Como sabe que ando muy liado, el listo de Josu me pasa
esta noticia de El País en la que recogen unas declaraciones de José Sanmartín, director del
Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia. La verdad es que el Centro lleva a cabo una labor muy útil, sobre todo de recopilación de estadísticas y elaboración de informes, pero Sanmartín no es santo de mi devoción (como dicen los anglos, no pun intended). Yo no sé si los periodistas no transcriben bien sus declaraciones o es que se le da mal expresar sus ideas en público, pero cuando no comete un error, se pasa con las interpretaciones o se convierte en el rey de las hipótesis ad hoc. Allá en los inicios de este blog, le dediqué
una de mis anotaciones más largas y más críticas a una entrevista que concedió a El Mundo. Ésta de hoy será más corta, más que nada porque en la noticia no aparecen tantas declaraciones suyas.
El tema central de las declaraciones es el de la violencia contra la mujer en las relaciones de pareja (violencia de género, doméstica, como quieran llamarla), y cómo esa violencia es, surprise, surprise, bastante mayor en los países escandinavos que en España, al menos medida usando el indicador de la tasa de fallecidas.
Según el periódico:
José Sanmartín ha comentado que en los países nórdicos existe una mejor educación desde el punto de vista sexual, ya que son menos sexistas, pero detrás de las elevadas cifras de maltrato hacia la mujer podría estar un consumo excesivo de ciertas sustancias tóxicas como el alcohol "que desinhibe y hace que no haya frenos morales".
Veamos. Según Sanmartín, la violencia de los varones contra las mujeres en España se debe a una mala socialización, mala por sexista, como decía en la entrevista con El Mundo antes citada:
Porque la gente se está socializando mal. No estamos educando de forma adecuada para superar el sexismo. Se está produciendo una socialización anómala, sexista. Hace 20 años ... creía que a medida que avanzáramos socializaríamos mejor, pero, a la luz de los datos, tengo mis dudas, sinceramente.
Pero resulta que los países nórdicos son muy poco sexistas y, sin embargo, tienen tasas altas de violencia contra la mujer.
¿En qué quedamos? Pues quedamos en que nos inventamos una hipótesis, aparentemente, ad hoc: lo que pasa es que los suecos son unos borrachuzos y, claro, ya se sabe, aunque son tan igualitarios y tan poco sexistas, se les va la mano--y el cuchillo. No digo que no sea cierto, pero, entonces, por qué no usar la misma idea para explicar la violencia doméstica en España. De hecho, aunque no he visto nunca un estudio cuantitativo serio al respecto, la evidencia anecdótica de los casos que salen en los periódicos apuntan a una presencia notable de problemas con el alcohol y otras "sustancias tóxicas".
La segunda es una de "vamos a ver si cuela este dato".
Sanmartín ha indicado que en España se ha registrado en los últimos años una "ligerísima" tendencia a la baja en el número de asesinatos contra mujeres. "Mientras que antes del año 2000 hubo años donde se alcanzaron cifras de hasta 90 mujeres asesinadas al año por sus parejas o ex parejas, en los últimos años las cifras varían en 60 anuales", ha señalado Sanmartín en los Desayunos de la Agencia EFE.
Lo siento, pero no tenemos series "homogéneas" tan antiguas. Las únicas mínimamente homogéneas son
las que recaba el Instituto de la Mujer desde 1999. Las anteriores son, con perdón, de su padre y de su madre. En el gráfico siguiente (hagan click para ampliar) recojo todas las cifras al respecto que he conseguido reunir en estos años, buscando por todos los lados.
Diríase que tiene razón Sanmartín: en 1996 y 1997, el número de fallecidas rondó las 90 al año, luego han rondado las 60/70. El único problema es que esas cifras son sospechosísimas. Las hizo públicas
Mayor Oreja ante la Comisión Mixta de los Derechos de la Mujer, en febrero de 1998. Sus palabras fueron así de "claras":
En el año 1996 hubo 165 víctimas femeninas. En el año 1997, 151 víctimas. En el año 1996 hubo 97 víctimas, siendo el autor de la muerte del cónyuge --y en el año 1997 hubo 91--,...
Según el INE, en 1997 fallecieron por homicidio (terrorismo incluido), 99 mujeres. Me pregunto de dónde sacó Mayor Oreja la cifra de 151 víctimas. A mí lo que me sugiere la comparación de las cifras del Instituto de la Mujer y la de homicidios del INE es que la primera cifra es siempre bastante inferior a la segunda, por lo que los datos de 1996 y 1997 serían raros: hay casi tantas fallecidas a manos de su pareja (o expareja) como fallecidas totales por homicidio. En fin, que yo pondría esas cifras en cuarentena y me abstendría de usarlas para hablar de la evolución de la violencia doméstica. Eso sí, si el número de fallecidas por esta causa supusiese una proporción más o menos constante del total de mujeres fallecidas por homicidio según el INE, entonces, la cifra habría tendido a subir desde principios de los ochenta.
La última perla de Sanmartín (o del periodista, que nunca se sabe) es ésta:
El director del Centro Reina Sofía ha rechazado la idea de que la violencia contra la mujer se dé en mayor medida en los niveles socioeconómicos más bajos y en la población inmigrante, ya que la mayoría de mujeres extranjeras que mueren asesinadas es de la Unión Europea.
No tengo datos ahora mismo para juzgar la influencia del nivel socioeconómico, pero la afirmación de que la mayoría de las mujeres extranjeras que mueren asesinadas en España es de la Unión Europea es falsa. Aunque no lo fuera, eso no le daría la razón a Sanmartín, pues normalmente consideramos inmigrantes a trabajadores procedentes de muchos países de la UE (ejemplos: Rumanía, Bulgaria, R. Checa, Hungría, Polonia o los países bálticos). Pero es que la cifra es falsa.
Según las cuentas del Instituto de la Mujer, desde 1999 hasta el 26 de abril de 2007, habrían fallecido a manos de su pareja o expareja 112 mujeres extranjeras, de las cuales 24 eran de la Unión Europea. Admito que puedan haberse hecho algún lío con la clasificación, pues los países miembros de la UE han cambiado en ese periodo, pero si no nos queremos complicar la vida y contamos a todas las fallecidas de fuera de Europa, todavía tendríamos 77. Sobra decir que, aun contando sólo a estas 77, la tasa de fallecidas por millón de mujeres entre estas extranjeras seguiría siendo muy superior a la de las españolas.
Los datos del propio Centro Reina Sofía desmienten a su director (o al periodista). En
2005 y
2006, sólo 2 de cada 10 fallecidas extranjeras era de la UE.
En realidad, no sé ni por qué me molesto en desmentir las cifras. Simplemente, no debería prestar atención a quien puede llegar a hacer afirmaciones como "creía que ... socializaríamos mejor" (como si hubiera un sujeto de la socialización, consciente y capaz de decidir a voluntad cómo se lleva a cabo dicho proceso) o, peor todavía, la siguiente, tal como la recoge El País:
El experto ha señalado que la "primera ley" es la familia, que ha definido como el "escultor que te va cincelando" y el primer contexto de socialización...
Ahí está: la familia como el "escultor que te va cincelando". Es decir, el individuo sólo es materia inerte, sin forma. Hace falta que la sociedad, en sus distintas encarnaciones, le dé esa forma. Pura ideología de la
tabla rasa, criticada, con toda razón, por Steven Pinker. Pues no, de rasa nada, señor Sanmartín, y de materia sin forma, menos. La próxima vez, tenga cuidado con sus metáforas, que las carga el diablo.
Etiquetas: españa, inmigración, violencia doméstica