WonkaPistas

29.4.05

Más cifras sobre inmigración y delincuencia (gráficos curiosos VII)

El gráfico de hoy es más "sofisticado" que el de ayer, pues intenta recoger la idea de que los delincuentes son muy "especiales" demográficamente: son, muy mayoritariamente, varones y relativamente jóvenes. Es posible que el 90% sean varones; además, según los datos del Ministerio del Interior para 2003, unas 3/4 partes se sitúan en el tramo de edad de 20 a 49. Es decir, que podemos ajustar, de manera un poco gruesa, las tasas calculadas ayer. En vez de dividir por la población total, podemos dividir por el número de varones de 20 a 49 años.

El gráfico recoge la tasa sobre varones de 20 a 49 y la tasa sobre población total, ambas como tanto por uno de la tasa española. Como puede comprobarse, hay algunas diferencias en países significados, que son, precisamente, aquellos con una sobrerrepresentación de varones o de mujeres, o una sobrerrepresentación de personas mayores.


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Argelia sigue teniendo la tasa más alta, pero en vez de ser 30 veces la española, sólo lo es 15. Las de Nigeria, Rumanía y Marruecos también bajan en comparación con la española, pero menos. Suben, en términos relativos, las tasas de países europeos, probablemente por haber quitado del denominador una notable proporción de "jubilados". También suben las de la República Dominicana y Brasil, ambas con una inmigración mayoritariamente femenina.

Quizá este cálculo refleje mejor el "índice de delincuencia" por nacionalidades. Si es así, resultaría todavía más llamativo el que los índices de varias nacionalidades "inmigrantes" (como Ecuador, Perú o Colombia) sean inferiores a los de bastantes de nuestros socios de la Unión Europea. Verdaderamente llamativo. En todo caso, los cuatro "primeros de la clase" siguen siendo los mismos.

Crecimiento e interacción en la economía mundial (un nuevo libro de Angus Maddison)

El American Enterprise Institute acaba de publicar (y de poner a disposición de todos en formato pdf) un librito de Angus Maddison, el gran historiador de la economía. Se titula Growth and interaction in the world economy. The roots of Modernity. Se trata de una versión corregida y aumentada de una conferencia que dio en el AEI hace cuatro años y es una muestra de lo que mejor sabe hacer Maddison: presentarnos argumentos sobre recorridos de larguísimo plazo, con datos (la mayor parte estimaciones que parecen razonables) (1) que nos permiten hacernos cargo con facilidad de la magnitud de los cambios. En este caso, la magnitud es enorme, pues se ocupa, especialmente, del crecimiento económico desde el año 1000, protagonizado por el mundo occidental. Vean de qué les hablo:

"En el último milenio, la población mundial se multiplicó por 23, la renta per cápita por 14 y el PIB por más de 300. Ello contrasta nítidamente con el milenio anterior, en el que la población mundial creció sólo un sexto y no se avanzó en términos de renta per cápita... Después de 1820, el desarrollo mundial se hizo mucho más dinámico. Hacia el año 2001, la renta per cápita se había multiplicado por nueve, la población casi por seis. La renta per cápita creció una media del 1,2% al año, veinticuatro veces más rápido que lo había hecho entre el año 1000 y 1820..." (p. 5)

Los datos, en tablas y gráficos acompañan un argumento persuasivo, "adamsmithiano", que intenta (persuasivamente), por otra parte, acabar con dos mitos todavía muy populares: la idea de que el mundo vivió durante milenios en una "trampa malthusiana" y que salió de ella súbitamente gracias a la revolución industrial (británica) de principios del siglo XVIII; y la idea de que los niveles de renta en Asia y Europa sólo comenzaron a diverger por entonces.

Por cierto, si alguien quiere hacer las tablas y los gráficos por sí mismo, Maddison nos deja que descarguemos su serie de datos de población, PIB y PIB per cápita desde el año 1 hasta 2003. Ole y ole la diacronía.

(1) Con las limitaciones que el lector puede imaginar tratándose de reconstrucciones (reinterpretaciones) de datos a lo largo de muchos siglos.

28.4.05

Cifras sobre inmigración y delincuencia (gráficos curiosos VI)

El gráfico siguiente recoge, por países de nacionalidad, la cifra de detenidos por presuntos delitos en España dividida por el número de nacionales de cada país, en tanto por mil (1). Sirve para ilustrar con más detalle un par de anotaciones en las que he tratado, en parte, de la relación entre delincuencia e inmigración (2).


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En el cuadro no se ve, pero lo primero que hay que saber es que en el total de detenidos por delitos en 2003 (excluyendo violaciones de las normas de extranjería y "reclamados" por otros países), unos 141.000 fueron españoles y unos 66.000 fueron extranjeros.

Todas las nacionalidades tienen tasas de detenidos superiores a la española (3,5‰), aunque las hay muy parecidas: la de los argentinos (3,8‰) y la de los estadounidenses (4,1‰).

Se da una notable variedad por países de origen, aunque, para simplificar, podemos agrupar los datos en cinco grupos.

El primero estaría constituido por las tasas parecidas a la española.

El segundo, por las que van de 7 a 15‰, que es bastante heterogéneo, con países de la Unión Europea (Alemania, Holanda, R. Unido, Bélgica e Italia) mezclados con países latinoamericanos (Brasil, Ecuador, Perú, Colombia). En la prensa (y, seguramente, en la percepción más extendida) aparecerán con más frecuencia los datos de los países latinoamericanos, pero no se debe a su mayor tasa de detenidos (similar a la de varios vecinos nuestros de la UE), sino, simplemente, a que son más.

El tercero incluiría las tasas entre 15 y 25 ‰, y sería, de nuevo, bastante heterogéneo: tres países de la UE (Francia, Polonia y Portugal), dos latinoamericanos (Chile y Cuba) y uno asiático (China). No creo que cubanos o, especialmente, chilenos aparezcan con frecuencia en la prensa o nos vengan a la imaginación al pensar en un delincuente extranjero. Lógico, son relativamente pocos los cubanos en España, y poquísimos los chilenos, aunque tienen tasas de detenidos superiores a las de Ecuador o Colombia.

El cuarto grupo recogería tasas bastante altas, las de Marruecos (38,8 ‰), Rumanía (43,9 ‰) y Nigeria (51,5 ‰). Aquí sí se confirman los prejuicios, en los casos de marroquíes y rumanos: son muy visibles, sobre todo, porque son muchos en España, pero también porque tienen tasas altas. Los nigerianos, sin embargo, son muy pocos, por lo que son menos notorios, pero tienen la segunda tasa de detenidos.

El quinto grupo tendría un solo miembro, Argelia, con una tasa (102,7 ‰) que duplica a la del segundo en la clasificación y multiplica por treinta la española. Pero los argelinos son menos notorios que, por ejemplo, los marroquíes porque son muchos menos.

Asunto distinto es si el número de detenidos refleja adecuadamente las distintas proclividades a delinquir según nacionalidades o si no habría que tener en cuenta un cierto sesgo en las detenciones motivado por la mayor notoriedad "étnica" de algunos de los detenidos.

(1) Los datos para elaborarlo se obtienen aquí y aquí.
(2) No, no tengo una especial obsesión con este tema. Lo único que ocurre es que, para mis clases, estoy manejando este tipo de datos y aprovecho para compartirlos con ustedes.

27.4.05

La Historia está para conocerla. ¿O no?

A través de Der Spiegel me entero de que Die Welt y la ZDF han hecho una encuesta a una muestra de alemanes mayores de edad para medir sus conocimientos históricos. La mayoría de las preguntas se refieren a la Edad Contemporánea, pero, a pesar de la cercanía temporal, los resultados son, como poco, decepcionantes, especialmente los de los entrevistados más jóvenes (18 a 24 años). Les resumo los que más me han llamado la atención.

Un 82% sabe qué significa el término Holocausto (la aniquilación de los judíos), pero sólo lo sabe, ojo, el 51% de los más jóvenes.

Un 81% sabe qué ocurrió el 9 de noviembre de 1989 (cayó el muro de Berlín); lo sabe un 78% de los más jóvenes.

Un 72% sabe quién fue el primer canciller de la RFA (Adenauer), pero sólo lo sabe el 45% de los más jóvenes.

Un 68% sabe quién escribió Fausto (Goethe); 61% de los jóvenes.

Sólo un 65% sabe que el SPD es el partido más antiguo de los que tienen representación parlamentaria (62% de los más jóvenes).

Sólo un 64% sabe el nombre del primer país (Polonia) que invadió Hitler en el curso de la II Guerra Mundial (49% de los de 18 a 24).

Sólo un 55% sabe qué guerra acabó en 1648 (la de los 30 años); 42% de los más jóvenes.

Sólo un 52% conoce la denominación habitual del régimen político alemán de entreguerras (República de Weimar); 35% de los jóvenes.

Apenas un 50% sabe el nombre del último Kaiser alemán (Guillermo II); 30% de los jóvenes.

Sólo un 49% sabe a qué rey prusiano se le conoció como "el Grande" (Federico II); 24% de los jóvenes.

Sólo un 48% sabe qué ocurrió el 30 de enero de 1933 (que los nazis llegaron al poder); un 36% de los más jóvenes.

Sólo un 42,9% sabe el nombre (von Stauffenberg) de quien atentó contra Hitler en 1944 (24% de los más jóvenes).

Alguno de los lectores puede pensar que se trata de mera erudición. Yo no lo creo así. No se trata de fechas o acontecimientos rebuscados, sino jalones centrales en la Historia de Alemania. Si ni siquiera tenemos una idea de esos "jalones", ¿qué es lo que sabemos de la Historia de nuestro país?

No creo que una encuesta equivalente aplicada en España obtuviera mejores resultados. Al contrario. Un buen indicio lo tenemos en los escasos conocimientos de Geografía e Historia de Europa que tienen nuestros estudiantes de secundaria. Otro en los mínimos conocimientos de nuestra tradición cultural que tienen los estudiantes de 2º de Sociología de la Complutense, tal y como referimos aquí hace tiempo.

¿Queremos darnos cuenta del grado de nuestra ignorancia o preferimos, como con tantas cosas, mirar para otro lado, hacer como que no vemos? ¿Hay en España algún Die Welt (vaya, El Mundo) o una ZDF (vaya, la 2) que se atreva a hacer una encuesta como la comentada?

26.4.05

Una aproximación hayekiana al estudio de la familia

Como saben, Hayek no elaboró ninguna teoría sobre la familia. Afortunadamente, sí lo ha hecho otro economista "austríaco", Steven Horwitz, aprovechando las intuiciones hayekianas y, sobre todo, desarrollando para este caso concreto, algunos de los elementos principales de las teorías de Hayek (en particular, sus ideas sobre el conocimiento local). El trabajo se titula "The functions of the family in the great society". Se trata de un texto excelente, en el que se exponen las principales teorías sobre el funcionamiento de la familia y se parte de lo más aprovechable de éstas junto con un enfoque hayekiano para proponer una teoría original que, como dice Horwitz, puede venirle muy bien a los "liberales" para no tener que depender tanto en estos temas de los "conservadores".

Lo que sique es un extracto del abstract (mi traducción):

"En este artículo respondo con una discusión sobre las funciones de la familia en una sociedad de mercado a las críticas ... de que Hayek y otros austríacos no pueden ofrecer una teoría de la familia. Podemos entender la familia como un puente entre lo que Hayek denomina "organizaciones", o instituciones sociales de contacto directo, y los "órdenes", las instituciones anónimas de la Gran Sociedad. El necesario papel de la familia se vincula con los conocidos temas hayekianos de conocimiento e incentivos. Las familias nos ayudan a aprender las reglas sociales, explícitas e implícitas, necesarias para funcionar en el mundo, y las familias ocupan una posición de privilegio al respecto porque son los que están más cerca de nosotros los que tienen el conocimiento y los incentivos necesarios para proporcionarnos ese aprendizaje".

Otro artículo muy interesante de Horwitz, éste con Peter Lewin (otro economista "austríaco"), es "Accounting for Changes in the Family: Toward a Market Process Approach".

25.4.05

Porqués del matrimonio de personas del mismo sexo en España

Me incita un comentarista "anonymous" (son los peores, se esconden en el anonimato para hacer las preguntas o propuestas incómodas) en Malaprensa (donde, por cierto, hoy se critica a la prensa por tragarse la cifra mágica del 10% de homosexuales) a tratar el tema de por qué en España el Congreso ha llegado a aprobar la modificación del Código Civil que permite el matrimonio de personas del mismo sexo. Como él/ella dice, sin entrar en la bondad del asunto, cabe preguntarse por qué aquí, por qué ahora.

Anoto aquí mi respuesta rápida, e invito a los lectores de este blog a que anoten la suya. Yo creo que el razonamiento se refiere, fundamentalmente, al cálculo político del gobierno. Se trata de un gobierno y antes un partido de oposición en campaña electoral casi desde finales de 2002, que quiere ocupar el espacio electoral que va desde el centro/centro-izquierda a la izquierda, haciendo desaparecer o condenando a la máxima irrelevancia a Izquierda Unida. Casi ha conseguido esto último. Para ello, tiene que conseguir una adecuada combinación de políticas, con dosis variables de política real y política simbólica.

Las dosis altas de política real son fundamentales en una política económica de continuidad con las que hacía el PP que, a su vez, habían sido insinuadas, en parte, por el último PSOE (Solbes). Digo insinuadas, porque, en realidad, Solbes no consiguió imponerse a la rama "gastona" del partido y en cuanto se apreció una mínima recuperación de la economía en 1995, los esfuerzos por controlar el gasto (y el déficit) se relajaron. No es que Solbes o Sebastián sean liberales, Dios nos libre. Son socialdemócratas bastante equiparables (si les deja la susodicha rama "gastona" que tienen los partidos, especialmente los de izquierda) a Rato y Montoro. Pero sirven, más que de sobra, para mantener una política económica estándar, que no haga más daño del habitual al crecimiento económico. Incluso están hablando de bajar el impuesto de Sociedades...

Con una política económica "realista" se mantiene, simplificando bastante, el voto de centro.

Al voto de izquierdas se le gana o mantiene, en parte con esas políticas realistas, pero, como resultan demasiado "de derechas", hay que alimentarlo con políticas con un alto contenido simbólico. No digo que se trate de políticas sin consecuencias prácticas, sino que prima en ellas lo declarativo, lo evocativo, la palabra antes que el acto. El texto antes que el gasto.

Me refiero a políticas como la lucha contra la "violencia de género". Ya el término es simbólico, pues otros prefieren "violencia doméstica". Por supuesto que es una política con consecuencias reales, si las medidas son eficaces y previenen agresiones y homicidios, pero también tiene una gran dimensión simbólica en el marco de otras política destinadas a la igualdad de derechos/oportunidades/condiciones entre hombres y mujeres. O políticas como la relativa a las clases de religión en la enseñanza pública. Claro que tiene consecuencias, pero, ante todo, sirve para marcar un territorio, para delimitar quienes son los aliados y quiénes los adversarios. Bien administrada, sirve para situar a quien pone dificultades a esas clases en el terreno del progreso, y a quienes se oponen en el terreno de la regresión. O políticas como la de auspiciar el levantamiento de las tumbas de la guerra civil y la revisión de los juicios celebrados bajo el régimen de Franco. Desde luego que pueden tener consecuencias, sobre todo de enfrentamiento entre los españoles, pero no cuestan mucho, no cuestionan, en el corto plazo, la política económica "realista".

Para mí, aparte de la sinceridad de los esfuerzos de los políticos correspondientes, de la que no dudo, el promover el matrimonio de personas del mismo sexo tiene un elevado componente simbólico y, más importante, poquísimos costes en términos de votos. No creo que hubiera una demanda amplia favorable a este cambio legal, pero, y esto es lo fundamental, tampoco hay una oposición amplia. Más aún, lo que está claro es que, si hay algo, es un (quizá tibio) apoyo a la medida. Un apoyo que cubre, fácilmente, a dos tercios de los mayores de edad. Tal es la proporción que, por ejemplo, en este estudio del CIS, llevado a cabo en junio de 2004, cree que las parejas homosexuales estables han de tener los mismos derechos y obligaciones que las parejas heterosexuales (67,7%), que las parejas homosexuales han de tener derecho a contraer matrimonio (66,2%), o no creen que la homosexualidad sea antinatural (67,8%). Porcentajes más amplios se oponen a la sanción de la conducta homosexual (88,0%), creen que la opción homosexual es tan respetable como la heterosexual (79,0%) o que su sexualidad es, simplemente, distinta a la de la mayoría (76,6%).

Con dos tercios de apoyo, aunque sea tibio, a los matrimonios de homosexuales, la probabilidad de pagar un precio electoral es bajísima. Además, es probable que el rechazo esté concentrado en sectores en los que el PSOE tiene muy difícil "pescar" votos, tal como puede ser (aunque no lo he podido comprobar) en los católicos practicantes. Por otra parte, la posibilidad de articular una oposición amplia a esta medida es posible pero muy difícil, dadas las mayorías consideradas.

Esas políticas simbólicas, de las que he mencionado sólo un par de ejemplos, pueden servir también para atraer más fácilmente a un electorado, no sólo de izquierdas (véase las mayorías anotadas), propio de sociedades en las que las necesidades materiales están más que cubiertas y que, por tanto, se dejaría cautivar más fácilmente por cuestiones de "valores". Un electorado especialmente sensible a ese tipo de argumentos tras ocho años de notable bonanza económica. Y un electorado al que, a su vez, parece relativamente fácil convencer de que el funcionamiento adecuado de la economía es algo que va de suyo, que no requiere un paulatino "quitar trabas" (liberalizar, reducir impuestos) y una continua evitación de tentaciones intervencionistas y proteccionistas.

Faltaría explicar el por qué ahora. Imagino que esto tiene que ver con la labor de agitación de los activistas correspondientes (colectivos homosexuales, feministas) en los últimos tiempos, que consiguieron introducir en las plataformas de los partidos de izquierda sus reivindicaciones. Éstos partidos, al llegar al poder, en parte se han visto "presos" de sus promesas electorales, en parte, es el caso del PSOE, ha podido contar con una panoplia de medidas, simbólicas como digo, para presentarlas como programa, más o menos coherente, de gobierno.

Vaya, al final la respuesta rápida y corta ha sido larga. Vale por ahora y tengan en cuenta los lectores que se trata sólo de hipótesis, eso sí, con un poquito de sustancia.

24.4.05

Encuestas a niños

Si hay algo más difícil que hacer encuestas sobre hábitos sexuales, ello es, seguramente, hacer encuestas a niños. Si ya es difícil redactar las preguntas de modo que un adulto se interese por ofrecer una respuesta sincera y, más importante, las entienda, imaginen lo que debe ser suscitar el interés y el entendimiento de un individuo de 4 ó 6 a 12 años (tramo de edad estándar en estos casos, por ejemplo, a la hora de medir cuánta televisión consumen).

Viene todo esto a cuento de una encuesta de Aldeas Infantiles SOS a niños de 6 a 12 años, de la que conocemos el comunicado de prensa de la organización. Un comunicado de prensa típico, sin alusión alguna a la ficha técnica de la encuesta, en la que se compruebe cómo se ha hecho aquélla, cuántos niños han sido entrevistados, en qué condiciones, etc. Algunos de los resultados no "suenan" alocados, tal como los referidos a la persona en quien más confían (los padres, claro) o el 60% de los padres que, según sus hijos, les felicitan mucho. Pero otros resultados me hacen preguntarme si los niños han entendido bien las preguntas (o si éstas eran lo suficientemente claras). Vean:

"A la hora de preguntar a los niños por aquella persona de su entorno en la que más confían, los escolares encuestados lo tienen claro: el 94% de los niños afirma que son sus padres las personas en las que más confían, seguidos de los amigos, a los que el 70% de niños españoles mencionan como segunda opción.

Extendiendo esta pregunta al ámbito de los personajes populares: un 23% de los escolares afirma que el futbolista Ronaldinho es la persona popular que les inspira un mayor grado de confianza, seguido de un 18% que opta por la popular Mª Isabel, otro 18% que se decanta por David Bisbal, y un 12% por los Simpson. Al elegir la segunda persona popular: el 30% considera que Mª Isabel es la persona popular que le inspira mayor confianza, mientras que el 23% se decanta por Bisbal, el 12% por Fran Perea, y otro 12% por el televisivo Emilio ‘el Portero’."

No sé qué me alarma más, que "confíen" en Los Simpson o en Emilio, 'el Portero'. O en María Isabel.

21.4.05

El gobierno financia ordenadores para las familias, ¿para perjudicar a los estudiantes?

El gobierno vuelve a anunciar (no sé si ya con medidas concretas) que va a otorgar créditos sin interés para que las familias adquieran ordenadores para sus hijos (no todas, claro, sólo las que llevan a los niños a centros públicos y concertados, aparentemente). En su día ya me ocupé de señalar los sinsentidos económicos de esta medida. Hoy, gracias a un post en el estupendo blog Kindsein, he llegado a un texto relativamente reciente que muestra que una medida así, llevada a la práctica sin los "acompañamientos" pedagógicos debidos, puede redundar, incluso, en peores rendimientos escolares para los niños. Así lo creen sus autores, que afirman en el abstract (todavía no he tenido tiempo de leer el texto entero):

"Los análisis bivariados muestran una correlación positiva entre los logros de los estudiantes y la disponibilidad de ordenadores en casa y en la escuela. Sin embargo, una vez que tenemos en cuenta el trasfondo familiar y las características de la escuela, la relación se vuelve negativa para los ordenadores en casa y no significativa para los ordenadores en la escuela. Así, la mera disponibilidad de ordenadroes en casa parece distraer a los estudiantes y apartarles de un aprendizaje efectivo" (mis negritas).

Otra vez gracias, queridos gobernantes.

Ahora bien, si el ordenador del hogar se usa para la educación (y la comunicación [?]) entonces sí que se observa una asociación positiva con los resultados. ¿Quién garantiza que ése va a ser, precisamente, el uso que le den las familias? Viendo lo que ocurre en algunas familias conocidas mías, me temo que no va a ocurrir nada de eso. O, mejor dicho, dependerá, una vez más, de cómo se plantee cada familia la educación.

Cifras sobre el trabajo de los inmigrantes en España

FEDEA acaba de publicar un paper de Ana Carolina Ortega Masagué que es sencillo pero muy útil, pues muestra los principales datos de la situación laboral de los inmigrantes en España (los dados de alta en la Seguridad Social).

En él podemos ver la evolución de sus altas como afiliados, el régimen (general, agrario, empleados del hogar, etc.) en que están dados de alta o el sector de la economía en que trabajan, todo ello por sexos y, en parte, por regiones de residencia. Es llamativo, aunque probablemente confirma cosas ya sabidas, que de los procedentes de América Latina, el grupo mayor (34,5%) reside en Madrid, mientras que de los procedentes de África (Marruecos en su gran mayoría), el mayor grupo (27,7%) reside en Cataluña. Los procedentes de Europa están más repartidos. Entre los procedentes de Asia, muy poquitos, el grupo mayor (36,1%) reside también en Cataluña.

En conjunto, los afiliados extranjeros eran un 6,3% del total de afiliados en 2004, pero en algunos sectores su presencia era muy significada: agricultura (13,9%), construcción (15,8%) y hostelería (14,5%). En una mayoría de sectores, por otra parte, su presencia era prácticamente nula, por ejemplo, en casi todos los sectores industriales.

20.4.05

Repetimos: en la educación de los niños es central la familia

Acabo de leer un artículo muy interesante:"What's holding black kids back?", de Kay S. Hymowitz, en el último número del City Journal (que, por cierto, viene repleto: no se pierdan tampoco el artículo de S. Kurtz sobre las enormes dificultades para "hacer iguales a los niños y a las niñas", aunque supongamos que las diferencias son ‘meramente' culturales).

Trata de una de las cuestiones centrales de la educación en nuestro tiempo, del papel de la familia en dicha educación. La idea central es que si los niños procedentes de familias negras y pobres no consiguen reducir las distancias educativas que les separan, por ejemplo, de los blancos en EEUU, ello se debe, sobre todo, al tipo de educación que les proporcionan sus familias. Las familias negras no habrían acabado de hacer suya la "misión" central de la familia en una sociedad compleja como la actual: la de formar un individuo confiado en sí mismo, autodisciplinado, capaz para trabajar en una economía compleja y preparado para mejorar. Según Hymowitz, esa misión requiere una intervención decidida y sistemática: no basta con creer que esas cualidades se desarrollan naturalmente en un medio de cariño y cuidados básicos, hay que hacer algo más. Según ella, las familias de clase media sí han incorporado esa misión, pero no las pobres.

Al no haber atacado las políticas públicas la raíz del problema, no extraña que se haya avanzado tan poco en la reducción de la distancia entre los resultados escolares de blancos y negros, a pesar de la ingente cantidad de recursos empleados.

Como dice la autora, "cuando funciona adecuadamente, la familia nuclear burguesa es, por definición, una fábrica de niños competentes, seguros de sí mismos y ... capaces del ascenso social. Ciérrese la fábrica, como ha ocurrido con la desaparición de la familia con dos progenitores en las inner cities, y nos arriesgamos a clausurar la producción."

¡Glups!

Aquí mi breve contribución a la Malaprensa de hoy. Sobre las probabilidades de choque de un asteroide con la Tierra. Para echarse a temblar.

18.4.05

La "estructura familiar del siglo XXI"

La Ministra de Vivienda afirma hoy en una entrevista, refiriéndose a los famosos minipisos: "El Ministerio de Vivienda se ha hecho eco de esa reflexión. Recoge experiencias de otros países donde estas viviendas han tenido éxito y además hace una apuesta por un tipo de vivienda que demandan muchos jóvenes en España, porque les permitiría independizarse y se correspondería con la estructura familiar del Siglo XXI".

Independientemente de que me parece muy bien que haya pisos pequeños, medianos, grandes, grandísimos, etc., pues es lo que ofrecería un mercado de la vivienda si fuera un auténtico mercado, veo problemáticos los supuestos de los que parte la ministra para promover ese tipo de hábitat.

Primero, no sé con qué evidencia cuenta para afirmar que es un tipo de vivienda que demandan muchos jóvenes en España. Quizá lo ha preguntado en alguna encuesta, pero no es lo mismo responder a una encuesta que operar en el mercado, poniendo en juego tu dinero y eligiendo entre las distintas alternativas. Por lo que yo sé, la inmensa mayoría de los jóvenes que se "independizan" lo hacen para formar su propia familia, por lo que no creo que les sirviera un piso pequeñito.

Puede pensarse que esos pisos pequeñitos incitarían a más jóvenes a independizarse. Seguramente sea así, pero no creo que lo hiciera a muchos. El permanecer en casa de los padres hasta edades avanzadas tiene que ver sobre todo, creo, con estrategias educativas, laborales y de ahorro. Quienes estudian en la universidad se independizan más tarde, pues esperan a terminar sus estudios (y eso les lleva más tiempo de lo debido) y a encontrar un trabajo acorde con ellos--hasta que muchos se dan cuenta de que no lo hay y aceptan un por debajo de sus expectativas. La "independencia" suele ocurrir, a su vez, tras varios años de ingresos propios del joven, una vez adquirida una cierta sensación de estabilidad laboral y, especialmente, una vez formada una pareja con la que se toma la decisión de formar una familia, del siglo XXI o del XX, tanto da. Quedarse muchos años en casa permite, por otra parte, dedicar una buena porción de los ingresos propios y de la pareja a la futura vivienda, pues hoy casi no se colabora financieramente con el hogar de los padres.

Esas estrategias son posibles, por otra parte, porque las tensiones generacionales entre padres e hijos están muy suavizadas en la actualidad, sobre todo por la remisión del "autoritarismo" de los padres. De este modo, vivir hasta los 29/30 años en casa de los padres sólo tiene el inconveniente de tener que buscarse un lugar para los ocasionales disfrutes carnales con la pareja.

¿Qué ganaría un joven independizándose antes al irse de alquiler a uno de esos minipisos? Poco más que algo más de intimidad, pero tendría que incurrir en grandes costes que se ahorraría viviendo con unos padres muy permisivos.

Segundo, ¿qué es eso de la "estructura familiar del siglo XXI"? Aquí es donde me echo a temblar. ¿La conoce ya nuestra ministra? ¿No será la estructura familiar propia de los países en los que tanto éxito tienen los minipisos, como Finlandia, u otros países nórdicos, tan "modélicos en medidas sociales", como dice Trujillo? ¿Es una estructura familiar en la que vivimos solos o monoparentalmente mucho tiempo y por eso nos valen los pisos pequeñitos? ¿Es una estructura con muchas estaciones de paso continuo entre unas familias y otras? ¿Es una estructura en la que hay muchos divorciados que viven solos? ¿Hay muchos o pocos matrimonios o uniones estables en esa estructura? ¿Vale por igual cualquier tipo de familias? ¿Nos rendimos ante la inercia del crecimiento de las familias monoparentales? ¿Nos rendimos a la inercia del aumento del número de divorcios? ¿Nos rendimos, en consecuencia, a la inercia del creciente número de niños que no viven con sus padres biológicos? Si es así, por favor, nuestra ministra haría bien en aclarárnoslo. Si no, también, pues no es evidente que tengamos que resignarnos a las inercias mencionadas, ni es evidente que dichas inercias sean claramente positivas.

Teléfonos móviles y exámenes

El Guardian del sábado trajo una noticia curiosa: crece el número de quienes copian en los exámenes de los GSCE y los A-levels, y ello tiene que ver, sobre todo, con el uso indebido de teléfonos móviles. En un año, las sanciones debidas al uso del móvil crecieron un 16% (una parte, probablemente, se debe a que los cuidadores de los exámenes estaban más atentos a ello, pero es mucho, de todas maneras). Uno de los examinadores dice que el principal mensaje que quieren transmitir es: "Dadnos los teléfonos [al comienzo del examen]. Seréis sancionados, incluso aunque los teléfonos estén apagados, pues no podemos saber si estuvieron apagados durante [todo] el examen". Le comprendo perfectamente. Por eso yo, a mis alumnos, les "obligo" a separarse de todo tipo de libros, papeles, apuntes y demás. Ahora tendré que estar más al tanto de los móviles.

En definitiva, los profesores españoles tomamos nota. Gracias.

14.4.05

¿Aumenta el racismo en España?

Puede que sí, puede que no, pero, desde luego, no podemos saberlo con estudios como el que acaba de hacer público el Observatorio Europeo del Racismo y la Xenofobia, al menos tal y como lo recoge La Vanguardia. El texto completo del informe aquí.

En la noticia, y en el informe, se afirma que la sociedad española se está volviendo cada vez menos tolerante con los inmigrantes. Al mirar el informe, resulta que la base de dicha afirmación es el estudio que desmenucé aquí hace unos meses. Floja base para afirmarlo, pues el estudio, como pueden comprobar leyendo esa anotacion, tiene fallos considerables.

Se afirma también: "hay pruebas de un incremento del número de ataques racistas organizados por la extrema derecha, la mayor parte de los cuales ocurren en las grandes áreas urbanas y en la periferia de Madrid, Barcelona y Valencia". Pero más abajo en la noticia se dice: "El Observatorio lamenta la ausencia de datos públicos oficiales sobre violencia racista en España, lo que se explica porque 'el Código Penal español no identifica específicamente a la violencia racista como un delito independiente', sino únicamente como agravante". O sea, no hay datos oficiales.

Justo a continuación sí que parece haberlos: "Los únicos datos que la Guardia Civil suministró para este informe es que en el año 2000 se registraron 61 ataques racistas (33 de violencia física, 12 de daños a la propiedad y 16 de insultos y amenazas); y en 2001 66 (37 de violencia física, 14 de daños a la propiedad y 15 de insultos y amenazas)". Afortunadamente, también hay datos oficiosos, quizá más fiables, por venir de las ONGs correspondientes: "Por su parte, la organización humanitaria SOS Racismo informó de 53 ataques en 2001, 75 en 2002 y 55 en 2003".

Según eso, aparte de que es difícil establecer tendencias con datos para un par de años o para tres, no parece observarse un aumento, sino, más bien, una oscilación.

Pero no sólo son los fachas y los skin heads, también, parece, se observa un aumento de "ataques racistas espontáneos que no pueden atribuirse a grupos organizados". De nuevo, reconocen que no hay datos.

Otra cosa grave, gravísima: "La inmigración, y en particular la inmigración ilegal, está siendo asociada en el imaginario popular con la delincuencia y el terrorismo. Esta imagen ha sido confirmada por los atentados con trenes bomba de marzo de 2004 en Madrid que mataron a 200 personas, y que al parecer fueron organizados por un grupo de norteafricanos". No digo que los atentados de marzo del 2004 no hayan ayudado a que esa imagen se haya confirmado o reforzado, pero, desde luego, la respuesta de los españoles ha sido todo menos violenta en contra de marroquíes o musulmanes.

En realidad, la única evidencia de dicha asociación era una pregunta sobre si la gente relacionaba inmigración e inseguridad ciudadana que el CIS incluyó en un par de barómetros, pero que luego retiró pudorosamente de la circulación en mayo de 2004.

Otro de los indicadores, quizá, de aumento de las actitudes racistas en España, es el de los comentarios racistas del seleccionador nacional acerca de un jugador inglés allá por noviembre de 2004. Pero, precisamente, si esos comentarios causaron revuelo, éste fue, sobre todo, crítico con las palabras del entrenador. Por otra parte, si no comparamos con el pasado, de nuevo, ¿qué nos dicen esas palabras aisladas? Por cierto, ¿se han dado una vuelta los redactores del estudio por los campos de fútbol españoles en los últimos veinte años? Seguramente, habrían podido comprobar que insultos y palabras poco respetuosas con jugadores de fútbol de razas distintas de la blanca (si es que algo así existe) han sido moneda relativamente corriente.

En el informe parece criticarse la presentación que el Ministerio del Interior, el anterior a éste, claro, hizo de las estadísticas de delitos y de prisiones según nacionalidad, que reflejaban una presencia claramente desproporcionada de extranjeros: "The Spanish Home Office and the police have presented various figures showing that foreigners are over-represented in Spanish crime figures and prison populations; however, no mention is made in RAXEN 3 and 4 of whether these figures include offences and imprisonment in relation to immigration offences.
While some political parties have questioned the validity of these figures, their impact has served to criminalise migrants."

Y ahí se quedan los tíos, en esas afirmaciones. ¿No son los super-extra-expertos en estos temas? ¿No están publicando el informe de referencia? ¿Qué trabajo les cuesta mirar por sí mismos las estadísticas? Yo las miré hace tiempo y las comenté también en este blog. Es bastante fácil comprobar cómo, aun descontando las infracciones de la ley de extranjería, el índice de detenciones por delitos de los extranjeros es siete veces superior al de los españoles.

¿Adónde voy con todo esto? Desde luego, no a relacionar inmigración con inseguridad ciudadana, ni a pensar que los españoles somos unos benditos y no se observa en nosotros ni asomo de actitudes racistas. Tampoco afirmo que esas actitudes no hayan aumentado.

Lo único que me interesa es señalar, una vez más, que si queremos tener una discusión pública civilizada y nos empeñamos en aderezarla con evidencia empírica acerca de determinados fenómenos sociales, ésta ha de ser mínimamente sólida. La que aporta el estudio que comentamos es, sencillamente, ridícula.

Nuevo blog sobre "gripe aviar"

No soy nada dado al alarmismo sanitario y/o ecológico, pero si Tyler Cowen, a quien considero un autor muy razonable, monta, con otros colaboradores, un blog específicamente dedicado a la "gripe del pollo", al menos, hay que decir que existe. Hasta ahora sólo se han dado casos de transmisión de aves a humanos y han sido muy pocos, y no hay evidencia de transmisión entre humanos. Esperemos que siga siendo así, pues la mortalidad del virus en las aves es muy elevada. No vivimos en 1918, el año de la "gripe española" y cabe imaginar que los sistemas de salud de países como el nuestro estén mejor preparados ante una pandemia como aquélla, pero, por si acaso, al menos, mantengámonos informados. Por cierto, para esto sí han de servir las autoridades estatales, para ayudar a prevenir y luchar contra epidemias auténticas, y no para epidemias ficticias como la del tabaquismo o la de la obesidad.

13.4.05

Economía para "friquis" (freakonomics)

Ayer se puso a la venta Freakonomics, de Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner. Levitt es el economista que puso en relación el aumento en el número de abortos y la caída del delito juvenil en EEUU, a lo cual me referí en este comentario. Más allá de esa asociación, Levitt es un economista muy interesante porque trata temas cotidianos, un punto paradójicos o con un elemento de puzzle. Por ejemplo, el capítulo 5 del libro se titula, por ejemplo, "What makes a perfect parent?". Dubner es periodista y, seguramente, ha ayudado a que el texto sea inteligible. La reseña del Wall Street Journal, que merece la pena leer, pone el libro muy bien.

Aquí hay extractos de los capítulos. Aquí algunos de sus papers, descargables.

Ojo, se aproxima un "superávit" de varones (gráficos curiosos V)

Una demógrafa catalana, Anna Cabré, directora del estupendo Centre d'Estudis Demogràfics de Barcelona, publicó allá por 1994 un texto muy sugerente titulado "Tensiones inminentes en los mercados matrimoniales".

En él se argumentaba que la brusca caída de la natalidad ocurrida en España desde, más o menos, 1976, podía provocar un importante desfase en varias cohortes de edad entre el número de varones y el número de mujeres con las que, teóricamente, acabarían casi todos formando pareja. Los hombres suelen casarse (o formar pareja con) mujeres algo más jóvenes. Entre 2 y 3 años más jóvenes en los últimos lustros (con una tendencia hacia los 2 años). Si el número de nacimientos no varía mucho en unos años, el número de varones suele ser superior en un 5% al número de mujeres que serán sus potenciales parejas. Pero si se produce una caída brusca de la natalidad, puede ocurrir que el número de varones sea bastante superior. Eso es lo que ocurrió en España.

El gráfico adjunto muestra el desfase entre el número de varones nacidos en un año y el número de mujeres nacidas 2,5 años antes (calculado con la media entre las nacidas 2 años y 3 años antes), expresado en porcentaje del número de varones. Observamos cómo entre los que teóricamente cumplirían entre 32 y 48 años en 2005, el desfase es el "natural", alrededor del 5%. Sin embargo, desde entonces, el desfase aumenta hasta llegar a un máximo de casi el 20% para los que cumplirían 27 años en 2005. El desfase "natural" se recupera para los que tienen 10/11 años o menos.


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Es decir, tenemos un exceso bastante por encima de lo normal en unas veinte cohortes anuales de varones, o un déficit de mujeres. ¿Qué consecuencias puede tener? Cabré enumera las previsibles en cualquier mercado, también el matrimonial, entre ellas (en sus palabras):

"a) Los hombres tendrán mayor dificultad para encontrar pareja en los grupos de edad que les corresponden, por lo que llevaran su atención hacia las mujeres más jóvenes o hacia las más mayores que aún estén disponibles.

b) Con lo anterior, las primeras cohortes masculinas excedentarias invadirán "el terreno" de otros, desencadenando una situación de creciente competencia que tendrá por efecto una espiral en la anticipación del proyecto matrimonial por parte de los hombres.

e) La cohabitación fuera de matrimonio perderá prestigio, por ser considerada, por parte de los hombres, como una opción menos segura que el matrimonio.

g) La propensión a divorciarse debería disminuir por parte de los hombres y crecer por parte de las mujeres, por lo que no está claro cual podría ser el resultado final, aunque es probable que vaya en el sentido de una mayor estabilidad conyugal.

i) Dado que parece improbable una salida emigratoria futura de los excedentes masculinos, el desequilibrio del mercado matrimonial debería más bien influir sobre el "intercambio exterior" en el sentido de la sobreinmigración de mujeres, en particular las procedentes de aquellas áreas geográficas culturalmente compatibles que no adolezcan de una situación demográfica similar."

Cabré pensaba que las tensiones eran inminentes y que se notarían a finales de la década de los noventa. Más bien, dada la edad habitual de casarse (o formar parejas más o menos estables) de los españoles, las tensiones, de haberlas, han debido de producirse más tarde. Más bien, estaríamos entrando ahora en el periodo crítico.

En cualquier, caso, chicos, habrá que currarse más lo de conseguir pareja, eso está claro. ¡Hale, a la tarea!

11.4.05

Las "ventajas" del apartheid social

Charles Murray publicó hace unos días un artículo titulado "The advantages of social apartheid" (también aquí). Trata de uno de los temas que le hicieron famoso, el de la "underclass". Él estudió primero la estadounidense y después la británica, primero en 1989, "revisitándola" en 1993 (aquí están juntos los dos textos que produjo, junto con algunos comentarios críticos) y escribiendo de nuevo sobre ésta en el año 2000. Vamos, que sabe de qué va la cosa.

Para él, la existencia de la "underclass" (hoy diríamos "exclusión social", o como empiezan a denominarlo en el Reino Unido, "neet": "not in education, employment or training") no es una cuestión de pobreza, ni de falta de oportunidades educativas, ni de exclusión social. El problema deriva del creciente número de niños que se crían en hogares sin dos padres biológicos comprometidos con su cuidado, en particular el "creciente número de niños que no tienen padre y viven en áreas en las que casi ninguno lo tiene". Según Murray, los "niños sin padres tienden a criarse sin estar socializados". Los efectos negativos de crecer en una familia así pueden comprobarse: tienden a controlar menos sus impulsos que los otros niños, tienden más a convertirse en "depredadores sexuales", tienden más a no ser capaces de controlar su vida lo suficiente como para tener un trabajo estable, etc. Para él, una de las causas de este estado de cosas es el funcionamiento del estado del bienestar, que estimula comportamientos irresponsables: "el estado del bienestar facilita a los varones dejar embarazadas a las mujeres sin asumir la responsabilidad correspondiente, facilita a las mujeres criar un niño sin la ayuda de un varón, y facilita a varones y mujeres salir adelante sin trabajar".

Según Murray, el problema de la "underclass" habría desaparecido en Estados Unidos, pero no porque se haya acabado con sus causas, pues no ha sido así (a pesar del cierto éxito de los programas "from welfare to work"), sino que ha desaparecido de la vista. Una gran cantidad de recursos, aplicados a una amplia variedad de programas sociales (en la escuela, en la formación profesional, en la preparación para la vida laboral, para la vida adulta, para la vida como padres, etc., etc.) han tenido resultados menos que magros. La enseñanza que habría cabido extraer, pero no se ha hecho: "es imposible compensar mediante intervenciones externas los déficits de paternidad (parenting)". Por el contrario, los americanos han aprendido otra cosa: se puede convivir con una "underclass" amplia si el común de los ciudadanos casi ni se roza con ella, porque una parte está en las cárceles, otra parte vive en barrios por los que ya no hay que pasar, se han limpiado todos los graffiti y se persigue con mano dura a los grafiteros, y a los homeless se les pone difícil vivir como pedigüeños en las calles.

Ésa es la recomendación, con un punto de ironía y desencanto, que les hace Murray a los británicos: quitaos de la vista a vuestra "underclass", ya que no queréis atacar sus causas, ya que no queréis recuperar el esquema de incentivos estatales y sociales que estimulan la conducta responsable. Ese quitársela de delante se puede hacer, se puede mirar para otro lado: los americanos lo han hecho.

El artículo es provocativo y muy interesante, a pesar de que, en mi opinión, Murray exagere al decir que no hayan caído nada los indicadores por los que él mide la "underclass". La violencia juvenil sí ha caído, al menos los delitos cometidos por jóvenes, por ejemplo. Y está lleno de afirmaciones de sentido común, de las que harían, como él dice, nuestros "abuelos".

9.4.05

Más sobre el debate acerca del "palo de hockey"

Ross McKitrick, junto con Steve McIntyre, uno de los principales críticos de la descripción de las temperaturas del último milenio como si fueran un palo de hockey, acaba de publicar un paper en el que sintetiza la controversia, critica el procedimiento de elaboración de los informes del IPCC y propone reformas para mejorarlo (via Climate Audit). El texto tiene un mínimo de discusión técnica, de modo que legos como yo lo pueden entender. Las propuestas de mejora suenan de lo más sensatas.

Como aperitivo para la jornada sobre "Kyoto y la economía española" del Instituto Juan de Mariana no está mal.

8.4.05

La violencia de género se quintuplica

Es el título de mi contribución de hoy a Malaprensa.

Más sobre las cifras de violencia doméstica aquí.

7.4.05

Museo virtual de diseño industrial

A través de Dynamist Blog, he llegado a un sitio precioso. Se llama "Patent Room. The art of industrial design", y recoge diseños de inventos de los años 20 a 50, más o menos, extraídos del registro de patentes de Estados Unidos. Tienen hasta un blog, en el que van resaltando diariamente alguno de esos inventos. Todavía no tienen muchos diseños, pero lo que hay es prometedor. En cualquier caso, no se pierdan la casa-bulbo, el coche-lágrima, la cafetería-taza de café o la estación de servicio de Shell con tejado en forma de concha.

6.4.05

Un par de artículos libertarios sobre cuestiones morales

Éste, más bien libertario-conservador, de Jennifer Roback Morse, trata (en parte) de cómo el abandonar el matrimonio (tradicional) como forma de familia lleva a una mayor intervención del estado en nuestras vidas. Éste, rama anarcocapitalista, de Walter Block, muestra cómo gran parte de los dilemas morales y políticos del caso Terri Schiavo se deben, adivínenlo, a ... la intervención del estado en la medicina. Ambos interesantes, sin necesidad de compartir sus tesis al cien por cien.

Indicadores de religiosidad católica en España (gráficos curiosos IV)

Pedía Josu el otro día a los periodistas un cierto balance del papado de Juan Pablo II en términos de la evolución del mundo católico en esos años. Algo parecido se me ocurrió a mí, pensando sobre todo en la situación del catolicismo en España. A escala mundial, parece claro que las cifras relativas de católicos se han mantenido, grosso modo, entre 1970 y 2000, en el entorno del 17/18% de la población mundial. Y que ese mantenimiento es, sobre todo, efecto del crecimiento vegetativo, y casi nada de las conversiones (cuyo efecto neto sería, más bien, negativo). Siendo así, no extraña que en Europa el número de católicos haya aumentado muy poco en esos años (de 256 a 277 millones), mientras que ha crecido mucho en América Latina (de 252 a 483) o en África (de 45 a 147) (cifras de la World Christian Encyclopedia, en el WSJE, 4-4-2005, A10).

Para España, contamos con datos de encuesta relativamente consistentes desde mediados de los años setenta (ver gráfico adjunto). En 1976 se identificaban como católicos casi el 97% de los encuestados mayores de edad. Desde entonces, esa cifra casi no ha dejado de caer, paulatinamente, hasta las cifras actuales, que rondan el 80%. Otro día me ocuparé de la práctica religiosa de esos católicos, que también ha caído, así como de sus creencias básicas (en lo que no se observa tanto cambio).

Hoy me gustaría que observasen otros tres indicadores. El primero es bastante directo: el porcentaje de matrimonios católicos sobre el total. De nuevo, se mueve en una línea suavemente descendente, un tanto divergente de la que mide la proporción de católicos. Hacia el año 2000, parecía estabilizarse en el 75%, pero desde entonces ha caído bruscamente hasta el 71% de 2002.

El segundo sería más indirecto. Se trata del porcentaje de nacidos de madre casada sobre el total de nacidos. Nos sirve para ver hasta qué punto el modelo de familia preferido por la Iglesia, basada en el matrimonio (canónico; civil como mal menor, imagino) es el preferido por los españoles. Se observa, de nuevo, una caída suave desde el 98% de 1975 hasta el entorno del 90% en la primera mitad de los noventa, para luego caer el porcentaje más rápidamente, hasta el 78% de 2002 (esta última caída tiene que ver, seguramente, con los nacimientos de madres extranjeras, pero eso es tema para otra anotación).

El tercero es más directo. Mide el número de nacidos vivos en porcentaje de la suma de nacidos vivos más abortos voluntarios. Vendría a ser el porcentaje de embarazos registrados estadísticamente que se lleva voluntariamente a término. Contamos con cifras desde 1986/87, aunque las más completas se inician en los noventa. Desde entonces, se ha pasado de cerca del 90% a cerca del 85%.

Mi juicio sobre estos datos: una pérdida, lenta pero continua, de influencia de la Iglesia católica en las perspectivas religiosas y morales de los españoles. A efectos de la Iglesia como organización, quizá lo fundamental sea la caída de los matrimonios católicos, pues si una pareja no se casa por la Iglesia, es muy improbable (quizá imposible, no lo sé) que bautice a sus hijos. Y si a éstos no los bautizan, la probabilidad de que acaben siendo católicos, imagino, es muy baja.


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5.4.05

Sistema de pensiones

El otro día dejé sin comentar uno de los resultados más interesantes del último barómetro del CIS, el referido a las percepciones de los encuestados sobre distintas medidas para afrontar los futuros desequilibrios del sistema de pensiones públicas. Con la pregunta 11 nos damos cuenta de que:

a) Por el lado de recortar los gastos:
--una mayoría amplia es contraria a retrasar la edad de jubilación (59% a favor, 21% en contra);
--una mayoría similar a la anterior ve negativo amentar el número de años trabajados necesarios para cobrar pensión (62 frente a 18%); es sabido que esta medida supondría cobrar pensiones menores en el futuro, pues lo habitual es que la carrera salarial de un trabajador vaya al alza, de manera que cuanto más cerca del final estén los años que se computan para calcular la pensión, mayores serán los salarios que se tienen en cuenta para calcularla;

b) Por el lado de aumentar los ingresos:
--una mayoría, no tan amplia, es contraria a subir las cotizaciones a la Seguridad Social (47 frente a 27%);
--una gran mayoría es partidaria de regularizar el trabajo de los inmigrantes para que todos coticen (74 frente a 7%);
--otra amplísima mayoría cree que hay que fomentar la incorporación de la mujer al mercado de trabajo (81 frente a 3%);
--también un segmento muy importante cree que hay que fomentar la natalidad (70 frente a 9%);

En resumen, por el lado de recortar los gastos, tenemos una oposición considerable a las medidas más contempladas en la discusión pública. Y por el lado de aumentar los ingresos, tenemos una negativa a pagar más (¿pero no querían los españoles pagar más impuestos?), así como la confianza en dos medidas que lo único que hacen es postergar el problema (durante un tiempo, las aportaciones de mujeres e inmigrantes equilibran las cuentas, pero llegará un momento en que esas mujeres e inmigrantes "extra" pasarán a cobrar ellos mismos sus pensiones). Los que creen que la regularización de inmigrantes es positiva quizá piensen, también, que puede resolverse el problema de las pensiones dejando entrar a muchos más inmigrantes. Aparte de los problemas de integración social y cultural que eso pueda plantear, puede llegar un momento (quizá no tan lejano) en que no haya tantos extranjeros dispuestos a trabajar en España: las poblaciones de los países "emisores" son todavía jóvenes, pero su natalidad, como sabemos, está asemejándose a marchas forzadas a la de los países occidentales. De hecho, los flujos de migración hacia los países ricos ya se están estabilizando.

Tan sólo uno de los juicios de la opinión pública española así medida tiene sentido desde el punto de vista de equilibrar las cuentas públicas: fomentar la natalidad. Independientemente de que sea relativamente contradictorio con el fomento de la participación laboral femenina, el fomento habrá de ser ingente, para situar nuestras tasas de fecundidad (en la actualidad de 1,3 hijos por mujer) en los niveles de reemplazo (2,1 hijos por mujer). Hasta ahora, ningún país occidental, después de abandonar el nivel de reemplazo, ha conseguido recuperarlo, salvo Estados Unidos.

En cualquier caso, habrá que darse prisa en adoptar medidas. Por lo pronto, sigue imparable el crecimiento de la proporción del total que representan los mayores de 65 años: hoy en el 17%, dentro de 15 años en el 20%. Y la natalidad se recupera, pero muy poco a poco.

2.4.05

"Hay que compartir"

Esta tarde hemos llevado a nuestros hijos al teatro; ya se sabe, hay que subir la penosa media de los españoles. Teatro infantil, claro, con moraleja incluida. La obra era “Quintín, el bufón parlanchín”. El argumento era simple, pero con cierta miga. El propietario de un circo descubre un día que le han dejado los trapecistas, los elefantes, los payasos, hasta la mujer barbuda: se ha quedado solo con su carpa. No entiende la razón, si les trataba bien: “cuando me pagan cinco, yo les doy uno”. Desolado, llora su desgracia hasta que se le aparece el fantasma de su sabio abuelo, quien le recuerda una historia que le contaba de pequeño, la de “Quintín...”: “cuéntala y sabrás qué hacer”. La mayor parte de la obra consiste en la narración de la historia, en lo que le ayuda otro actor que representa al susodicho bufón. El pobre debe de ser un bufón venido a menos, pues la gente no le respetaba, lo que le sumía en un estado de permanente tristeza. Tras mucho discurrir, se le ocurre que va a inventar algo, se entiende que útil para los demás, para recuperar el aprecio de la gente. Lo de menos es lo que inventa, aunque tiene su aquél: mezcla silencio, cansancio y paz y, tras varios intentos infructuosos, obtiene el sueño. Algo que le agradece mucho la gente, pues se pasaba la noche mirando la luna, de tan bella que era. Quintín recupera el respeto de los demás y vuelve a ser feliz.

La obra se está acabando y viene la moraleja. ¿Qué ha aprendido el propietario del circo de la historia de Quintín? En este momento, a uno (ya saben de qué pie cojeo) se le ocurre que se ha dado cuenta de cómo funcionan los mercados cuando son libres: “como no les pago lo suficiente a mis trabajadores, se han ido a trabajar a otro circo, o han preferido otro empleo que les compense más; maldita competencia, al final tendré que pagarles tres o cuatro cuando me den cinco”. Genial, una obrita de teatro liberal. Qué raro en una sala alternativa de teatro.

Efectivamente, demasiado raro. Al acabar la obra, el propietario del circo se dirige al público de niños y le pregunta: “¿qué he aprendido de esta historia?”. Inmediatamente, salta el resorte LOGSE de un niño de los más mayorcitos: “que hay que compartir”. Y así queda la cosa, con que hay que compartir. El cirquero abre una maleta que le había dejado el fantasma de su abuelo y saca de ahí un corazón. Aparentemente, eso era lo que le faltaba, un corazón, para darse cuenta de que “hay que compartir”, y para demostrar que ha aprendido la lección, de la misma maleta saca unas docenas de caramelos que esparce alegremente entre el público.

Vaya, otra oportunidad perdida para entender cómo funciona la vida económica de verdad. Otra vez será. Por mi parte, cada vez que uno de mis hijos me viene con el “hay que compartir” (normalmente para conseguir que el otro le dé algo que el primero quiere), les recuerdo que sí, que hay que compartir y ser generosos, pero también hay que intercambiar, es decir, contentar a los demás para conseguir algo de ellos. Suena demasiado crudo, pero así es la vida.

1.4.05

Más sobre encuestas, esta vez culturales

La SGAE acaba de hacer públicos los resultados de una encuesta sobre consumos culturales de los españoles (1). Sin entrar en la bondad de los datos (pues no he podido encontrar más que una especie de nota de prensa), llama mucho la atención las palabras utilizadas para referirse a dichos consumos culturales. Sobre todo una: hábito. Los periódicos, como es habitual en ellos, regurgitan la palabra con delectación.

En esa nota de prensa dice la SGAE, por ejemplo: "Un 31,9% de la población encuestada tiene el hábito de asistir al teatro, habiendo asistido al mismo en los últimos tres meses un 9,5% de los encuestados, y un 23,4% durante el último año." ¿Qué querrá decir "hábito" aquí? ¿Que los encuestados han ido alguna vez al teatro?

El hábito de acudir a conciertos de música clásica es todavía más sorprendente: "El 8,4% de la población suele asistir al menos una vez al año. El 13,3% de la población tiene el hábito de asistir a este tipo de espectáculo musical".

Lo mejor de todo es cómo se felicitan desde la SGAE por el aumento de estos "hábitos" en los últimos doce años (de 1990 a 2002, creo, según la fecha de las encuestas que comparan): "hay que destacar que el cine y el teatro han registrado un fuerte incremento porcentual de asistencia anual, de 16,6% y 9,5%, respectivamente, respecto a la Encuesta de equipamientos, prácticas y consumos culturales realizada en 1990". Genial. Todo estupendo. Los españoles, "culturales" como el que más.

No digo que no, pero miren los datos de la Encuesta de comportamiento cultural de los españoles de 1985 (Madrid, Ministerio de Cultura), que casualmente tengo aquí al lado. Se aplica a una población parecida a la de la SGAE (población de 14 años o más), pero, desde luego, no considera "hábito" a acudir alguna vez en la vida o una vez al año al teatro o a conciertos. Según esta encuesta, un 16% habría visto teatro o ballet en los últimos tres meses. Aun sumando los poquísimos que en 2002 asistan a espectáculos de danza a los que asisten a espectáculos teatrales, el 9,5 queda claramente por debajo del 16%. La asistencia a museos o exposiciones era entonces del 20% en los últimos tres meses, hoy la asistencia a museos es del 11,8%. Algunos otros hábitos son más difícilmente comparables, pero las diferencias entre 1985 y 2002 no son grandes: ha debido de aumentar algo la lectura de libros y muy poco la asistencia a bibliotecas; y, a pesar de que contamos con muchas más orquestas clásicas, no está claro que haya aumentado la asistencia a conciertos de música clásica (asistencia de 4,5% cada tres meses entonces; 8,4% al año en 2002). Un último indicador es muy revelador: por entonces, la media de libros en el hogar era de 100, hoy es de 125, apenas la cuarta parte más. Poco, teniendo en cuenta que desde 1985 a 2002 nuestro PIB ha crecido, en términos reales, por 1,7.

En fin, lo que quiero decir con esto es que si los españoles no podemos lanzar las campañas al vuelo en algo es en el nivel de nuestros consumos culturales. La evolución de muchos de esos consumos en los últimos veinte años ha sido muy lenta, y poco acompasada a la mejora económica y el cambio en los modos de vida.

(1) Feyndem también se ha ocupado de este asunto.