WonkaPistas

31.1.05

Nuevo "palo" para el "palo de hockey"

A través de Futurepundit me entero de que por fin les publican a McKitrick y McIntyre en una revista de las de "peer review" su demoledora crítica a la reconstrucción de mil años de temperatura en el Hemisferio Norte efectuada por Mann y otros y conocida con el nombre de "hockey stick" por su forma. Los defensores de esta reconstrucción, estandarte del "consenso" científico-político sobre el calentamiento global, ya ni siquiera tendrán la débil defensa de que los escépticos sólo publican fuera del circuito de la prensa científica "seria". Pues no, ahora el artículo va en Geophysical Research Letters, una de las revistas que publicó uno de los artículos de Mann defendiendo su teoría.

Para legos como yo, la historia, detectivesca, de esta crítica la recoge el National Post de Canadá en este artículo y en éste. Véase también este artículo de Roy Spencer, en el que se alegra de que, a pesar de los consensos, siga funcionando el método científico.

ACTUALIZACIÓN (17 de febrero de 2005)

McIntyre tiene una nueva página web, en la que se incluye una anotación jugosísima acerca de los bajos estándares de "fact-checking" del mundo académico en comparación con los del mundo empresarial (en especial, el de la minería, que es el que conoce por experiencia McIntyre).

29.1.05

La OCU y la pulsión por prohibir

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tiene, como tantas asociaciones, una doble alma, que le lleva a incoherencias básicas de relieve. Propone la libertad de horarios comerciales y lo hace con palabras claras y, aparentemente, de alcance general:

"Nadie obliga a nadie a ofrecer al consumidor uno o varios productos, a que se abra o deje de abrir cuando quieran, pero nadie puede o debe prohibir que si alguien esta dispuesto a vender y alguien esta dispuesto a comprar, se restrinjan las condiciones en que esa operación puede realizarse."

Pero, vistas, por ejemplo, las prioridades en política de consumo transmitidas a los futuros parlamentarios europeos por España en las elecciones de junio de 2004, parece claro que su pulsión fundamental es a la intervención estatal y a la prohibición. Sólo a título de ejemplo:

–apuesta por la armonización mínima de las políticas de consumo de los estados miembros de la UE, pero sólo para que cada uno de ellos puede adoptar "medidas más estrictas";

–autorregulación mediante códigos de conducta, sí, quizás, pero sólo una vez que se haya adoptado "un marco jurídico que establezca los principios y criterios que rijan su aplicación";

–en seguros, toca prohibir el uso de factores de diferenciación, como el sexo o la edad (pero si las mujeres corren menos riesgos, ¿por qué van a pagar primas iguales que los varones?), así como toda discriminación basada en criterios que no dependen de la voluntad de los consumidores ("todos iguales ante el seguro", vendría a ser el slogan);

–un refuerzo de las normas de seguridad de los juguetes (ya sabemos, casi todos tóxicos, perjudiciales o incumplidores de la normativa);

–mantener la actual prohibición de hacer publicidad de medicamentos de prescripción;

–"imperiosamente necesaria" puesta en marcha de una Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria;

–respecto a la publicidad de alimentos con supuestos efectos benéficos para la salud, prohibir las "alegaciones alimentarias y relativas a la salud que no estén demostradas científicamente".

Su "exigencia" (¿a que suena autoritario?) de gratuidad de los libros de texto va también en esa línea.

No hay mucho en esas recomendaciones de dejar que funcione el mercado, de ayudar (mediante la persuasión de organizaciones como la propia OCU, financiadas, por supuesto, con las cuotas de sus socios y con la venta de sus productos y no con subveciones estatales) a la formación del juicio de los consumidores, de manera que estos disciernan y "penalicen" a las empresas que engañan, exageran o no cumplen lo prometido, no comprando sus productos y sí los de la competencia.

No sólo es incoherente la OCU en sus propuestas (o quizá no lo es, pues sabe que la libertad de horarios comerciales no la va a permitir ningún gobierno en el medio plazo, mientras que las medidas prohibitivas están a la orden del día), sino que, como tantos, usa un estupendo doble rasero: prohíbanse las "alegaciones ... relativas a la salud ... no demostradas científicamente", pero llévense a cabo la colección de medidas restrictivas que yo propongo aunque la evidencia que las sustenta sea mínima, y aunque la lógica de su argumentación sea perversa.

Viene esto al caso de su última campaña, en pro de atajar el terrible problema de la obesidad de nuestros niños. En este caso, el habitual chivo expiatorio vuelven a ser las empresas alimentarias, sobre todo las que fabrican alimentos (supuestamente) ricos en grasas grasosas y grasientas y que, encima, cometen el delito de anunciarlos por la televisión en el denominado horario infantil. El argumento sería: los niños ven demasiada publicidad en televisión, gran parte de esa publicidad se refiere a esos alimentos, la culpa de la obesidad y los problemas de peso de los niños la tiene esa publicidad, luego hay que prohibirla.

No entro, hasta ver el informe en que basan esta vez sus "exigencias", en la salubridad de la metodología del estudio (pues no la explican, más que sumariamente, en la nota de prensa), aunque me parece dudosa (no tengo claro que se puedan generalizar a todo un año los resultados de una semana de televisión). Lo que resulta claramente torcido es la argumentación derivada de ese supuestamente elevado consumo de publicidad alimentaria. Veamos:

1. "La conclusión más llamativa es que los niños ven a diario alrededor de 100 anuncios, de los cuales el 48% son productos de alimentación, responsables en gran medida de los desequilibrios dietéticos de los niños". Por supuesto, no aportan ninguna evidencia, porque, probablemente, no la hay o no es clara.

2. "La mayoría de productos que proponen la publicidad emitida durante al programación infantil son ricos en grasa, azúcar o sal. La publicidad queda copada por el "grupo de los 5": dulces, fast food, cereales azucarados, aperitivos salados y refrescos. Esta propuesta alimentaria es claramente contraria a las necesidades nutricionales de nuestros menores. ... La OCU denuncia la inversión de la pirámide nutricional que propone la publicidad".

Esto puede ser cierto, pero, primero, las empresas son libres de anunciar lo que quieran. Nadie obliga a nadie a ver sus anuncios y, aun viéndolos, esos anuncios no nos convierten en autómatas carentes de voluntad. Tampoco a los niños, por supuesto, frente a cuyos posibles automatismos siempre ha de estar, antes que nada, el sentido común de los adultos a su cargo, esto es, sus padres. Éstos son los que les compran sus alimentos y los que limitan (o no) las compras que pueden hacer los niños por su cuenta.

Segundo, ¿acaso cabe imaginar que la publicidad alimentaria en televisión refleje, no ya la supuestamente ideal dieta que promueven, con sus modas correspondientes, el establishment médico y político, sino la dieta habitual de los que ven televisión? En ningún caso. En muchos productos alimentarios, la competencia entre los productores no implica diferenciar sus marcas por televisión u otros medios, sino (en la medida que operen los mercados; un supuesto que no siempre se cumple) ofrecer buenos productos a los distribuidores mayoristas correspondientes, éstos a los minoristas (supermercados, hipermercados...), quienes habrán de satisfacer a los consumidores finales para que no huyan a la competencia. Por eso, son los hiper y los super los que hacen la publicidad (que no suele ser televisiva), diferenciando su oferta de la de otros hiper o super.

No cabe pensar que sea frecuente o siquiera exista la publicidad de marcas de fruta, de verdura, de carne, de pescado, y de productos similares. Luego lo normal es que la "pirámide nutricional" esté invertida.

3. "Además, en su estudio, la OCU ha comprobado que las muy limitadas emisiones de programas infantiles están plagadas de anuncios y no todos son inocuos...".

Aquí se traiciona, una vez más, la propia OCU. De modo que las emisiones de programas infantiles son "muy limitadas". ¿Tendrían que ser más amplias para atraer todavía más a los niños al consumo televisivo y, por tanto, a la vida sedentaria que puede estar tras el aumento de las tasas de obesidad?

4. Entre las medidas (todas restrictivas de la libertad de las cadenas televisivas o de los anunciantes) que propone (¿exige?) la OCU para luchar contra esta nueva "plaga", la primera es del todo clara: "prohibición de la publicidad televisiva antes, durante y después de los programas dirigidos a los niños menores de 12 años". Esto, justo después de decir que son los padres los responsables de la educación de sus hijos y del consumo televisivo de éstos.

En el fondo, la OCU ha abandonado la idea de que los consumidores, precisamente aquéllos a quienes dice representar, podamos actuar con libertad y, lógicamente, con responsabilidad. Con la boca pequeña habla de la responsabilidad paterna, pero lo que reclama es que ni siquiera tengamos que ejercerla. Ya están ellos y, sobre todo, el estado para ejercerla por nosotros. Menos mal que se trata de una organización de la sociedad civil, que si no...

27.1.05

Hombres y mujeres

Charles Murray apunta en este artículo unas interesantes reflexiones acerca de la controversia sobre las declaraciones de Lawrence Summers, presidente de Harvard, acerca de las diferencias genéticas entre hombres y mujeres en lo referente a la distribución de sus habilidades matemáticas. Dichas reflexiones se las sugiere el libro The Essential Difference: The Truth about the Male and Female Brain, de Simon Baron-Cohen. Lo siguiente me parece del todo razonable:

"No sabemos las respuestas todavía, pero podemos confiar en que serán más interesantes que, por ejemplo, un gen de la ciencia que se activa para los hombres de modo distinto que para las mujeres. Más bien, será una historia de la interaccion entre muchas diferencias genéticas entre hombres y mujeres, y el modo en que el entorno de una persona las afecta."

"Obviamente, el conocimiento nuevo no viene sin costes. Quizá, saber que hay una diferencia entre grupos desanime a algunas mujeres de, siquiera, intentar ser matemáticas o ingenieras, o payasos de circo. ... Debemos hacer todo lo posible para prevenir dichas .. reacciones."

"El coste del nuevo conocimiento se ve superado por el coste del olvido, que puede conducirnos a políticas públicas que intentan reformar la sociedad de acuerdo con expectativas que entran en conflicto con cómo son realmente los humanos".

Como dicen por ahí, léanlo entero. Y también este artículo, del mismo Baron-Cohen, acerca de las diferencias entre el cerebro masculino y el femenino.

Libros y mercado

No se pierdan el estupendo destripe ("fisking") que hace hoy Malaprensa de un artículo en el que se repiten los topicazos acerca de la supuesta contradicción entre mercado y cultura. El despelleje empieza así:

"Uno de los tópicos más manidos de las secciones culturales es el de la supuesta contradicción entre el malisísimo y rastrero mercado y la Cultura (con mayúsculas, por favor), noble, elevada, angelical, espiritual, y por tanto, ajena a las bajas pasiones materiales que mueven a los mercaderes. Curiosamente, este discurso suele utilizar para pedir subvenciones para la "cultura", sin que nadie parezca caer en la contradicción latente.

En todo caso, en cuanto se escribe sobre negocios y cultura, podemos anticipar que el papel del malo está adjudicado de antemano: no es el mayordomo, es el mercado, responsable de todo lo malo y nada de lo bueno que pase en el mundo de la cultura...".

26.1.05

El "taburete" africano

La última Premio Nobel de la Paz, Wangari Maathai, tiene la receta para resolver los males de África: "los tres pies del taburete africano son la democracia, la paz y la buena gestión de los recursos naturales". Me temo que va a ser el único taburete de tres patas cojo. Una cuarta pata no le vendría mal.

Cuánto vale una vida (estadística) y qué importa

El último número de la revista Regulation, del Cato Institute, trae un interesante artículo en el que se sintetizan los distintos enfoques que hay para estimar el valor monetario de las vidas humanas que estadísticamente se "salvan" o "pierden" si se adoptan o no determinadas políticas públicas. El autor, Ike Brannon, dice que determinar ese valor es esencial para una buena política pública. Yo creo que, dada la amplia intervención del estado en nuestras vidas, mejor que lo haga con una consideración de costes, aunque se aproximada. Estas consideraciones pueden ser un argumento para persuadir a la opinión pública para resistirse a regulaciones intrusivas; en este sentido, si no tocamos el statu quo, son útiles.

Ahora bien, sería mejor que se redujera esa intervención y las estimaciones de los riesgos que corremos nos las dejasen a nosotros operando en condiciones de libertad.

El caso de las nuevas regulaciones del fumar en lugares privados es un buen ejemplo: podemos argumentar en contra de las limitaciones del derecho de propiedad de los dueños de bares y restaurantes diciendo que el riesgo es mínimo, que lo que se gana con la regulación es muy poco (en términos de vidas estadísticas "salvadas"), que lo que cuesta es mucho, etc., etc. Pero lo principal es mantener la atención en lo sustantivo: independientemente del riesgo, en la medida en que el asumirlo (respirar el humo del tabaco en un bar) es voluntario, podemos dejar a los acuerdos voluntarios y a la libertad de elección y el ejercicio del derecho de propiedad privada la "solución" del supuesto problema.

25.1.05

Huyendo del hambre y de la muerte prematura

Mahalanobis recoge una breve anotación acerca del libro de Robert Fogel, The escape from hunger and premature death, 1700-2100, que tiene una pinta interesantísima. Traduzco de esa anotación:

"[El libro] nos ayuda a apreciarmejor nuestro nivel de vida actual. Allá por los tiempos de Napoleón, la desigualdad económica era an mala que un varón de clase trabajadora media, por término medio, cinco pulgadas menos que un varón de clase alta. En lo básico, hoy no hay diferencias de altura entre las clases, las cuales, afortunadamente, no pueden definirse tan fácilmente como antes. Por entonces, los sintecho (es decir, vagabundos o pobres) eran aproximadamente el 10 o el 20% de la población, mientras que ahora representan alrededor del 0,4%. Las hernias eran tres veces más comunes y suponían usualmente una incapacidad permanente [...]. Las enfermedades de las encías provocaban un dolor crónico que duraba toda la vida."

A título de mera curiosidad, entre los varones españoles que tenían entre 20 y 39 años en el 2001, la altura media de los que sólo tenían estudios primarios era de 173 cm y la de quienes tenían el título de licenciado, de 176. A su vez, la altura media de esos varones que vivían en un hogar con ingresos bajos (60-100.000 Pta/mes) era de 173 cm, escasamente 3 cm menos que la de quienes vivían en hogares de ingresos altos (más de 300.000 Pta/mes), también con 176 cm. (Elaboración propia con datos de la Encuesta Nacional de Salud del año 2001; las alturas son las referidas por los entrevistados.)

24.1.05

Peligro amarillo

Sus textiles destruyen empresas y empleos en España. Las fibras de las que están hechos nos envenenan. Inundan nuestro mercado de juguetes tóxicos para dañar poco a poco la vitalidad de nuestra civilización occidental. Y para rematar, ayer nos enteramos (yo, gracias a Salvatierra de Barros) de que sus ventas escapan a la fiscalidad estatal, nos privan de nuestros buenos impuestos ("Hacienda somos todos") y no hay por donde cogerles, pues se nacionalizan españoles y contratan a los mejores abogados.

Témanlos. Y mucho cuidado con el glutamato monosódico.


P.S.: Menos mal que gracias a nuestros políticos liberales, la reacción es posible.

23.1.05

Matrimonio e inteligencia

Dicen que las mujeres más inteligentes acaban casándose menos. No sé por qué, pero me da en la nariz que tras ello hay una razón de psicología evolucionista.

13%, 20%, 63%

Alex Tabarrok y The Economist (de pago) se ocupan de este paper escrito por Dan Houser y Robert Kurzban. En él se recogen los resultados de un experimento que parte de las hipótesis propias de la teoría de juegos para comprobar si los individuos nos comportamos distinto según el medio en el que operamos (según el esquema de incentivos) o si, aun variando nuestro comportamiento según el medio, no hay modelos de conducta que se mantienen independientemente del esquema de incentivos. Tal y como lo plantea Tabarrok, la pregunta es ¿desarrollamos estrategias o somos nosotros mismos una estrategia? Es decir, ¿somos del todo adaptativos o, independientemente del medio, tendemos a comportarnos de una manera? La averiguación del estudio es muy interesante: nos adaptamos algo, pero tendemos a aplicar la misma estrategia estemos donde estemos. De este modo, hay individuos que tienden a la cooperación (cooperadores), otros que tienden al oportunismo (free-riders, gorrones) y otros que responden cooperando o no haciéndolo según los otros cooperen o no con ellos ("reciprocantes", con perdón del barbarismo).

En el experimento, las proporciones de unos y otros resultan así: 13% cooperadores, 20% gorrones y 63% "reciprocantes". Espero que los porcentajes no sean generalizables. Demasiado gorrón, demasiada energía gastada sólo para "llevarles por el buen camino".

22.1.05

El futuro de la salud de nuestros hijos

El Guardian de hoy trae un interesante artículo sobre los riesgos previsibles para la salud de nuestros hijos. No estoy de acuerdo con algunas de las afirmaciones, sobre todo las relativas a la "epidemia" de obesidad, pero trata el tema con más ecuanimidad de lo que suele ocurrir, presentando argumentos opuestos y, al final, enumerando con claridad los posibles factores positivos y los negativos. Hagan ustedes su propio balance.

21.1.05

Nuestro estado niñera ataca de nuevo

Nuestras paternales autoridades siguen velando por nosotros. Esta vez toca atajar la "epidemia" de obesidad, sobre todo la infantil. Qué tiempos aquéllos, cuando la palabra epidemia se reservaba a las enfermedades infectocontagiosas y cuando el estado sí que ayudó (junto con la mejora del nivel de vida traída por el capitalismo, claro) a la contención (e, incluso, erradicación) de muchas de las más peligrosas de aquéllas.

Ahora se trata de que los fabricantes de comida "engordante" nos informen todavía más de los contenidos de esa comida, de reducir el contenido "dañino" de esos alimentos (menos grasa), de limitar la publicidad de ese tipo de comidas (todo sea por los pobres niños), de hacer más difícil el acceso a ellas, de convencernos de que hagamos más ejercicio y de convencer a las administraciones públicas de que gasten más en polideportivos y carriles-bici, es un decir.

Como lo anunciado ayer por la Ministra de Sanidad tan sólo son las líneas generales del plan correspondiente, este comentario se limitará a plantear algunas dudas.

1. ¿Está aumentando realmente la obesidad en los niños? Hasta ahora no he visto ni un buen dato diacrónico que llevarme a la boca. Y si está aumentando, ¿cuánto? La Ministra dijo hace unas semanas que habíamos pasado del 5% al 16,1% en las dos últimas décadas, refiriéndose, probablemente a los dos estudios más conocidos sobre el tema, pero no está claro que el cálculo se hiciera en 1984 (estudio Paidós) y en 1998-2000 (Estudio Enkids) con los mismos criterios, ni que ambos datos se refieran al mismo grupo de edad: Paidós (de 6 a 15) ; Enkids (de 6 a 13). Y si está aumentando, ¿tenemos claras las causas? ¿Pueden desestimarse tan fácilmente como hace la ministra las causas genéticas?

2. ¿Tenemos clara la relación entre consumo de bollería y otras comidas "demasiado" calóricas y obesidad de los niños? A priori, parecen relacionadas, pero sólo en condiciones de ceteris paribus. ¿Tenemos claros los demás factores que pueden influir? Estudios serios rechazan esa relación.

3. ¿Tenemos clara la relación entre consumo de bebidas carbónicas (refrescos) y obesidad de los niños? Ni siquiera en el país donde más estudios se hacen sobre esto, EEUU, está clara dicha relación, a pesar de lo que dicen los activistas.

4. ¿Hay alguna evidencia sólida de la relación entre publicidad de esas comidas y su mayor o menor ingesta? Me temo que tampoco está claro. En realidad, la evidencia acerca de que cuanta más publicidad se ofrezca de un tipo de productos, más se va a consumir de él es bastante débil; normalmente, la publicidad apenas sirve para diferenciar el producto de una empresa del de otra.

¿La hay entre la disponibilidad de máquinas dispensadoras en los colegios y obesidad o, si acaso, un excesivo consumo de calorías? Tampoco lo parece.

6. ¿Está clara la relación entre mejor información nutricional en los envoltorios de comida y la menor obesidad? ¿Acaso no habría aumentado la obesidad justamente en un periodo en que esa información ha mejorado sustancialmente?

5. A las administraciones públicas, sobre todo las locales, se les recomienda que construyan más polideportivos y parque para que la "ciudadanía" haga más ejercicio. Santo y bueno, pero, ¿no vienen haciendo esto cada vez más en los últimos veinticinco años? Pero, ¿no habíamos quedado que dentro de ese periodo de tiempo ha aumentado la obesidad? ¿Cómo se come (con perdón) que haya cada vez más polideportivos y que haya cada vez más gordos?
6. Muy adecuada la recomendación de que hagamos más ejercicio. Buen consejo. Es probable que los niños de hace un par de décadas hicieran más ejercicio que los de hoy. Estaban mucho más tiempo en la calle, jugando al balón, a la comba, corriendo, saltando, tropezándose, cayéndose, escalabrándose... ¿Acaso no les hemos retirado sus mayores de conductas tan arriesgadas? ¿Acaso no tiene que ver esa "retirada de las calles" con la creciente preocupación, bastante extendida en la población y alimentada desde la clase política, por minimizar los riesgos que vivimos, por reducirlos a cero?

7. Otrosí, ¿no tiene que ver esa "retirada de las calles" con que éstas, efectivamente, se han vuelto menos "amables" para el juego de los niños? Muchos españoles vivimos en ciudades muy grandes, llenas de tráfico y de calles poco transitables y, perdón por el barbarismo "jugables". ¿No tiene esto nada que ver con el tipo de crecimiento urbanístico que hemos tenido? ¿Y no ha dependido este crecimiento de la planificación efectuada desde las administraciones públicas? Podíamos haber crecido, es un suponer, más "a lo ancho" que "a lo alto".

8. En definitiva, las políticas que impondrán, poco a poco, pero las impondrán nuestras paternales autoridades supondrán más costes directos para nosotros (productos más caros, impuestos para financiar los "polideportivos") sin que estén claros los beneficios. No lo están ni siquiera en Finlandia...

8. Y por último, ¿no debería el gobierno, simplemente, limitarse a advertirnos de los posibles riesgos de nuestras conductas y dejarnos a nosotros incurrir (o no) libremente en ellos?
Sería más barato y permitiría un mejor desarrollo de la responsabilidad (y la libertad) individual.

ACTUALIZACIÓN: Véanse los comentarios, bastante pertinentes, especialmente el de Salvatierra.

20.1.05

Cuidado con las encuestas

Las encuestas sociológicas son sólo un medio, uno más y bastante imperfecto, de aproximarse al conocimiento de la realidad de una sociedad. Como tal hay que tomarlo y no pedirle más. A veces, si se dan las condiciones (muestra amplia, representativa, error pequeño, con todos los controles de calidad, con la suficiente certeza de que las respuestas reflejan comportamientos reales, con un número de "no sabe/no contesta" bajo, y alguna más), puede estimarse con ciertas garantías la cantidad de personas que piensa o hace algo.

Otras veces, esas estimaciones se hacen "a pelo". Tal es el caso de la siguiente afirmación contenida en uno de los extractos del Informe Juventud en España 2004:

"Tomando el número total de mujeres que han contestado a las preguntas sobre sexualidad, la tasa real de embarazos no deseados se sitúa en el 7,9% de las mujeres jóvenes, lo que significa que unas 375.000 de las actuales jóvenes españolas han tenido un embarazo no deseado, la mayoría de ellas, unas 300.000 antes de los 21 años. Como este periodo se extiende a lo largo de 7 años, aunque algunas aún no lo han concluido, podemos afirmar que, al menos 43.000 chicas menores de 21 años, se quedan embarazadas sin desearlo todos los años."

Va a ser que no. Según las cifras de Movimiento Natural de la Población correspondientes al año 2002 (último para el que hay datos detallados por edades), el número de nacimientos de madres de 15 a 21 años fue de 24.907. Con los datos del Ministerio de Sanidad puede estimarse el número de abortos en mujeres de 15 a 21 años en unos 9.200. El total de embarazos "registrados" ese años sería, entonces de unos 34.100. Faltarían unos 9.000 si la estimación del Injuve fuera buena. Para años anteriores la cifra de embarazos "registrados" sería aún menor, pues el número de nacimientos ha subido, y también lo ha hecho (más) el de abortos.

El problema es que la estimación no puede ser buena. Por varias razones. Según la encuesta, el 9,9% de las que han tenido relaciones sexuales plenas (el 80% de las que contestan a preguntas sobre sexualidad) habría tenido un embarazo no deseado. De ahí el porcentaje del 7,9% (9,9% x 80%). El problema es que sólo un 66% de los encuestados contesta a las preguntas sobre sexualidad (probablemente el porcentaje es superior en el caso de las mujeres). La pregunta pertinente es: son equivalentes, en términos de comportamientos sexuales, el 66% que responde a las preguntas sobre sexualidad y el 34% que no lo hace. Lo más probable es que no lo sean, dado el contenido de las preguntas.

Si no lo son, no podemos hacer como que no vemos una ausencia de respuesta del 34%, sobre todo en este tipo de preguntas. Por cierto, una mínima comprobación, como la de este post, podrían haberla hecho los autores del informe.

Gracias a Josu por la pista.

Escuelas confesionales en Inglaterra

Andan en Inglaterra algo soliviantados con David Bell, inspector escolar jefe, por estas declaraciones (mi traducción, un poco apresurada):

"Creo que está bien que los padres puedan elegir cómo se educan sus hijos y deberían poder pagar para que así fuera. Esto es lo propio de una sociedad libre y abierta. Sin embargo, por otra parte, la fe no puede ser ciega. Me preocupa que muchos jóvenes estén educados en escuelas confesionales [faith-based], con poca apreciación de sus responsabilidades y obligaciones más amplias hacia la sociedad británica. Como mi informe anual dirá acerca de las escuelas musulmanas:

'Muchas escuelas deben adaptar su curriculum para asegurarse de que proporciona a los alumnos un conocimiento amplio y general de las instituciones y servicios públicos en Inglaterra, y les ayuda a adquirir una apreciación y un respeto de otras culturas en un modo que promueva la tolerancia y la armonía'."

La crítica es genérica a las escuelas confesionales, pero, como queda claro en el texto, el ejemplo utilizado ha sido el musulmán. Las asociaciones de escuelas islamistas (que, por otra parte, recogen un mínimo porcentaje del total de alumnos musulmanes) han criticado acerbamente dichas declaraciones.

En el blog de Civitas intenta ponerse esta discusión en perspectiva. Por mi parte, no sé si las escuelas musulmanas inglesas contribuyen o no a la vida civilizada en Inglaterra. Desde luego, si funcionan como muchas escuelas en el mundo islámico, es para echarse a temblar. Cabe imaginar que no. En cualquier caso, la crítica de D. Bell, no fundamentada (habrá que ver qué dice el informe al que se refiere), no es fácil de aplicar a las escuelas confesionales en sitios como EEUU. Allí sí contribuyen al civismo, incluso más que las públicas.

19.1.05

Jóvenes españoles: algunos datos sueltos

Ayer se presentó el Informe Juventud en España 2004. De él, quiero decir, de la nota de prensa y la presentación en Powerpoint, han dado cumplida cuenta los periódicos. Me gustaría resaltar aquí algunos datos interesantes no tratados, por ahora, en las noticias. Son datos variopintos, algunos nos permiten cuantificar fenómenos poco conocidos, otros nos confirman cosas sabidas.

Un 4% de estos jóvenes de 15 a 29 años vive solo. Los padres de un 8% están o estaban separados o divorciados. La edad media que tenían cuando se separaron era de unos 11 años. Casi todos (82%) se quedaron a vivir con la madre tras la separación.

Un 1% de todos los entrevistados nunca ha convivido con su padre.

Un 20% convive con una pareja estable, y a un 6% ya le ha dado tiempo para convivir así y deshacer la unión. Un 11% dice estar casado, un 7% dice vivir en pareja (no suman 20%, por cierto). Sólo un 0,6% está separado o divorciado: luego casi todos los que habiendo convivido establemente, ya no lo hacen, formaban una pareja de hecho. Menos estables que los matrimonios, como sabemos.

Un 15% dice que no quiere tener hijos. Entre los que sí quieren, la media de hijos "deseados" ronda 2. A ver si es verdad y no se frustran sus planes. La demografía española se lo agradecerá. Me temo que no lo cumplirán, porque van a posponer mucho su paternidad: un 36% de los que no tienen pero quieren tener espera ser padre por primera vez entre los 30 y los 34 años; y un 25% esperará, al menos, hasta los 34. No les va a dar tiempo a tener dos.

Muchos han tenido experiencia laboral, generalmente con contratos temporales (o sin contrato). Sobre esto, la encuesta aporta un dato que revela hasta qué punto estamos equivocados cuando pensamos que en el mercado de trabajo suele ser la empresa la que tiene la sartén por el mango: entre los que no siguen en su primer trabajo, hasta un 49% lo dejó porque quiso.

Unos pocos están parados. Entre ellos, un tercio busca trabajo intensamente, un 39% "con tranquilidad, poco a poco" (me encanta esta expresión), un 18% dice que está parado, pero no busca trabajo. Algo esperado: para una mayoría (64%) de los actuales ocupados, su empleo tiene poco (17%) o nada (47%) que ver con sus estudios.

Hasta aquí el ramillete de datos. Que lo disfruten.

Discriminación salarial de las mujeres

En la prensa de ayer tocaba una reedición burda del tópico de la discriminación salarial de las mujeres. De ello ha dado suficiente cuenta Josu en Malaprensa. Tan sólo quiero recordar aquí el último estudio serio que se ha hecho con datos españoles, y anotar un par de hipótesis que su lectura me ha sugerido.

Se trata de un estudio de Juan J. Dolado y Vanesa Llorens, "Gender wage gaps by education in Spain: glass floors vs. glass ceilings". En él, por ejemplo, teniendo en cuenta sólo hombres y mujeres universitarias, trabajando a jornada completa un mínimo de 15 horas a la semana, la diferencia salarial no llega al 10% y teniendo en cuenta las diferencias entre ambos grupos (los hombres son mayores, trabajan más horas a la semana, tienen más experiencia laboral, tienen más antigüedad en la empresa, trabajan menos en el sector público, ocupan más puestos directivos, etc.) el "gap" salarial se queda en el 3%. En el caso de los trabajadores que no tienen estudios universitarios el "gap" inicial es del 23%, pero casi no se reduce al tener en cuenta las variables de control (baja al 20%).

Mi juicio. ¿Quiere esto decir que las trabajadoras sin título universitario están discriminadas respecto a sus compañeros masculinos? No: el hecho de que se sigan encontrando diferencias de salarios a pesar de tener en cuenta algunas de las diferencias en las características de hombres y mujeres no quiere decir que haya que pensar que aquéllas haya que achacarlas a la discriminación que efectúan los empresarios o, al menos, no a una discriminación por razones de sexo.

Por ejemplo, una variable que no suele incluirse en estos trabajos (tampoco en el mencionado), porque no suele preguntarse en las encuestas correspondientes, es la del tipo de estudios llevados a cabo. José Carlos Rodríguez lo recordó en una anotación en su blog hace un tiempo. Pero el tipo de estudios es importante, pues los trabajos para los que se requieren estudios de ciencias o ingenierías están mejor remunerados que los trabajos "asociados" a estudios de letras o ciencias sociales; y no me refiero sólo a estudios universitarios sino, también, a estudios de formación profesional (se pagan mejor los asociados a FP en ramas industriales que a FP en ramas de servicios). Si esto es así, hay que recordar que la proporción de varones en los estudios de ciencias, ingenierías, ramas industriales de la FP es muy superior a la de las mujeres, que abundan, precisamente en los otros estudios.

Por otra parte, seguramente sí que "discriminan" los empresarios, pero no en el sentido negativo de la palabra discriminar, sino en el sentido de discernir o distinguir: pagan menos a quienes creen que van a producir menos a lo largo de su estancia en la empresa. Esta creencia no deja de ser un juicio subjetivo de un individuo con todas las limitaciones de la racionalidad humana, que utiliza indicadores diversos para atisbar el futuro a partir de cuyas previsiones elabora sus planes. Un indicador, impreciso como todos, es el sexo del trabajador: estadísticamente cabe pensar en una carrera profesional con menos estabilidad en una empresa por parte de las mujeres, con el problema que eso representa para el rendimiento de las inversiones en capital humano que hacen los empresarios en sus trabajadores. El empresario privado ha de ser lo más cuidadoso posible, dentro de esas limitaciones, en la elaboración de sus planes, pues si se equivoca, lo paga con sus pérdidas para su propiedad. Esto no sucede en la administración pública, que puede permitirse, así, contratar según indicadores presuntamente "objetivos" del rendimiento futuro de un trabajador, tal como haber pasado un examen.

El tipo de estudios y la diferente perspectiva del empresario y del administrador público explicarían por qué el "gap" es más amplio en el sector privado que en el público: en el público el número de empleos vinculados a las "ciencias" es mucho menor que en el privado, luego la proporción de varones ocupados en profesiones que se pagan mejor sería mucho menor; en el público, no hay un empresario que tenga que hacer sus planes y revisarlos a la vista de la productividad de los trabajadores.

18.1.05

Los "boomers" españoles

Esta mañana, una colección de Madelman (con la primera entrega al estupendo precio de 2,95 euros), uno de mis juguetes preferidos in illo tempore, me ha hecho pensar en la relevancia económica (y social) de la generación de los boomers españoles, los nacidos entre 1957 y 1977, que tienen hoy entre 28 y 48 años, han formado o están a punto de formar sus familias, están casi todos incorporados a la actividad económica, tienen hijos y un poder adquisitivo nada desdeñable. He mirado las cifras y, efectivamente, estas cohortes "predominan" ampliamente entre los ocupados: representaban, aproximadamente, el 30% de los ocupados en 1987, el 43% en 1992, el 54% en 1997 y el 58% en 2004; cálculos propios con datos de la EPA.

Es lógico que las empresas estén ofreciéndoles, a ellos e, indirectamente, a su progenie, productos que, en parte, encajen con su experiencia de la niñez y la adolescencia. Para muchos, esa niñez y adolescencia fue bastante feliz, con pocas privaciones y, probablemente, tienen buenos recuerdos de entonces. En parte, querrán que sus hijos repitan algunas de sus experiencias de juegos con juguetes o de diversión audiovisual.

Seguramente vendrán más anotaciones, más "serias" que ésta, sobre este tema, pues puede ser relevante no sólo para entender los patrones de consumo (también de consumo "cultural") de los españoles hoy y en las próximas décadas, sino el juego político (¿asistiremos al enfrentamiento "boomers" vs "seniors"?).

Por ahora, queridos coetáneos, no se olviden de los Madelman ni de las series ¡¡completas!! de Heidi, Marco, La abeja Maya y ... Vickie el Vikingo que está sacando Planeta Junior en DVD a un precio razonable. Quizá les gusten a sus hijos tanto como les gustaron a ustedes (Por cierto, ¿nos gustaron o es que no podíamos elegir?).

La medianía de nuestro sistema educativo

En los comentarios de este post de Memetic Warrior en su Políticamente incorrecto, Dodgson nos alertaba de un interesante, y muy acertado, artículo de Xavier Sala-i-Martín en La Vanguardia. En él, el economista reprocha a los políticos promotores de leyes como la LOGSE (y como la LGE de 1970, añado yo, pues la continuidad entre ambas es mucho mayor de lo que suele reconocerse, al menos en sus planteamientos pedagógicos) el que echen balones fuera y acusen a la familia, la televisión, la "sociedad" en su conjunto, de la mediocridad de resultados de nuestro sistema educativo. Según Sala, no tienen razón para quejarse, pues es lo que han sembrado con sus leyes. [Un post mío el que también hablo de mediocridad, y de falsa equidad aquí.]

La crítica a esa mediocridad, a esa igualación, lógicamente, a la baja, también procede de algunos (pocos) en la izquierda, como Julio Carabaña, quien también acusa el problema de un sistema que "produce" muy pocos alumnos que destacan. Como él señala, con un 5% de alumnos que destacan, ¿qué investigación científica puede hacerse en España? ¿qué nivel puede tener nuestra ciencia? Si no hay masa crítica suficiente para contar con buenos doctores. Además, a diferencia de EEUU, tal y como está nuestra universidad, no podemos "importar" cerebros extranjeros.

Tendrá que venir de algún sitio la reacción, aunque, por ahora, no parece que vaya a venir de las familias, también bastante acomodadas a este estado de cosas. Habrá que recordarles una y otra vez que existen, y lo que dicen, los Salas y Carabañas, entre otros.

17.1.05

Musulmanes extranjeros en España: las cifras

Andan un poco liados en EEUU con las cifras de musulmanes en Europa, sobre todo con las estimaciones de su evolución futura (via Instapundit). Dejo aquí mi modesta contribución sobre los datos españoles. Mi estimación tira un poco por lo alto, pues trata como musulmanes a todos los empadronados con nacionalidad de países con mayoría musulmana. Éstos representaban el 0,32% de la población española en 1996 y el 1,24% a fecha de 1 de enero de 2003 (los datos más recientes; el porcentaje a 1 de enero de 2004 será superior, pero no mucho, pues en 2003 se ralentizó la "llegada" de inmigrantes). En la evolución futura no me meto, aunque cabe imaginar que esos porcentajes sigan creciendo durante bastante tiempo.

Por cierto, otras aportaciones al conocimiento de la comunidad musulmana en España no están siendo muy bien recibidas en algún medio y por parte de algunas asociaciones que dicen representar los intereses de los inmigrantes musulmanes.


Posted by Hello

15.1.05

Finlandia, oh Finlandia

Finlandia se ha convertido en la niña bonita de los intelectuales socialdemócratas europeos, como Manuel Castells, que hace un par de años publicó The information society and the welfare state: the Finnish model. Cuando se trata de mostrar el buen modelo alternativo al estadounidense, ya no se apunta a Suecia, sino a Finlandia, un país que tendría muchas de las ventajas del modelo americano sin sus "inconvenientes", en gran parte debido a su estado del bienestar.

Razones no les faltan: es uno de los países europeos en los que la inversión en I+D es más alta, está en los puestos de cabeza en cuanto al desarrollo de la "sociedad de la información", acaba de quedar primero en el "ránking" de Matemáticas del estudio PISA 2003, tiene una de las tasas de fecundidad más altas de Europa, si no la más alta, y, aunque tiene una de las tasas de suicidio más elevadas del mundo desarrollado, está cayendo desde hace casi una década. [A los promotores del modelo finés se les suele olvidar que la renta per cápita finlandesa escasamente se sitúa en la media de la Europa de los 15, bastante lejos, por otra parte de la estadounidense, pero tampoco hay que ser tan estrictos con ellos.]

Para colmo, según The Guardian hoy mismo, sus políticas de salud han sido todo un éxito, transformando en apenas veinte años a un país de sedentarios, adictos a las grasas animales, fumadores, y asiduos de algún que otro vicio insano más, en poco menos que modelos humanos perfectos desde el punto de vista del establishment de la salud pública.

¿O no? La verdad, no sé a qué carta quedarme. Me ha llamado tanto la atención el artículo, que he consultado las estadísticas de Finlandia para informarme más. Lo más interesante que he encontrado es una encuesta de uso del tiempo con tres olas (1979, 1987, 1999) que cubren el periodo al que se refiere el periódico. Las dos últimas son comparables y se refieren a la población de 10 años o más. El tiempo dedicado a deporte y actividades al aire libre ha aumentado, quizás, pero sólo 2 minutos al día (de 32' a 34'). Por el contrario, el tiempo dedicado a ver la televisión ha aumentado en 29 minutos (de 1h 41' a 2h 10').

Ustedes mismos.

14.1.05

Consciencia de la demografía

Sobre los ineludibles condicionamientos que impone la evolución demográfica de las sociedades ya he mencionado alguna referencia. Otra cosa es la consciencia que los ciudadanos de los países "afectados" tienen de dichas limitaciones. En Alemania empiezan a darse cuenta. Por si acaso, un francés se encarga de recordárselo en un libro de reciente aparición: Yves-Marie Laulan, Allemagne. Chronique d'une mort annoncée (François Xavier de Guibert, 2005). Por la reseña que he leído, está escrito con palabras un poco tremendas; a lo mejor son necesarias para que el tema resuene mejor: "El descenso demográfico en Alemania es indudablemente de un tipo especial. Tiene algo de suicidio, pues transcurre más rápido, más agudamente y con más tino (gezielter) que en ningún sitio".

Se nota que Laulan no ha estudiado el caso español: podrían aplicarse las mismas palabras que él usa para Alemania. La prueba más reciente de ello es una encuesta en la que los entrevistados (se supone representativos de la población adulta española) contestan, por término medio, que quieren jubilarse a los 57 años, que no son partidarios de postergar la edad de jubilación y que ha de ser el estado el que se ocupe de pagar las pensiones. Vamos listos.

Laulan, quizás, nos da una pista sobre el comportamiento de los alemanes, y los españoles: "Nadie trae hijos al mundo si no cree en el futuro de la nación y del país". Pues eso.


13.1.05

Violencia femenina

Wendy McElroy, en una interesante crítica a la ley contra la violencia de género de EEUU, se refiere a un "impressive body of research" acerca de que no son sólo las mujeres las que sufren la violencia a manos de su pareja, sino que también lo son los varones (a manos de sus mujeres, novias, compañeras sentimentales), y mucho más de lo que creemos. La referencia bibliográfica es, en verdad, impresionante. No habría estado de más que la hubieran leído el gobierno y sus señorías parlamentarias antes de aprobar nuestra ley integral.

Expertos

Recojo en este post una crítica que escribí hace unos meses. Creo que tiene el interés de recordarnos, una vez más, que también tenemos que recibir las afirmaciones de los expertos con la debida distancia.

Crítica de las afirmaciones contenidas en la entrevista a José Sanmartín, director del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia (CRSEV) (El Mundo, 18 de octubre de 2004, p. 16)

A continuación critico la mayor parte de las afirmaciones de Sanmartín en la mencionada entrevista, generalmente por no ajustarse a los datos reales que un experto como él debería conocer. Sus afirmaciones están en cursiva.

"En algunos contextos está creciendo mucho [la violencia]. Por ejemplo, la violencia de género, lo que nosotros llamamos femicidio"

No toda la violencia de género acaba en muerte de la mujer, no toda es, por tanto, femicidio.

"[La violencia que más me preocupa es] la de género. Es ... la que más está creciendo y la que tiene a víctimas cada vez más jóvenes"

Dejemos para otra ocasión la idea de que está creciendo. Pero, ¿de qué datos saca la idea de que las víctimas son cada vez más jóvenes? Quizá de los propios datos del CRSEV. Pues no: en el año 2001, la media de las muertas a manos de su pareja era de 37,3 años, en 2002, de 41,6, en 2003, de 41,1, y en 2004, de 43,2 (cuadro 1). Obviamente, con una serie de tres años, poco podemos afirmar en términos diacrónicos, pero, más bien, parecería mantenerse o subir. La mediana dice, más o menos, lo mismo (34, 35, 37 y 39,5: no baja). Y la moda varía como varían las modas, de un año para otro.

"Hoy, la mayor tasa de prevalencia de asesinadas se da en menores de 25 años"

Va a ser que no. Primero, ¿cuál es el denominador de dicha tasa de prevalencia? Para el caso de las mujeres de 25 a 34, pongamos por caso, está claro: el número de mujeres en España que tienen dichas edades en el año correspondiente. Pero, en las menores de 25, ¿dónde se sitúa el límite inferior del intervalo? ¿A los 0 años, como dicen los editores de los libros de texto? ¿A los 15 años, como fecha convencional de cálculo de la fecundidad femenina? ¿A los 18 años, como fecha de la mayoría de edad? ¿A los 14, a los 13?

Pongámoslo en 15 años, pues en los datos de 2004 la joven fallecida de menor edad tenía 15 años. No es una edad demasiado baja, pues entre los femicidios se incluyen los noviazgos y muchas mujeres tienen novio desde edades tempranas. Así, además, tenemos un intervalo de diez años, igual que los que utiliza el CRSEV. Para los años de los que ofrece datos el CRSEV (2001-2004), las tasas serían las que muestra el cuadro 2. Sólo en 2004 parece la tasa de las menores de 25 años superior a las demás. En el resto de los años, la tasa superior suelen tenerla las mujeres de 25 a 34 años. Como media del período, parece claro que la tasa más alta corresponde a los 25-34, le sigue la de los 35-44 y en tercer lugar aparece la de 15-24.

Entonces, cuando Sanmartín dice "hoy, la mayor tasa de prevalencia ... se da en menores de 25 años" se está refiriendo, estrictamente, al hoy, a los ultimísimos datos. Pero esos datos pueden variar mucho de aquí a finales de año. Téngase en cuenta que la tasa de 15-24 para 2004 se basa en 9 casos y la de 25-34 en 11; a poco que los 9 casos no aumenten y los 11 aumenten en dos, ya superaría la tasa de 25-34 a la de 15-24. Por eso es mejor utilizar las medias de un periodo más amplio que un año, porque esas pequeñas variaciones afectan menos al resultado final.

A continuación se lanza a explicar las causas de un fenómeno para el que los datos son, como poco, dudosísimos, tal y como hemos visto.


"Porque la gente se está socializando mal. No estamos adecuando de forma adecuada para superar el sexismo. Se está produciendo una socialización anómala, sexista. Hace 20 años ... creía que a medida que avanzáramos socializaríamos mejor, pero, a la luz de los datos, tengo mis dudas, sinceramente".

Obviamente, a la vista de cómo maneja los datos, tendría que haber dicho "a la sombra de los datos". A la luz de los datos, debería, más bien callarse, o, si acaso, preocuparse por cómo se ha "socializado" a la gente que tiene en los últimos cuatro años entre 25 y 34 años; por cierto, que ya están bastante "socializados" y no parece que quepa hacer mucho más por ellos salvo dedicarles alguna campaña de información o "concienciación".

Después detecta (término del periodista) una violencia nueva, la "interétnica". Gran sagacidad. Y, como debe de ser muy grave, prosigue: "Hay una xenofobia explícita que debe ser erradicada. No tenemos datos aún, pero en Alemania este fenómeno se estudia desde 1985. Y España no está al margen de Europa".

Es decir, no tenemos ni idea del alcance de este tipo de violencia, pues no tenemos datos. Eso sí, los alemanes, aplicados ellos, la llevan estudiando desde 1985 (¿con qué resultados?). Y, como España es Europa... ¿Deberíamos haberla estado estudiando desde 1985?

Proseguimos con unas bonitas cifras sobre inmigración y violencia. "De cada 10 detenidos, cuatro son extranjeros. Pero de esos cuatro, dos lo son en aplicación de la Ley de Extranjería, no por actos violentos".

Vaya, resulta que sus datos tampoco son buenos. Incluyendo todas las infracciones que considera el Ministerio del Interior en su Anuario de 2003 (cuadro 3), los extranjeros representarían el 46,1% de los detenidos. Hasta aquí, Sanmartín va relativamente bien. Falla, poco, en la proporción de los detenidos extranjeros que representan las infracciones a la Ley de Extranjería: no es el 50% sino el 44%. En lo que falla es en su estimación del 20% de los delitos cometidos por extranjeros. Pues no, los detenidos extranjeros acusados de haber cometido un delito son el 31,9% del total. Y los detenidos por faltas son el 58,6%. Quizá él estuviera pensando en datos de años anteriores, pero a un experto en violencia se le supone el conocimiento de los datos más recientes.

Teniendo en cuenta que al comenzar el año 2003 los extranjeros empadronados en España eran 2.664.168, su índice de detenciones por delitos sería del 2,48%, mientras que el de los españoles sería del 0,35% (140.787 : 40.052.896 x 100). Esto es, la probabilidad de que un extranjero sea detenido por cometer un delito en un año sería, para 2003, siete veces superior a la de un español.

Los inmigrantes, en realidad, sólo serían responsables del 20% de los delitos (quiere decir del total de infracciones), por obra y gracia de Sanmartín, pero, además, tampoco serían responsables, pues "gran parte de esos inmigrantes se ve forzado a delinquir por la exclusión social. Y sabemos que la exclusión multiplica por cuatro el riesgo de incurrir en un comportamiento delictivo".

Es casi mi frase preferida de la entrevista. Primero, la habitual exculpación de quien comete un delito (se vio forzado) y, segundo, la razón por la que cabe exculparle, la "exclusión social". Antes era la pobreza, hoy, la exclusión. Y obsérvese cómo lo explica: la exclusión cuadruplica el riesgo de incurrir en un comportamiento delictivo. Como si delinquir fuera lo mismo que sufrir un ataque al corazón, o caer fulminado por un rayo, o ser atropellado por un coche, o fallecer en un accidente de tráfico.

En todo caso, de ser cierto el dato de un "riesgo" cuatro veces superior, dado que la inmensísima mayoría de la gente del común no delinque (0,48 detenidos por 100 habitantes en 2003), entonces, a pesar de ser, proporcionalmente, cuatro veces más, la inmensísima mayoría de los excluidos tampoco lo hace (su tasa de detenciones sería de 1,9% al año), luego, no exime de responsabilidad el ser excluido.

A continuación, echa una manita el periodista: "Entonces, deberíamos comparar los porcentajes de inmigrantes que delinquen con los porcentajes de población española en riesgo de exclusión social..."

Se me nubla la mente ante lo útil de tal comparación. Quizá lo que quiere decir es que hay que comparar la proporción de inmigrantes que delinquen con la proporción de españoles que lo hacen, teniendo en cuenta que la proporción de excluidos entre los primeros es distinta (se supone que superior) que en los segundos.

Y Sanmartín corrobora el atropellamiento del periodista: "Y veríamos cómo las cifras se parecen mucho más".

¿Qué cifras?

Sigue con una ración de encuestas. "Desgraciadamente sigue habiendo tolerancia social al maltrato de la mujer. Estudios ya publicados señalan que el 20% de los jóvenes encuestados dice que la mujer debe seguir en casa aunque sea maltratada".

O sea, que el que un quinto de no sabemos qué jóvenes crea eso quiere decir que hay tolerancia social. ¿Y qué pasa con el 80% restante? ¿Y qué pasa con otros indicadores que podrían utilizarse? Haya o no haya tolerancia, no se puede mostrar con ese dato tan, con perdón, ridículo.

El clímax de las comparaciones se alcanza a continuación. "Frente a la tasa nacional de incidencia de violencia contra la mujer (una maltratada por cada 1.000 mujeres) en Valencia nos salen 60 por 1.000"

¿Sesenta veces más maltrato en Valencia que en el conjunto de España? Veamos. Lo de una mujer maltratada por cada 1.000 mujeres no sé de dónde sale. Uno de los datos que se suele utilizar es el número de denuncias por malos tratos (delitos y faltas), tal y como hace el mismo CRSEV. Pues bien, según sus datos, la prevalencia por cada mil mujeres fue de 1,45 en 1999, 1,48 en 2000, 1,56 en 2001, 2,71 en 2002 y 2,98 en 2003 (téngase en cuenta que hay una ruptura de datos en 2002; y que son datos del total de maltratadas, no sólo a manos de su pareja, aunque éstas suponen un elevadísimo porcentaje de las primeras).

Tomemos los datos de 2002, disponibles en la página web del CRSEV, con los que puede comprobarse que la tasa de prevalencia para la provincia de Valencia era de 3,16 por mil, algo más elevada que la media de 2,71, pero no sesenta veces más elevada. Y en años anteriores, la tasa valenciana es incluso inferior a la nacional.

Antes de acabar, los mayores. "Tenemos estudios que indican hasta un 4% de mayores agredidos"

Puede estar refiriéndose a dos cosas. Que los mayores (¿edad?) supongan un 4% de una muestra o un universo de personas agredidas, o que el 4% de los mayores sean agredidos (¿al año?). Lo segundo parece una barbaridad, pues entonces estaríamos todo el día hablando de las agresiones a mayores (40 por mil) y no de las agresiones a mujeres (1 por mil). Luego habrá de ser lo primero. Pero si lo es, la relevancia del dato del 4% habrá que estimarla teniendo en cuenta el porcentaje de "mayores" en la población española, pues, por sí solo, no significa nada.

Si se refiere a mayores de 65 años, en la población estimada para 2004 por el INE, hay un 16,8% del total (cuatro veces su porcentaje del 4%); si se refiere a mayores de 75 años, hay un 7,9% (dos veces el 4%). Sólo si se refiere a los mayores de 80 años empezaría su porcentaje a asemejarse al peso de dicha población en el total (4,29%).

Por último, los jovencitos. "Lo bueno es la reducción del número de detenidos menores de 18 años".

Da la impresión de que se refiere a la variación entre 2002 y 2003. Finalmente acierta en un dato, pero ¿qué relevancia tiene la variación en un año? Y, además, ¿no habría que tener en cuenta la "prevalencia" y no sólo el número absoluto de detenidos?

Vendría bien recordar, por otra parte, que la delincuencia juvenil (detenidos por la policía o la guardia civil con menos de 18 años) aumentó considerablemente entre 1992 y 2002, desde 20.829 a 28.025 detenidos, justo en un periodo en que la población menor de 18 años se había reducido considerablemente (de 4.800.000 a 3.400.000) (todo ello según datos del Sindicato Unificado de Policía en su página web).

En definitiva, una entrevista sin desperdicio. ¿Cuántas otras se nos pasan sin reparar en que las afirmaciones del experto correspondiente son, como poco, dudosas?



martín Posted by Hello

Qué será de nuestros hijos

Desde luego, la vida moderna no está hecha para nuestros tiernos infantes. No sólo son cada vez menos, sino que, si hemos de hacer caso al alarmismo habitual de nuestros científicos, burócratas y medios de comunicación, los peligros les acechan por doquier. En estos últimos días:

--los juguetes tóxicos, peligrosos y/o no homologados (no se sabe qué es peor) les acechan; en realidad, no es así, pero no importa;

--la "epidemia" de obesidad les está alcanzando, y como están 'gorditos' no pueden huir de ella; al decir de nuestra prensa, un 35% de nuestros niños de 7 a 10 años estarían obesos; en realidad, el informe en el que están basadas las noticias se refiere a niños con sobrepeso, que no es lo mismo;

--tampoco podrán pedir ayuda con su móvil, pues la comisión británica correspondiente (siempre hay una comisión británica que echarse a la boca, o al oído) desaconseja su uso en niños menores de ocho años (¿y por qué de ocho años y no de nueve o diez?); no tienen ninguna evidencia que muestre un daño de ese uso para la salud, pero por si acaso (ya saben, el "principio de la precaución");

--la aventura espacial también les parece vedada; al parecer, los niños que viven cerca de la base de lanzamiento de Kazajstán tienen el doble de riesgo de padecer determinados trastornos hormonales y sanguíneos;

--por supuesto, nada de fumar cerca de ellos, que se vuelven tontos;

Mis chicas, por si acaso, sólo han recibido juguetes de comercio justo (adquiridos en tiendas homologadas), hacen cuatro horas diarías de footing, jogging y andanding, han arrojado sus móviles de última generación por el retrete, no visitarán un bar hasta que la normativa antitabaco española sea como la italiana, y de viajar a Kazajstán, nada de nada.

Se me olvidaba, para rematar, el malvado de Bush les quiere poner a los chicos americanos nuevos exámenes obligatorios de Lengua y Matemáticas.

12.1.05

Resultados escolares

Esta vez los resultados del último informe PISA están teniendo más repercusión que en el pasado, afortunadamente. El gobierno, de todos modos, parece haber intentado desactivar la discusión resaltando los aspectos positivos del informe para España (véanse las conclusiones de este texto). Allá ellos con su relativo acomodo en la mediocridad y la (falsa) equidad.

El suplemento Campus de El Mundo de hoy (lleno de erratas en las cifras, por cierto; aunque eso dará, quizá, para otra anotación) trae la siguiente cala de cómo está nuestra educación:

"Pedro Álvarez, catedrático de Economía aplicada en la Universidad de Extremadura, decidió tantear el nivel con el que sus alumnos de 1º pisan las aulas universitarias. Los resultados del sondeo--en el que, a través de 20 preguntas, pasa revista a sus conocimientos matemáticos elementales--no pueden ser más desalentadores. Ninguno respondió bien todas las cuestiones, basadas en simples multiplicaciones, divisiones o en la obtención de fracciones y porcentajes; sólo uno acertó 15; el 86% no atinó ni la mitad. En resumen, 'la mayoría no sabe dividir y no hablemos de hacer fracciones...', comenta un Álvarez desmoralizado."

Una prueba similar, esta vez sobre cultura general, aplicada a estudiantes de segundo curso de Sociología hace dos años, arrojó resultados equivalentes:

"Un 79,5% acertó menos de la mitad de las preguntas, esto es 'suspendió' (un 47% acertó un tercio o menos, es decir, igual o menos que el 'acierto' aleatorio), y sólo un 5% obtuvo un 'notable'. El porcentaje medio de aciertos fue del 34%, casi exactamente lo que se habría obtenido aleatoriamente" (V. Pérez-Díaz y J. C. Rodríguez, La educación general en España, p. 444).

No son resultados representativos estadísticamente, pero sí ilustrativos. Quizá también son equitativos.

11.1.05

La cara es el espejo del alma (divertimento)

Los psicólogos evolucionistas han conseguido demostrar con sus experimentos que la forma de la cara (y otros aspectos externos de nuestro cuerpo) son reveladores de rasgos fisiológicos no cognoscibles a priori, de manera que los humanos, inconscientemente, utilizamos ese conocimiento "superficial" como guía en nuestras relaciones con los demás. Un aspecto relativamente claro es la importancia como indicador de la simetría facial. Como se dice, por ejemplo, aquí: "it seems that the heuristic to focus on attractiveness has some biological basis: Facial attractiveness based on facial symmetry is a visual marker for fertility, genetic quality, and health".

Otros van mucho más lejos en sus argumentos. Tal es el caso del FaceAnalyzer, al que he llegado a través de Marginal Revolution. Se trata de una página web en la que, cargando una foto de uno mismo, un programa le revela los rasgos de su personalidad e, incluso, los ingresos que puede llegar a tener. Hagan la prueba, puede ser divertido.

Encuestas y márgenes de error

En el Malaprensa de hoy, Josu vuelve a recordarnos la importancia del margen de error para interpretar los datos de una encuesta, criticando el titular de El País que afirma: "El 42% de los vascos rechaza el 'plan Ibarretxe' frente al 39% que lo apoya". En realidad, dado el margen de error, no podemos decir que ambos porcentajes sean distintos. El Mundo también ha aportado su granito de arena a la confusión. Tituló el día 9: "Rotunda mayoría a favor de un pacto PSOE-PP frente a los nacionalismos". La mayoría es del 49,5% de los encuestados. Es cierto que es más que el 24,1% que prefería que el PSOE siguiese apoyándose en ERC e IU, pero no supone una mayoría de los encuestados. Al día siguiente afirma en el texto de otra noticia: "el nuevo Estatuto Político de Euskadi que propugna Ibarretxe despierta más rechazos (un 36,1%) que votos a favor (un 34,2%) entre los ciudadanos vascos". En la edición en Internet que puedo consultar no se incluye el margen de error de la encuesta, pero la muestra tendría que ser enorme para que ambos porcentajes fueran significativamente distintos.

Lo de insistir en los márgenes de error en las encuestas no son manías de sociólogos, sino que reflejan la preocupación que tenemos algunos por que, ante hechos de tanta trascendencia como los que vivimos, al menos, basemos nuestros juicios en la mejor lógica y la mejor evidencia empírica (y no en nuestros deseos o autoengaños).

10.1.05

El ingreso de Turquía en la Unión Europea

No me suelo ocupar en estas anotaciones de cuestiones de política internacional, pero, dada la endeblez del debate público español sobre estos temas, me gustaría señalar una aportación seria, bastante bien razonada a favor del sí al ingreso de Turquía en la UE. Es un texto de Nacho Torreblanca en la página web del Instituto Elcano, de hace un par de semanas. No tengo una opinión clara al respecto, pero disentiría especialmente de su argumento número 7, por el que "consultar a los ciudadanos [sería] una idea cínica y peligrosa". Sobre todo porque, implícitamente, cree que al dejar la decisión en manos de los ciudadanos la "xenofobia y la incomprensión cultural" estarían orientando nuestra política exterior. No necesariamente.

Capitalismo y ¿moralidad?

Como comentaba ayer, es posible que el capitalismo genere, por sí mismo, una suficiente moralidad civilizadora. También puede ocurrir que ante la proliferación de comportamientos poco morales o de moralidad dudosa, surjan empresas, no para "moralizar" a los individuos protagonistas de dichas conductas, sino para paliar sus efectos. Hay dos noticias al respecto en el día de hoy.

En Barcelona, se funda la primera escuela privada de padres. Los padres hemos ido abdicando de nuestra responsabilidad educadora y, al final, hace falta que nos eduquen (de nuevo) para que sepamos educar a nuestros hijos. Otros dirán que es así por lo complicada que se ha vuelto la vida. En Málaga, una empresa ofrece conductores para trasladar a personas ebrias. Por lo menos, no provocarán accidentes de tráfico.

Ahora bien, de acuerdo con la moral de la responsabilidad individual y sus derivaciones propia de los mercados, si Usted quiere estropearse su salud consumiendo cocaína, nosotros, "los mercados" (es un decir), la producimos, si nos dejan, a un precio cada vez más bajo, tanto que, según dicen, le sale más barata en el Reino Unido una "raya" de cocaína que un cappuccino.

9.1.05

Capitalismo y moralidad

Un post muy interesante de Memetic Warrior en su blog "Políticamente incorrecto", en el que argumenta que es normal que los liberales, sobre todo los más "radicales", acaben adoptando una moral conservadora, me ha recordado unas cuantas lecturas acerca de la relación entre capitalismo y moralidad. Entre ellas, recuerdo con especial gusto las siguientes (todas disponibles gratis en Internet), que van casi todas en la línea de que el capitalismo, lejos de requerir necesariamente una moralidad externa que lo civilice, es capaz, por su propio funcionamiento, de generar esa propia moralidad civilizadora.

"Endogenous morality", de Bruce Benson.
"Morality as cooperation", de Peter Boettke.
Capitalism, morality and markets, de Brian Griffiths et al.
"Markets and morality", de Peter J . Hill.
"The demand for and supply of assurance", de Daniel B. Klein.
"Morality and capitalism", de Deepak Lal.
"Moral capital and commercial society", de Suri Ratnapala.
"The morality of capitalism", de James Q. Wilson.

8.1.05

Transplantes

Hoy traen los periódicos la noticia de que en España se han vuelto a batir récords en las cifras de donación de órganos en el año 2004. Debe de ser la única estadística positiva en la que España ocupa el primer lugar en el mundo, puesto que ocupa desde hace tiempo. En este artículo de Joaquín López Novo ["Informe sobre la Organización Nacional de Transplantes y la construcción de un fondo común de recursos", Revista Internacional de Sociología, 15 (septiembre-diciembre), 1996] se explica el funcionamiento de la Organización Nacional de Transplantes en España, un éxito, al parecer.

De todos modos, la tasa de donantes, que aumentó bastante en la década de los noventa, parece estable (con una ligerísima tendencia al alza) desde el año 2000. Y en las cifras de 2004 es llamativo que haya aumentado el número de donantes, pero no el de órganos donados (de hecho ha caído, aunque esto no se resalta en la nota de prensa del Ministerio de Sanidad). Esto puede ser algo coyuntural o, quizá, debido a que cada vez sean menos, proporcionalmente o en números absolutos, los donantes procedentes de accidentes de tráfico (en general, mucho más jóvenes que la media de los fallecidos) y más los que fallecen a una edad avanzada.

En cualquier caso, el crecimiento no es suficiente para atender a todos los "demandantes" de órganos, que, según el Ministerio sumaban unos 5.000 a finales de 2004. Algunos han propuesto soluciones "radicales" a esta falta de ajuste entre demanda y oferta, tanto como permitir que la donación y recepción de transplantes funcione como un mercado. Lean una contribución reciente al respecto. A ver qué les parece.

7.1.05

Lo sabemos, pero no podemos probarlo

A través de Marginal Revolution llego a una curiosa e interesante iniciativa de la Fundación Edge, lo que ellos denominan la "Edge Annual Question". Se la han planteado a científicos de prestigio y es: ¿Qué cosa tiene Usted por cierta aunque no pueda probarlo?. Las respuestas son muy sugerentes. Me quedo, por lo que aquí nos toca (Sociología...) con la de un psicólogo evolutivo, Robert Trivers, que apuesta por el relevante papel del engaño y el autoengaño en los asuntos humanos, también en los de las ciencias sociales: "I believe deceit and self deception play an important role in the relative underdevelopment of the social sciences".

6.1.05

Bolso-blogging


Esto es lo que pasa con las familias numerosas con pocas ideas sobre qué regalar. Posted by Hello

Cabalgata (civil) de Reyes

Disculpen esta anotación ligera, pero siendo un día tan señalado...

Ayer me tocó vivir como padre mi segunda Cabalgata de Reyes. Más que vivir, debiera decir "sufrir". Para estar en primera línea y no tener que cargar a hombros con mis chicas todo el rato, llegamos muy temprano, demasiado: tuvimos que esperar dos horas a que llegasen (y media hora a que pasasen por delante de nosotros). ¿Quiénes, los Reyes Magos? Quita, quita. Ellos, solos, habrían llegado muy rápido. Lo peor fue el cortejo que les precedía.

Primero, una variopinta y poblada colección de policías municipales, policías nacionales, voluntarios y profesionales de la Protección Civil y personal de la Cruz Roja, entre otros; todos ellos bien motorizados.

Pero para motorización lo que vino en segundo lugar, la representación (seguramente al completo) de la asociación de amigos del Seat Seiscientos de la localidad, con unos ocho vehículos cargados de adultos y niños por dentro y de paquetes (vacíos) de regalo en sus respectivas bacas. Con adornos ad hoc, por supuesto.

Siguieron unos gigantes y cabezudos; bueno, un gigante, con forma de dragón y la bola del mundo en la mano (?), y un par de cabezudos, con una comparsa poco animada. Debían de estar cansados, tras dos horas y pico de recorrido.

A continuación, una representación de las casas regionales, la de Andalucía, con un feo escenario sacado de la película El Mago de Oz (por aquello de la "oz" y el martillo, supongo), y la de Castilla-La Mancha, con (lo han adivinado) una carreta conmemorando el IV centenario del Quijote: pastores (un par de decenas) con pellizas sintéticas y un pobre cordero de polispán (¿se escribe así?) dando vueltas sobre una lumbre virtual.

Siguió la representación de los extranjeros de la localidad, en este caso, la diablada boliviana, quizá lo más vistoso (y marchoso) de toda la procesión.

Tras los diablos se fue entrando, por así decirlo, en materia. Unos romanos de lata en pecho y/o laureles dorados sobre las orejas fueron sucedidos por vecinos vestidos de ¿moros? sacados, quizá de las Mil y una Noches. Judíos, identificables como tales, no vi; quizá no supe encontrarlos. Aquí y allá aparecían conjuntos de vecinos vestidos de estrellas o de árboles de Navidad. Allí y acá, coches con publicidad de los patrocinadores de la cabalgata: autoescuelas y la Ciudad del Automóvil. Los caramelos que lanzaban los ocupantes de las carrozas también llevaban publicidad.

Hubo tres camellos, dromedarios, para más señas, sí señor. Pero no llevaban a los Reyes montados, sino que transportaban paquetes de regalos vacíos. La protectora de animales debía de estar cerca. Uno, el más reivindicativo, decidió liberar un inacabable torrente de aguas menores justo delante de nuestra estratégica posición, para regocijo de mis chicas. El control antidoping subsiguiente dio positivo, claro.

Tras algún coche publicitario más llegaron las carrozas de los Reyes, tiradas por cuatro-por-cuatros o automóviles de potencia similar. Primero, Melchor, claro. Con unas barbas postizas mal colocadas. Qué poco cuidado. Acompañado por una música del todo navideña: una canción melódica de uno de los últimos éxitos de un cantante "romántico" español. Luego, Gaspar, claro también. No recuerdo qué música le acompañaba, pero sí que arrojaba caramelos a manos llenas. Ningún otro Rey Mago lo hacía; para eso estaban sus pajes: todavía hay clases. Y, por último, un Rey Baltasar no teñido, saludando a ritmo de salsa caribeña... ¿lo pueden creer? No lo he dicho, pero lo han sospechado: no sonó ningún villancico en toda la cabalgata. No vayamos a herir sensibilidades.

Ahí lo tienen. Una cabalgata (civil) de Reyes. No tengo nada en contra, aunque creo que es mucho mejor una cabalgata tradicional, con los Reyes, sus pajes y poco más, sobre todo por la salud de la espalda y los riñones de padres y abuelos. O, ¿qué creían, que al final no hubo que cogerlas a hombros?

5.1.05

Las cifras de la violencia doméstica

Independientemente de la gravedad del fenómeno de la violencia doméstica contra las mujeres, conviene saber si es un fenómeno en alza, en baja o se mantiene. Desafortunadamente, las series de datos al respecto están llenas de rupturas (las de denuncias) o, simplemente, no siempre han respondido al mismo criterio de recogida: las de fallecidas, por ejemplo, se han elaborado a partir del tratamiento del fenómeno en prensa, pero la atención de ésta ha ido aumentando con el tiempo, por lo que en los primeros años de las series cabe imaginar que el total de fallecidas extraíble de la prensa era inferior al real.

Sin embargo, contamos con una estadística que podría ser útil, la de fallecidas por homicidio (no es éste el término, pero viene a ser lo mismo) tal y como las recoge el INE en sus estadísticas de defunciones según causa de muerte. Obviamente, no todas esas fallecidas lo han sido a manos de su marido, ex-marido, compañero sentimental, ex-compañero sentimental y demás relaciones, pero estas muertes suponen la mayor parte del total de homicidios femeninos (por los datos de los últimos años, entre el 60y el 70%). No estoy seguro de que el criterio de recogida de datos no haya variado con el tiempo, pero me da la impresión de que la serie tiene bastante continuidad.

Como se ve en la tabla (más abajo), el número de fallecidas por homicidio se mueve alrededor de las 90/100 en los últimos quince años, quizá con una ligera tendencia al alza. El pico de 129 en 1987 se debe al atentado de ETA en el Hipercor de Zaragoza. La tasa parece estable, en torno a 5 fallecidas por millón de mujeres. A efectos de comparación, he incluido la tasa de mortalidad femenina, que sigue una tendencia al alza debida al envejecimiento de la población.

Entonces, mi juicio provisional sería que el número de fallecidas por violencia doméstica lleva diez o quince años relativamente estable (quizá con una mínima tendencia al alza). Para que este juicio no valiera, tendría que estar cayendo la cifra de otros homicidios femeninos, de manera que, aun aumentando las fallecidas a manos de sus parejas, el total de homicidios se mantuviera constante. Puede ser, pero no he visto hasta ahora ninguna evidencia estadística al respecto.





Posted by Hello

4.1.05

La precaria situación de los países subdesarrollados

Tomando pie en su análisis del caso de Rumanía, dos de mis economistas austríacos preferidos, en este caso bastante jovencitos, Christopher J. Coyne y Peter T. Leeson, nos explican en el Cato Journal por qué muchos países no acaban de "desarrollarse". Al final, nos proponen unas guías generales para conseguir el progreso económico: la empresarialidad es omnipresente (déjese de historias culturales; lo que ocurre es que en muchos sitios esa empresarialidad no se dirige a fines prooductivos); la política estatal no puede crear empresarialidad (pero sí puede dar lugar a un esquema legal en el que compense mucho más la empresarialidad productiva que las de otro tipo: criminal, de medraje en la administración...); la transparencia y la rendición de cuentas (accountability) son decisivas para los procesos de reforma (por ejemplo, mediante una prensa libre: remember Russia); y, por último, las reformas han de ser descentralizadas (para aprovechar el conocimiento local de quienes realmente entienden los desafíos del proceso de reforma).

¿El siglo de China?

William Rees-Mogg cree que el siglo XXI es el siglo de China (via LewRockwell.com). Es bastante persuasivo y su retórica estupenda:

"What is the prospect for the dollar? That depends on China. The euro? China. The oil price? China. Industrial commodities? China. Global equity markets? China. Bond prices? China. World trade? China. World growth? China. In each case, forecast was not based on the absolute size of the Chinese economy, which is still much smaller than that of the United States. The forecasters, looking at their different markets, were all convinced that marginal changes attributable to China would be the decisive factor. That and low Chinese costs."

El principal defecto del artículo es que se olvida de los condicionamientos demográficos del crecimiento económico chino: su población envejecerá a pasos agigantados en unos lustros, y lo hará, probablemente, sin haber alcanzado niveles de bienestar similares a los occidentales; además, está por ver qué ocurre con varias cohortes en las que el número de niños supera en un 20% al número de niñas.

Proyecciones (sombrías) para la población española

En el último Boletín Económico del Banco de España se incluye un artículo que sintetiza y analiza las últimas proyecciones de población efectuadas por el Instituto Nacional de Estadística. Lo más interesante es la discusión de los factores que pueden afectar a la tasa de dependencia (número de mayores de 65 años dividido por número de personas entre 16 y 65). La conclusión es muy clara:

"Cabe concluir que la inmigración, incluso si alcanza una intensidad tan elevada como la que recogen las proyecciones del INE, no altera la trayectoria prevista en el largo plazo para la tasa de dependencia, dado que el grueso de las entradas de inmigrantes se concentra en el grupo de edad comprendido entre los 20 y los 40 años, segmento de población que, al envejecer, presionará al alza sobre la tasa de dependencia."

Es decir: la inmigración no es solución al problema del desequilibrio futuro en el sistema de pensiones tal y como está configurado en la actualidad.

"Por otro lado, los cambios en la tasa de fertilidad se producen de manera lenta, de forma que, incluso si esta variable evolucionara de forma algo más favorable que la incorporada en las proyecciones del INE, no cabe esperar alteraciones sustanciales en la tasa de dependencia futura."

Es decir: tendría que aumentar mucho la fertilidad (situarse pronto en el nivel de reemplazo, como poco) para que influyera positivamente en la tasa de dependencia; aumentos pequeños como los previstos (hasta los 1,5 hijos por mujer) casi no tienen efectos.

"Sin embargo, aumentos significativos de la esperanza de vida al nacer sí se reflejarían de forma sustancial en las tasas de dependencia."

Es decir: los avances médicos seguirán influyendo positivamente en el envejecimiento de la población.

"Por último, frente a la influencia relativamente acotada de los condicionantes demográficos, modificaciones en la edad efectiva de jubilación tendrían un impacto elevado sobre la tasa futura de dependencia."

Y aquí llegamos al quid de la cuestión. Dadas las limitaciones demográficas, sólo cabe una manera de reducir las tasas de dependencia: reduciendo por definición el numerador (aumento de la edad de jubilación) y aumentando, consiguientemente, el denominador (el grupo en edad de trabajar sería, digamos, de 16 hasta 70, 75, 80 años...). Como decía aquél: "son lentejas..."

3.1.05

Evolución del aborto (y la inmigración) en España

Hoy aparecen en prensa las cifras de "interrupción voluntaria del embarazo" correspondientes al año 2003. Es llamativo que siga sin aparecer el cruce por nacionalidad de la mujer que aborta, aunque sabemos que el porcentaje de extranjeras entre las que abortan es mucho más elevado que el que les correspondería por su peso en la población. De hecho, yo creo que el número de abortos en España tendía a estabilizarse en la primera mitad de los noventa y que el crecimiento posterior fue debido, sobre todo (igual que el aumento de la natalidad), al aumento de mujeres extranjeras en España. La ralentización del crecimiento del número de abortos en el año 2003 (crece un 3,5% sobre 2002, frente al 10,4% que creció ese año, y cifras en torno al 8/9% en años anteriores) coincide, asimismo, con una ralentización en el ritmo de entrada de inmigrantes.

Lección de economía, y van...

En La Vanguardia, el presidente del Gremi de Joguines al Detall de Barcelona, nos proporciona una nueva lección de economía "al revés".

"Muntaner aseguró que determinadas tiendas se hacen con algunos artículos que ya están prácticamente agotados para sacarlos a la venta el 5 de enero "pero con precios de escándalo". Así, según el gremio de jugueteros, artículos que se venden al precio de 45 euros se pueden llegar a encontrar el último día a 180 euros."

Vaya, vaya. La ley de la oferta y la demanda: cuanto más escaso un producto, más elevado es su precio.

"Para evitar este tipo de situaciones, Muntaner aconseja no esperar hasta el último momento para hacer las compras. Esta última semana, los más retrasados en las compras de juguetes se encontrarán con que siete artículos ya están agotados."

Es igual. Si no esperamos, serán otros los que se encuentren con los juguetes agotados (si es que la oferta es "constante" durante todo el periodo navideño).

A continuación, sigue la lección de economía, pero esta vez "economía política":

"El presidente del gremio aconsejó a los consumidores que desconfíen de los establecimientos que sólo venden juguetes coincidiendo con las Navidades, época que concentra más del 70% de las ventas del sector [...] "Hay tiendas de oportunidades que aprovechan esta época para vender juguetes, algunos de los cuales no cumplen con la normativa de seguridad", señaló Muntaner. "También existen grandes almacenes que utilizan el juguete de oferta como gancho para incitar a la compra de otros productos".

Malvados competidores, ¡cómo se atreven!

Y para remachar, economía de la publicidad:

""Los juguetes que tienen mayor demanda son los que se anuncian en televisión", corroboró el presidente del gremio."

¿Cada vez más xenófobos los españoles? ¿Tanto más?

Una de las noticias del día es la del aumento del rechazo que manifiestan los españoles hacia los inmigrantes. El títular del ABC vale por el de muchos periódicos: "El rechazo en España a los inmigrantes pasa del 8 al 32% desde 1996, según los estudios del CIS". No digo que no sea cierto el que aumenten las actitudes de rechazo, lo que me llama la atención es un cambio tan notable, pues no encaja con los cambios suaves que se pueden observar en determinadas preguntas de los barómetros del CIS.

En realidad ese "rechazo" no se corresponde con ninguna pregunta, sino con un indicador construido a partir de varias preguntas, mediante la técnica conocida como "análisis de componentes principales", que intenta extraer de una multiplicidad de variables unos pocos factores generales que den razón de la variación de una muestra respecto del asunto que se estudia.

Tiene una utilidad diacrónica: imaginemos que tenemos 100 variables, y que todas ellas, grosso modo, vienen a medir lo mismo (por ejemplo: son todas medidas aproximadas de la temperatura de determinados puntos del planeta); si las reducimos a un único factor (temperatura "global") nos será más fácil observar la evolución del fenómeno subyacente (variación del clima) que si tuviéramos que analizar la evolución de cada una de las 100 variables.

Uno de los problemas que podemos tener es que el número de variables cambie mucho de un punto en el tiempo (un año, por ejemplo) a otro. Esto es especialmente grave si las variables que faltan son de las que más aportan al factor común. Algo así puede ocurrir con el estudio del CIS que da pie a las noticias. Se trata del libro La activación de la xenofobia en España, de Mª ángeles Cea D'Ancona, publicado recientemente por el CIS. La autora es clara:

"La finalidad [del análisis de conglomerados] es obtener una tipología de actitudes y las características que definen cada tipo en la encuesta. Con ello se quiere comprobar si ha habido variaciones con el paso del tiempo, an siendo conscientes de los problemas de comparabilidad detectados en ellas [las encuestas]. En la interpretación de los resultados, recuérdese que, exceptuando la encuesta de 1996, ni todas las dimensiones latentes están integradas por todos los indicadores que la forman en los tres barómetros analizados [...] ni todas las dimensiones participan en el análisis, al no haberse incluido alguno de sus indicadores en sus cuestionarios respectivos."

Vaya. ¿Son las omisiones lo suficientemente relevantes? La autora parte de 10 dimensiones latentes en el estudio de 1996. ¿Con cuáles se va quedando?

"En el barómetro de febrero de 2000 únicamente se omite la variable latente postura ante los partidos racistas". Por coincidencia, claro, el número de reacios casi no varía, del 8 al 10%. Dicha dimensión se omite en los barómetros siguientes. No lo dice ahí, pero sí se ve en una página anterior (p. 31) que la dimensión de "derechos sociales" pasa de basarse en 9 variables a hacerlo en sólo 1. En "política inmigratoria" se prescinde de 4 de las 8 variables. En "discriminación étnica" de prescinde de 2 de 4. En "aceptación del inmigrante" se prescinde de 1 de 3. En "temor al asentamiento de inmigrantes" se prescinde de 1 de 2.

"En el barómetro de febrero de 2001 se excluyen además cuatro dimensiones latentes: derechos de ciudadanía, imagen tópica negativa del inmigrante, discriminación étnica y violencia contra inmigrantes". También por coincidencia, ahora sí que varía claramente el porcentaje de reacios, pasa al 19%. Las omisiones se mantienen en el barómetro de junio de 2002, con la excepción de la "imagen tópica negativa". Además, en "sociabilidad con marroquíes" se prescinde en 2002 de 3 de las 4 variables usadas antes.

"También se excluyen variables sociodemográficas en los barómetros. Sólo en la encuesta de 1996 participan las nueve variables sociodemográficas elegidas para la realización de la tipología. En los tres barómetros lamentablemente se omiten tres variables sociodemográficas clave: ingresos, clase social (subjetiva) y religiosidad. Dos de estas variables, clase social y religiosidad, han mostrado poder discriminatorio significativo [...]".

En realidad los barómetros de febrero de 2001 y junio de 2002 son los más comparables. Efectivamente, se observa un aumento de los reacios (19 a 28%), pero no tan grande como sugieren los titulares de prensa. En un Apéndice cronológico al libro, se muestra que el número de reacios aumentó hasta el 30% en 2003, pero, de nuevo, de 2002 a 2003 se "cae" una dimensión latente (página 346).

En definitiva, la comparación efectuada entre las distintas encuestas resulta dudosa, pues varían mucho las dimensiones actitudinales consideradas y las variables detrás de dichas dimensiones. Una solución al problema que observamos habría sido la de estudiar las variables comunes a todos los estudios, pero no se ha hecho así.

Prescindiendo del problema de la comparación diacrónica, ¿significan algo los porcentajes de "tolerantes", "ambivalentes" y "reacios" en los que se basa dicha comparación? Creo que no mucho, como implícitamente admite la autora en una nota a pie de página:

"En una indagación previa [...] en la encuesta de 1996, pero exclusivamente con los 41 indicadores de racismo (se excluyeron [...] las variables sociodemográficas [...]), los porcentajes [...] difieren [...] el 67% fueron clasificados como tolerantes [41% en el texto que analizamos], el 27% como ambivalentes [51%] y sólo un 6% como reacios [8%]."

Es decir, depende de las variables que se utilicen y, por supuesto, de la técnica de agregación, así tendremos grupos mayores o menores. Que esas agrupaciones signifiquen realmente algo más allá de una decisión arbitraria del investigador (otro caso
aquí) es otro cantar.