el IPF utiliza datos de divorcios "ingresados", no de divorcios "resueltos", si comparamos sus cifras con las columnas correspondientes del INE y del CGPJ. Sus datos todavía no han aparecido en una fuente oficial (o yo he sido incapaz de encontrarlos), pero son plausibles, pues en los tres primeros trimestres de 2006, según el CGPJ, ingresaron en los juzgados españoles 103.837 solicitudes de divorcio. No es incorrecto usar esta cifra, pero es problemático usarla para comparar con datos europeos.

Los datos españoles que usa Eurostat para compilar sus tablas son los del INE, tal como queda claro al comparar las columnas correspondientes (aunque hay pequeñas variaciones aquí y allá, y una crasa diferencia en la cifra de 2005, cifra provisional que tendrán que rectificar a su debido tiempo). Entonces, como usa las cifras del INE, en realidad, en los últimos años, está usando la cifra de sentencias de divorcio (y no la de "demandas" de divorcio).

Que el IPF usase la cifra de demandas de divorcio no sería tan problemático si su número fuera similar al de sentencias, pero en el año 2005 ambas cifras se han separado bastante. En 2005, las demandas habrían sido unas 92.000 y las sentencias unas 73.000. Quizá esté ocurriendo lo mismo en 2006.

En el cuadro siguiente se ven las tasas de divorcio para los países de la UE27 en los últimos cinco años. El dato de 2005 lo he calculado yo, sustituyendo el erróneo de Eurostat por el de sentencias de divorcio del INE.


Europa de los 27 (2000-2005). Número de divorcios por cada mil habitantes

2000 2001 2002 2003 2004 2005
UE27 1,8 1,9 1,9 2 2 2
UE25 1,9 1,9 1,9 2 2 2
Bélgica 2,6 2,8 3 3 3 2,9
Bulgaria 1,3 1,3 1,3 1,5 1,9 1,9
R. Checa 2,9 3,1 3,1 3,2 3,2 3,1
Dinamarca 2,7 2,7 2,8 2,9 2,9 2,8
Alemania 2,4 2,4 2,5 2,6 2,6 2,7
Estonia 3,1 3,2 3 2,9 3,1 3
Irlanda 0,7 0,7 0,7 0,7 0,8 0,8
Grecia 1 1,1 1 1,1 1,1 1,2
España 0,9 1 1 1,1 1,2 1,7
Francia -- 1,9 -- 2,1 2,2 2,2
Italia 0,7 0,7 0,7 0,8 0,8 0,8
Chipre 1,7 1,7 1,9 2 2,2 2
Letonia 2,6 2,4 2,5 2,1 2,3 2,8
Lituania 3,1 3,2 3 3,1 3,2 3,3
Luxemburgo 2,4 2,3 2,4 2,3 2,3 2,3
Hungría 2,3 2,4 2,5 2,5 2,4 2,5
Malta 0 --
--
--
0 0
Holanda 2,2 2,3 2,1 1,9 1,9 2
Austria 2,4 2,6 2,4 2,3 2,4 2,4
Polonia 1,1 1,2 1,2 1,3 1,5 1,8
Portugal 1,9 1,8 2,7 2,2 2,2 2,2
Rumanía 1,4 1,4 1,5 1,5 1,6 1,5
Eslovenia 1,1 1,1 1,2 1,2 1,2 1,3
Eslovaquia 1,7 1,8 2 2 2 2,1
Finlandia 2,7 2,6 2,6 2,6 2,5 2,6
Suecia 2,4 2,4 2,4 2,4 2,2 2,2
Reino Unido 2,6 2,6 2,7 2,8 2,8 2,6
Fuente: Eurostat (dato español de 2005 corregido con INE).

Como se ve, España tenía hasta 2004 una de las tasas de divorcio más bajas de Europa (1,2 por mil, frente a una media de 2 por mil para la UE27). En 2005, sin embargo, con el cambio en la regulación legal del divorcio, aumentó mucho el número de divorcios (reduciéndose el de separaciones), de manera que la tasa creció considerablemente, hasta el 1,7 por mil.

Si usamos el dato de divorcios del IPF, la tasa española habría sido del 2,1 por mil en 2005 y, efectivamente, del 3,2 por mil en 2006, lo cual nos situaría, comparándola con datos de 2005, a la cabeza de la UE27, sólo por debajo de Lituania. A mi juicio, no es lógico utilizar el dato del IPF, pues, al parecer, Eurostat utiliza datos de sentencias y no de "demandas".

¿Cuántas sentencias se habrán producido en 2006? No es un dato publicado, pero podemos ofrecer una estimación. Si se ha mantenido la ratio sentencias / demandas que se dio en 2005, entonces, se habrían producido unas 112.000 sentencias de divorcio. Serían, de todos modos, muchísimas, más del doble de las de 2004, e implicarían una tasa de divorcio del 2,5 por mil, también muy alta. Ello nos situaría en el 9º lugar de la UE27, un puesto muy elevado, en cualquier caso.

Queda una última cuestión. ¿Es esta cifra de divorcios, tan elevada, coyuntural o será duradera? Esto es algo muy difícil de responder hoy. Haría falta, como poco, los datos de 2007 para ver si se mantienen los de 2006. No podemos saber todavía si ese gran aumento se debe, simplemente, a que muchos matrimonios que estaban separados han acelerado los trámites del divorcio ante la mayor facilidad para ellos o si lo que ocurre es que quienes antes optaban por separarse primero y divorciarse después optan directamente por lo segundo. No estaría de más que el CGPJ, que es quien elabora todas estas estadísticas (con ayuda del INE, supongo), nos lo contase.

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18.5.07

Educación cívica

Una de las cuestiones hoy más discutidas en el ámbito de la enseñanza es la de la nueva asignatura "Educación para la ciudadanía". Uno de los contenciosos principales es si el estado tiene derecho a inculcar en los niños determinados valores, arrebatando esta prerrogativa a los padres. Yo tiendo a ser muy poco favorable a este tipo de asignaturas, aunque no es éste el tema de esta anotación.

Ésta tiene otro sentido, el de recordar que, a pesar del calor de la discusión, nadie, que yo sepa, se ha parado a pensar si ese tipo de clases ("educación para la ciudadanía", "ética", "formación del espíritu nacional", etc.) son efectivas. En realidad, en España, nunca nos paramos a pensar en este tipo de cosas, entre otras razones, porque la investigación sobre educación es raquítica. En Estados Unidos sí han hecho bastantes estudios sobre la influencia de las clases de "civics" en los "civic values" de los estudiantes. Me trae esto a la cabeza un artículo de Patrick J. Wolf en Education Next, en el que se analizan los trabajos empíricos que relacionan el tipo de colegio (público, privado, charter school y demás) con los valores cívicos que adquieren los estudiantes.

En esta revisión de la evidencia se llega a varias conclusiones. La siguiente me ha llamado mucho la atención (mis negritas):

Effective instruction itself likely promotes civic values, as better-educated citizens tend to be more knowledgeable about politics, more tolerant, and more active in their communities. Some preliminary studies suggest that students are more likely to embrace civic values as adults if they had the opportunity to participate in student governance or voluntary activities as students, or at least witnessed adults who modeled proper civic behaviors in their schools. There is less empirical support for curricular interventions aimed at boosting civic values. Civics classes appear to increase civic values such as tolerance only modestly, and only if they are customized to focus explicitly on that particular value. There is no evidence that taking a required civics course in junior high or senior high school, in and of itself, enhances civic values.

Es decir, no está nada claro que una asignatura de educación cívica, o de educación para la ciudadanía--en nuestros términos--, sirva para mucho. Probablemente, funcionan mejor otras cosas, más indirectas, como la mera instrucción (cuanto más educado es un ciudadano, más tolerante suele ser, por ejemplo) o la participación en actividades de voluntariado. Wolf apunta, también a que puede influir algo que podríamos llamar ambiente escolar, o, en sus palabras, "a generally higher level of order and discipline". Es decir, uno aprende a comportarse con civismo actuando cotidianamente en una institución cuyas reglas y valores efectivos (es decir, que se aplican, no que viven en el limbo de los reglamentos) estimulan esos comportamientos, y no (o casi no) de manera "intelectual", aprendiendo valores en una asignatura como el que se aprende una fórmula matemática. Así veo yo las cosas, aunque, como Wolf, no cuento con evidencia empírica para sustentar mi afirmación.

Se me olvidaba, la principal conclusión del trabajo de Wolf es que las escuelas privadas suelen ser un poco más efectivas que las públicas en la promoción de valores cívicos entre sus estudiantes, al contrario de lo que suele pensarse. Esto no es un hallazgo reciente (su primer análisis sobre esta cuestión es de 2002; véase también este otro artículo de David E. Campbell, de 2001), pero conviene recordarlo de vez en cuando, más que nada para seguir situando las cosas en sus justos términos.

ACTUALIZACIÓN. Se me ha olvidado decir que he llegado al artículo de Wolf a través de la página de Joanne Jacobs.

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15.5.07

Alarmismo ecológico y apatía de los individuos

Aunque yo no confío tanto en mi capacidad para explicar algunas cosas como lo hace Luis I. Gómez (Desde el exilio), me atrevo a proponer algunas hipótesis sobre una cuestión que me plantea, más que nada porque precisamente estos días he estado trabajando en temas afines. Resulta que un científico británico ha averiguado que los mensajes sobre las catástrofes ecológicas que, supuestamente, se avecinan, en lugar de mover a la gente a actuar poniendo remedios, les sume en una actitud de apatía. A mí, desde luego, no me extraña. Se me ocurren varias ideas no elaboradas al respecto.

1. Ante todo, independientemente del tono de los mensajes, hay que entender que la mayoría de las veces, la solución de los (supuestos) problemas ecológicos se plantea en términos de la producción de un bien público mediante una acción colectiva, en la que tendrían que participar millones de personas. Siendo así, es lógica la actitud de apatía o de falta de compromiso: lo que cada uno puede aportar a la solución del problema es tan poco que no merece la pena, y, de todos modos, si se resuelve el problema, uno mismo se beneficiaría aun sin haber contribuido a ello.

Por otra parte, estamos acostumbrados a que, si se plantean así las cosas, la respuesta sea la habitual: el estado interviene de un modo u otro. "Ya lo hará" o "que lo haga", pensarán muchos ciudadanos, eludiendo la supuesta responsabilidad que pudieran tener.

Más allá del problema de acción colectiva, quizá serían bastantes los ciudadanos que, de todos modos, se sintieran llamados a ciertos comportamientos, es un decir, responsables. Entran en juego, entonces, otros obstáculos.

2. Los mensajes de catástrofe ecológica, de doom and gloom como dicen los anglos, podemos percibirlos como un ruido más de la discusión pública, ya bastante llena de ruidos. Bien se convierte en un elemento más del ruido de fondo con el que nos hemos acostumbrado a vivir, bien lo silenciamos, como tantos otros mensajes.

3. Esos mensajes no acaban de entrar a formar parte de nuestro conocimiento de las cosas, ni de manera intelectual ni de manera, perdón por el palabro, experiencial. No es que toda nuestra conducta la muevan conocimientos de este tipo, pero pueden ayudar. A mí me da la impresión de que ideas o fenómenos como el calentamiento global son, por sí mismos, muy difíciles de aprehender. Para ello se requiere tranquilidad, detenimiento, reflexión, atención prolongada, sosiego en la elaboración de juicios, cosas así. El tono apocalíptico de los mensajes periodísticos y de no pocos científicos no ayuda a ese tipo de conocimiento.

De todos modos, nos queda algo, en la forma de conocimientos superficiales, de palabras mágicas que repetir cuando la ocasión lo requiere, por ejemplo, en una conversación con nuestros amigos o vecinos. Como es improbable que alguno de ellos nos haga ver lo superficial o lo mágico de ese conocimiento (por desconocimiento de ellos mismos o por cortesía), seguiremos teniéndolo dispuesto para la próxima ocasión.

4. Los mensajes apocalípticos contribuyen a que afrontemos los problemas ecológicos con un sentimiento de inevitabilidad. La cosa es tan grave, de dimensiones tan enormes, implica a fuerzas tan fuera de nuestro alcance, que nada podemos hacer, nosotros, minúsculos humanos. Los héroes griegos se abrazaban a su destino; nosotros, que estamos para pocas heroicidades, nos encogemos de hombros ante él.

5. Si de verdad hacemos nuestros esos mensajes, lo normal es que produzcan en nosotros sentimientos de miedo y/o angustia. Muchos reaccionamos ante el miedo paralizándonos, o huyendo. La angustia también puede llevar a la inacción, o a maneras de reducirla que no implican afrontar directamente la causa de aquélla, sino distraer nuestra atención a cuestiones más agradables.

6. Los mensajes ecológicos apocalípticos siguen el habitual sentido de arriba (elites diversas) a abajo (público en general). Sin embargo, me da la impresión de que, en lo que tiene de auténtico, el movimiento ecologista surgió (en Estados Unidos, en Alemania) más bien de abajo a arriba. Es decir, partiendo de problemas locales, más fácilmente cognoscibles e integrables en la propia experiencia y en la propia conducta.

Tengo alguna idea más, pero está todavía más cruda que las anteriores. Seguro que los lectores de Wonkapistas las tienen más cocinaditas.

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10.5.07

Tendencias políticas de los profesores y los estudiantes de Madrid (II)

Como era previsible, Carlos Berzosa ha ganado las elecciones a rector de la Universidad Complutense. Era previsible porque, en buena medida, el voto está orientado ideológcamente, como defendí el otro día. Prácticamente ha aglutinado todo el voto de "izquierdas" de la primera vuelta, igual que Nogales, su adversario, ha aglutinado el de "derechas".

En mi anotación del otro día, de todos modos, cometí un error al contar los votos de profesores, pues sumé todos los depositados en cada centro, sin darme cuenta de que los profesores que no son funcionarios doctores no votan en su centro, sino en unos pocos asignados al efecto. Mis disculpas.

En realidad, el análisis casi no cambia aunque usemos los datos "buenos". Veámoslo.

En el siguiente gráfico (1) se ve la relación existente entre el voto de los profesores a candidatos de "izquierdas" (Aldecoa y Berzosa) en la primera vuelta y el voto de profesores (sólo funcionarios doctores, pues son los únicos de los que sabemos que votan en el centro al que pertenecen) a candidatos de izquierdas. La relación es la esperable y de cierta fuerza. Ya lo vimos en la anotación anterior.



En la segunda vuelta, se observa la misma relación, con una fuerza quizá inferior.



Este último gráfico, al compararlo con el primero, sugiere que los patrones de voto han debido de mantenerse bastante.

En el caso de los estudiantes así ha sido.


Si no fuera por las dos "excepciones" de Estadística y Óptica, la correlación sería elevadísima (R2=0,95). La excepción de Estadística es explicable por el reducido número de casos, lo que hace que cualquier variación mínima pueda suponer cambios porcentuales importantes. El caso de Óptica no lo sé explicar, pues da la impresión de un vuelco en los resultados, lo que no se habría producido en ningún otro sitio. Quizá se trate de un error en la transcripción de los datos.

¿Y los profesores? Pues algo parecido a los estudiantes, sin la excepción de Óptica (¿ni la de Estadística?).




Me da la impresión, por tanto, de que el voto de los estudiantes está más ideológicamente orientado que el de los profesores. No hay más que ver lo bien que se alinean los puntos en el tercer gráfico (quitando las dos excepciones) y lo más dispersos que están aquellos en el cuarto.

Que sea así es lógico, pues los profesores cuentan con mayor y mejor información sobre los candidatos precisamente por ser profesores. Su mayor implicación en la vida académica y administrativa de los centros les hace buscar y adquirir esa mejor información y tenerla en cuenta más a la hora de votar, pues les va más en ese voto a ellos que a los estudiantes (que están, por así decirlo, de paso). En el caso de los estudiantes, el acopio de información se les hace mucho más costoso, por lo que tenderán a recoger mucha menos. Además, tampoco tienen mucho interés en incurrir en esos costes, pues no les va tanto en la elección a rector ("están de paso"). Así, es lógico que echen mano de las orientaciones políticas de los candidatos y de las suyas propias como criterio principal de voto. Es la estrategia menos costosa, y la que muchos aplican en las elecciones generales, por cierto.


_____________
(1) He dejado fuera el dato de Ciencias de la Documentación, porque sólo han votado 6 profesores y cualquier variación, por mínima que sea, se notará demasiado en los porcentajes.

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9.5.07

A vueltas con el carné por puntos, y II (gráficos curiosos LII)

Comentaba ayer que no tenía claro que la caída del número de víctimas mortales en accidentes de tráfico estuviera causada por la implantación del carné por puntos. Mi duda principal tiene que ver con que el descenso de fallecidos en el segundo semestre de 2006 no es tan excepcional.

Sería mejor contar con una serie larga de fallecidos por meses para ver lo específico de la llegada del carné por puntos, pero yo sólo he conseguido una desde 2002, y con bastante esfuerzo.

Esto es lo que ha pasado con el número de fallecidos cada mes desde el año 2002.



Incluso sin tener en cuenta que, probablemente, el número de kilómetros recorridos aumentó entre 2002 y 2005, se ve, con cierta claridad, que el número de fallecidos cayó en esos años. Lo que sí es cierto es que en 2006, por primera vez en los años que cubre ese gráfico, el número de fallecidos en el segundo semestre es inferior al número del primer semestre. Sin embargo, la tendencia a que no crezca tanto el número de fallecidos en julio-agosto también parece anterior.

Veamos en el siguiente gráfico la variación porcentual en el número de fallecidos.



Como se ve, la caída en los meses en que está en vigor el carné por puntos es notable, pero no es del todo excepcional, pues es muy similar a la habida a lo largo de 2004.

Habrá que esperar, de todos modos, a ver qué ocurre en 2007 para emitir un juicio un poco más fundamentado.

8.5.07

A vueltas con el carné por puntos, I (gráficos curiosos LI)

La última intervención pública de Pere Navarro, el mandamás de la DGT, argumenta que los efectos del carné por puntos son mayores cuando se habla de él que cuando no se habla. Al menos, esto es lo que yo he entendido al leer este artículo de La Vanguardia (a pesar de unos cuantos errores y problemas de redacción). Aparentemente, sólo cuando existe debate social sobre el sistema de los puntos se consigue una reducción sustancial del número de fallecidos. Es interesante, aunque lo primero que se me ocurre, en plan irónico, más bien, es que, entonces, no nos haría falta el carné por puntos, sino, simplemente, estar hablando todo el rato de él. Más allá de esa ocurrencia, quizá Navarro tenga algo de razón esta vez. La discusión sobre un problema puede hacernos más conscientes de nuestra posible contribución a su solución y modular, quizá inconscientemente, nuestros comportamientos de manera acorde con esa solución.

¿Hay alguna evidencia sobre todo esto? En el artículo de La Vanguardia se dice que en 2007, en los meses en que más se ha hablado del carné por puntos ha caído más el número de fallecidos que en los meses en que casi no se ha hecho mención del tema. Puestos a echarle una mano a Navarro en su argumentación, será mejor fijarse en más meses, por ejemplo, desde enero de 2006. Lo que he hecho ha sido contar las apariciones de la frase "carné por puntos" en el diario El País, como indicador grueso de presencia de esta cuestión en la discusión pública, y relacionar esas cifras con la variación porcentual de los fallecidos en accidentes en cada mes (en comparación con igual mes del año anterior) (1). Sale un gráfico así de bonito, y de Navarresco, deberíamos decir.



Como se observa, a medida que aumenta el número de menciones, desciende más el número de accidentes. La relación es significativa y tiene cierta fuerza (r2=0,43). ¡A ver si Navarro va a tener razón!

Obviamente, una mera correlación no prueba nada. Incluso, en el caso de que existiese una relación de causalidad entre las dos variables ("debate social" / fallecidos), nada nos asegura que la dirección sea del tipo "debate social" --> fallecidos.

Sigo pensando, de todos modos, que no podemos evaluar una política pública con tan pocos datos. Esta anotación no deja de ser un juego y como tal hay que tomarla. En cualquier caso, mis dudas principales sobre la relación entre "carné por puntos" y fallecidos en accidentes de tráfico tienen que ver con que no está claro que la disminución de fallecidos habida en el segundo semestre de 2006 sea excepcional. Pero eso lo veremos, con suerte, mañana.


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(1) Para evitar "efectos de calendario", sobre todo, el que la Semana Santa cae en distintos meses según los años, he utilizado como indicador para cada mes la media de la suma de los datos de ese mes y los dos anteriores, tanto para las noticias como para los accidentes. Los fallecidos son en carretera y contados a las 24 horas del accidente.

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